/ miércoles 25 de abril de 2018

Debate: 18 de abril, Ciudad de México

En disputa los comicios para tomar las riendas de la capital. Seis de ellos contarán con el apoyo de los partidos y uno buscará el puesto por la vía independiente. Esto luego de que el Consejo General del Instituto Electoral de la Ciudad de México (IECM) aprobó por unanimidad el pasado jueves, la solicitud de registro de los siete aspirantes al cargo de Jefatura de Gobierno. De acuerdo a la periodista Catalina Noriega, desolador y un nivel impropio, incluso para quinceañeros, confirmaron su ignorancia, de lo que supone estar al frente de una megalópolis. Ni la –según su arrogancia- “docta” esclava de López Obrador Claudia Sheinbaum, ni la representante del Frente por México (Alejandra Barrales), ducha en ostentar cargos en varias administraciones capitalinas, pudieron siquiera esbozar ideas originales en los renglones de Urbanismo y Seguridad.

A Mikel Arriola le faltaron tablas. Quien provenía como independiente, por la sociedad civil (Lorena Osornio), daba grima su nivel de lenguaje, soltura para expresarse y falta de coordinación mental. Una Purificación Carpinteyro, con ademán hitleriano y vacío neuronal. Algo más hilvanada, Mariana Boy, del Verde Ecologista, y el “Superbarrio” Marco Rascón, quien jamás debió alejarse de la cocina de sus restaurantes. Vergüenza debería darles gritotear que “ganaron”, cuando los espectadores, atónitos y “anonadados”, reflexionaban sobre el horror futuro y la tragedia de estar un sexenio en manos de un o una mequetrefe. Obvio, la ciudad acabará de devorarnos en el pleno caos. Dos horas que discurrieron entre atacarse unos a otros y lanzar las mismas propuestas. Para acabar con la delincuencia, al unísono, se hacían competencia por ver quién colocaría más, miles y miles de cámaras, como si las tantas que hay hubieran servido para algo.

La CDMX está desde hace 20 años condenada a la ambición y el secuestro, de una mafia de corruptos, que manipulan estructuras gansteriles –reditúan enormes ganancias- y compran voluntades, mediante dádivas. Y de que haya diferencia entre PRD y Morena, ninguna. Un debate, que abrió los ojos de un sector aterrado frente a la mediocridad.

En disputa los comicios para tomar las riendas de la capital. Seis de ellos contarán con el apoyo de los partidos y uno buscará el puesto por la vía independiente. Esto luego de que el Consejo General del Instituto Electoral de la Ciudad de México (IECM) aprobó por unanimidad el pasado jueves, la solicitud de registro de los siete aspirantes al cargo de Jefatura de Gobierno. De acuerdo a la periodista Catalina Noriega, desolador y un nivel impropio, incluso para quinceañeros, confirmaron su ignorancia, de lo que supone estar al frente de una megalópolis. Ni la –según su arrogancia- “docta” esclava de López Obrador Claudia Sheinbaum, ni la representante del Frente por México (Alejandra Barrales), ducha en ostentar cargos en varias administraciones capitalinas, pudieron siquiera esbozar ideas originales en los renglones de Urbanismo y Seguridad.

A Mikel Arriola le faltaron tablas. Quien provenía como independiente, por la sociedad civil (Lorena Osornio), daba grima su nivel de lenguaje, soltura para expresarse y falta de coordinación mental. Una Purificación Carpinteyro, con ademán hitleriano y vacío neuronal. Algo más hilvanada, Mariana Boy, del Verde Ecologista, y el “Superbarrio” Marco Rascón, quien jamás debió alejarse de la cocina de sus restaurantes. Vergüenza debería darles gritotear que “ganaron”, cuando los espectadores, atónitos y “anonadados”, reflexionaban sobre el horror futuro y la tragedia de estar un sexenio en manos de un o una mequetrefe. Obvio, la ciudad acabará de devorarnos en el pleno caos. Dos horas que discurrieron entre atacarse unos a otros y lanzar las mismas propuestas. Para acabar con la delincuencia, al unísono, se hacían competencia por ver quién colocaría más, miles y miles de cámaras, como si las tantas que hay hubieran servido para algo.

La CDMX está desde hace 20 años condenada a la ambición y el secuestro, de una mafia de corruptos, que manipulan estructuras gansteriles –reditúan enormes ganancias- y compran voluntades, mediante dádivas. Y de que haya diferencia entre PRD y Morena, ninguna. Un debate, que abrió los ojos de un sector aterrado frente a la mediocridad.