/ sábado 26 de octubre de 2019

El caso Culiacán y el derecho a opinar

Mucho se ha hablado de lo ocurrido en Culiacán el pasado jueves 17 de octubre, y no es para menos, porque se trata de un hecho sin precedente. No obstante, casi no se ha hablado sobre el derecho a opinar al que, según el Movimiento Regeneración Nacional, no tienen algunos mexicanos.
Así es. Yeidckol Polevnsky, presidente nacional de Morena, se atrevió a prohibir el ejercicio del derecho a la libre manifestación de las opiniones e ideas consagrado el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y en los artículos 6o. y 7o. constitucionales.
“Es inviolable la libertad de difundir opiniones, información e ideas, a través de cualquier medio”, establece el artículo 7o. constitucional. Sin embargo, Polevnsky asegura que hay quienes “no tienen derecho a opinar”, porque, según ella, se trata de una “jauría de críticos” de extrema derecha. Así, ejerciendo plenamente su derecho a la libre manifestación de las ideas, pero negándole a otros el legítimo derecho a hacerlo, la presidente nacional de Morena demanda que no se critique al presidente Andrés Manuel López Obrador.
Muy indignada ella, exigió no opinar ni criticar “el que un hombre haga las cosas bien”. Lo que no dijo, es que hay -al menos- seis versiones de cómo es que ese hombre “hizo las cosas bien”. O sea, seis versiones que dejan más dudas que respuestas sobre el fallido operativo para detener a Ovidio Guzmán López.
Sobre el caso Culiacán no se cuestiona que, con la decisión de dejar que Ovidio Guzmán ejerza plenamente sus Derechos Humanos, se salvaron vidas y se evitó una masacre; lo cuestionable es por qué estuvieron en riesgo esas vidas y por qué estuvo a punto de ocurrir una masacre. He ahí el “pequeño” detalle. Y es que y como bien lo dijo el caricaturista Rictus: No se trata de pedir más sangre o matazones sin sentido, pedir operativos eficaces y autoridades competentes es para evitar justo aquello. Claro que entenderlo así desde el adoctrinamiento y el fanatismo está muy cañón.
El problema entonces no es que a Morena, a Polensky y a Andrés Manuel López Obrador (como candidato y como presidente) les interese tanto la opinión de los demás, el problema es que sólo quieren opiniones que los favorezcan y que, cuando eso no sucede, lancen su típica ofensiva verbal.
Finalizo en esta ocasión citando lo dicho alguna vez por el abogado, político y octavo presidente de los Estados Unidos de América, Martin Van Buren: “Hay un poder en la opinión pública que hay que agradecer porque es el más honesto y el mejor de todos los poderes, que no tolerará que un hombre incompetente o indigno tenga en sus manos débiles o malvadas la vida de sus conciudadanos”.

laecita.wordpress.com
laecita@gmail.com

Mucho se ha hablado de lo ocurrido en Culiacán el pasado jueves 17 de octubre, y no es para menos, porque se trata de un hecho sin precedente. No obstante, casi no se ha hablado sobre el derecho a opinar al que, según el Movimiento Regeneración Nacional, no tienen algunos mexicanos.
Así es. Yeidckol Polevnsky, presidente nacional de Morena, se atrevió a prohibir el ejercicio del derecho a la libre manifestación de las opiniones e ideas consagrado el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y en los artículos 6o. y 7o. constitucionales.
“Es inviolable la libertad de difundir opiniones, información e ideas, a través de cualquier medio”, establece el artículo 7o. constitucional. Sin embargo, Polevnsky asegura que hay quienes “no tienen derecho a opinar”, porque, según ella, se trata de una “jauría de críticos” de extrema derecha. Así, ejerciendo plenamente su derecho a la libre manifestación de las ideas, pero negándole a otros el legítimo derecho a hacerlo, la presidente nacional de Morena demanda que no se critique al presidente Andrés Manuel López Obrador.
Muy indignada ella, exigió no opinar ni criticar “el que un hombre haga las cosas bien”. Lo que no dijo, es que hay -al menos- seis versiones de cómo es que ese hombre “hizo las cosas bien”. O sea, seis versiones que dejan más dudas que respuestas sobre el fallido operativo para detener a Ovidio Guzmán López.
Sobre el caso Culiacán no se cuestiona que, con la decisión de dejar que Ovidio Guzmán ejerza plenamente sus Derechos Humanos, se salvaron vidas y se evitó una masacre; lo cuestionable es por qué estuvieron en riesgo esas vidas y por qué estuvo a punto de ocurrir una masacre. He ahí el “pequeño” detalle. Y es que y como bien lo dijo el caricaturista Rictus: No se trata de pedir más sangre o matazones sin sentido, pedir operativos eficaces y autoridades competentes es para evitar justo aquello. Claro que entenderlo así desde el adoctrinamiento y el fanatismo está muy cañón.
El problema entonces no es que a Morena, a Polensky y a Andrés Manuel López Obrador (como candidato y como presidente) les interese tanto la opinión de los demás, el problema es que sólo quieren opiniones que los favorezcan y que, cuando eso no sucede, lancen su típica ofensiva verbal.
Finalizo en esta ocasión citando lo dicho alguna vez por el abogado, político y octavo presidente de los Estados Unidos de América, Martin Van Buren: “Hay un poder en la opinión pública que hay que agradecer porque es el más honesto y el mejor de todos los poderes, que no tolerará que un hombre incompetente o indigno tenga en sus manos débiles o malvadas la vida de sus conciudadanos”.

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