/ jueves 7 de mayo de 2020

El derecho a estar informados

Recientemente, la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, enfatizó que los ataques a la libertad de prensa son, al mismo tiempo, ataques a nuestro derecho de estar informados.
Lo dicho por la alta comisionada adquiere mayor relevancia porque se da en el marco de dos sucesos importantes a nivel global: el Día Mundial de la Libertad de Prensa, y los efectos que, en el campo informativo, se han producido en el contexto de Covid-19.
En ese contexto, es que Bachelet ha reiterado que, dado que el periodismo es fundamental para preservar la transparencia, la responsabilidad y la buena gestión de la información a todo nivel, la libertad de prensa ahora también se constituye en un instrumento vital para combatir la pandemia; por lo tanto, es inadmisible e inaceptable que algunos Estados utilicen la crisis del nuevo coronavirus como pretexto para restringir la información y extinguir las críticas.
Indudable y lamentablemente, lo manifestado por la alta comisionada de la ONU se refleja en México, de inicio, cada vez que el presidente de la República restringe o intenta restringir información relacionada con la crisis de la pandemia, enfocándose -para no variar- en minimizar, denostar o descalificar a quienes, ejerciendo su derecho (humano y constitucional) a la libertad de opinión y de expresión, “se atreven” a criticar su gestión de la crisis en torno al nuevo coronavirus.
Por supuesto que hay varios gobiernos estatales y municipales que están siguiendo el terrible ejemplo del presidente López Obrador. Es precisamente por eso que urge que el jefe del Estado mexicano predique con buenos ejemplos, a fin de enfrentar de una mejor manera la crisis actual.
El asunto es que, por casos como el de México, la Unesco (a través de su directora general) también ha hecho un llamado para que -al menos- los Estados Miembros de dichas organizaciones tomen conciencia (y actúen en consecuencia) de que se trata de un momento en el que “estamos sumidos en la preocupación y la incertidumbre debido a la pandemia”, y que es esencialmente por eso que deben garantizar la libertad de prensa; es decir, porque sólo así podrán garantizar el derecho a la información.
En ese sentido, cabe rememorar que Nadine Gordimer planteaba acertadamente que “el problema es que la información no es el entendimiento” per se; y es que he ahí la importancia de asumir que la información es fundamental para comenzar a entender y, luego, poder comprender lo que sucede a nuestro alrededor; y para que eso suceda, es imprescindible -entre otras cosas- la libertad de prensa.
En esta ocasión, concluyo citando lo dicho alguna vez por la periodista y emprendedora social argentina, María Eugenia Estenssoro: “Es el Estado quien debe garantizar las condiciones necesarias que permitan la libre circulación de ideas y opiniones, el ejercicio de la libertad de expresión, y el derecho de acceso a la información de todos los ciudadanos, como piezas esenciales de nuestras conquistas”.


laecita@gmail.com

Recientemente, la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, enfatizó que los ataques a la libertad de prensa son, al mismo tiempo, ataques a nuestro derecho de estar informados.
Lo dicho por la alta comisionada adquiere mayor relevancia porque se da en el marco de dos sucesos importantes a nivel global: el Día Mundial de la Libertad de Prensa, y los efectos que, en el campo informativo, se han producido en el contexto de Covid-19.
En ese contexto, es que Bachelet ha reiterado que, dado que el periodismo es fundamental para preservar la transparencia, la responsabilidad y la buena gestión de la información a todo nivel, la libertad de prensa ahora también se constituye en un instrumento vital para combatir la pandemia; por lo tanto, es inadmisible e inaceptable que algunos Estados utilicen la crisis del nuevo coronavirus como pretexto para restringir la información y extinguir las críticas.
Indudable y lamentablemente, lo manifestado por la alta comisionada de la ONU se refleja en México, de inicio, cada vez que el presidente de la República restringe o intenta restringir información relacionada con la crisis de la pandemia, enfocándose -para no variar- en minimizar, denostar o descalificar a quienes, ejerciendo su derecho (humano y constitucional) a la libertad de opinión y de expresión, “se atreven” a criticar su gestión de la crisis en torno al nuevo coronavirus.
Por supuesto que hay varios gobiernos estatales y municipales que están siguiendo el terrible ejemplo del presidente López Obrador. Es precisamente por eso que urge que el jefe del Estado mexicano predique con buenos ejemplos, a fin de enfrentar de una mejor manera la crisis actual.
El asunto es que, por casos como el de México, la Unesco (a través de su directora general) también ha hecho un llamado para que -al menos- los Estados Miembros de dichas organizaciones tomen conciencia (y actúen en consecuencia) de que se trata de un momento en el que “estamos sumidos en la preocupación y la incertidumbre debido a la pandemia”, y que es esencialmente por eso que deben garantizar la libertad de prensa; es decir, porque sólo así podrán garantizar el derecho a la información.
En ese sentido, cabe rememorar que Nadine Gordimer planteaba acertadamente que “el problema es que la información no es el entendimiento” per se; y es que he ahí la importancia de asumir que la información es fundamental para comenzar a entender y, luego, poder comprender lo que sucede a nuestro alrededor; y para que eso suceda, es imprescindible -entre otras cosas- la libertad de prensa.
En esta ocasión, concluyo citando lo dicho alguna vez por la periodista y emprendedora social argentina, María Eugenia Estenssoro: “Es el Estado quien debe garantizar las condiciones necesarias que permitan la libre circulación de ideas y opiniones, el ejercicio de la libertad de expresión, y el derecho de acceso a la información de todos los ciudadanos, como piezas esenciales de nuestras conquistas”.


laecita@gmail.com