/ sábado 22 de junio de 2019

Érika Yaneth Hermosillo Cerros

Previo al comercial Día del Padre, el tercer domingo de junio, el viernes 14 del mismo mes, para ser exacto, tuve la enorme satisfacción de que se me cumpliera uno de mis más grandes anhelos: la titulación de mi hija Érika Yaneth Hermosillo Cerros, con el más alto grado que hay en la educación en México, el doctorado, en este caso en Administración, otorgado por la Universidad Autónoma de Chihuahua que por unanimidad de los cinco sinodales que presidieron el examen final, quienes además le otorgaron mención honorífica a mi postulante.

Tengo colaborando en El Heraldo de Chihuahua desde 1981, dentro de dos años podré cumplir 40, si Dios lo permite y desde luego Roberto Alvarado Gates, ahora merecidamente nombrado director general de uno de los más importantes rotativos de la OEM, como lo es El Heraldo de Chihuahua. Esto viene a cuento porque nunca en estas casi cuatro décadas en que he sido parte de este medio de información, unos tiempos como trabajador directo y los más como colaborador en los espacios editoriales, de opinión o de análisis político, he utilizado el periódico para elogios o apoyo personales o familiares.

Pero en este caso es mi hija Érika y, los hijos son y siempre serán lo más importante de la vida, de mi vida cuando menos, y no quiero rogar o pedir un apoyo simplemente para favorecerla sino hacer una exposición de la entrega a su trabajo, por cierto reconocido por muchísimos de los que han sido sus alumnos, por el esfuerzo de su preparación y del injusto reconocimiento de la esfera oficial o patronal en este caso.

La doctora Érika Hermosillo Cerros cumplirá en enero 14 años como docente de la Facultad de Contaduría y Administración, campus Delicias, de la Universidad Autónoma de Chihuahua y, curiosa o circunstancialmente no ha tenido en todo ese tiempo oportunidad de lograr una base en la facultad, menos tiempo completo o medio tiempo, mientras que, prospectos han entrado a laborar y al poco tiempo se han tropezado con su base o sus horas completas que les permitirá vivir con decoro el resto de sus días. ¿Es más redituable tener buenos amigos que preparación?

El caso de la doctora Hermosillo en la Facultad de Contaduría y Administración es verdaderamente patético, su desempeño docente, como el de algunos que no están en la gracia del poder o de la mafia del poder, como diría el presidente López Obrador, es en base a un contrato asimilado al salario, un salario ridículo para la importancia de su desempeño y un contrato al que ni siquiera les permiten tomar una foto porque el tiempo que les dan para leerlo es mínimo, nada más falta que sus exiguas quincenas se les entregue como tienda de raya, con vales para despensas o lo que más urgente necesiten.

¿Y esto hace la universidad? La universidad del rector Luis Fierro, quien quiere modernizarla y ponerla a la altura de las mejores, si no del mundo si cuando menos de México. Una universidad de mentiras y de frustraciones y parcela de poder de unos cuantos, sin importar su nivel académico.

¿Pero esto es lo justo, es lo que merecen los alumnos que le ponen todo su empeño para sobresalir, es lo que merecen los mexicanos bien nacidos?

En su tránsito por lograr su superación personal en el doctorado fue la mejor alumna de la academia con 9.82; aprobada por unanimidad por sus cinco sinodales, quienes decidieron además agregarle mención honorífica.

Previo al comercial Día del Padre, el tercer domingo de junio, el viernes 14 del mismo mes, para ser exacto, tuve la enorme satisfacción de que se me cumpliera uno de mis más grandes anhelos: la titulación de mi hija Érika Yaneth Hermosillo Cerros, con el más alto grado que hay en la educación en México, el doctorado, en este caso en Administración, otorgado por la Universidad Autónoma de Chihuahua que por unanimidad de los cinco sinodales que presidieron el examen final, quienes además le otorgaron mención honorífica a mi postulante.

Tengo colaborando en El Heraldo de Chihuahua desde 1981, dentro de dos años podré cumplir 40, si Dios lo permite y desde luego Roberto Alvarado Gates, ahora merecidamente nombrado director general de uno de los más importantes rotativos de la OEM, como lo es El Heraldo de Chihuahua. Esto viene a cuento porque nunca en estas casi cuatro décadas en que he sido parte de este medio de información, unos tiempos como trabajador directo y los más como colaborador en los espacios editoriales, de opinión o de análisis político, he utilizado el periódico para elogios o apoyo personales o familiares.

Pero en este caso es mi hija Érika y, los hijos son y siempre serán lo más importante de la vida, de mi vida cuando menos, y no quiero rogar o pedir un apoyo simplemente para favorecerla sino hacer una exposición de la entrega a su trabajo, por cierto reconocido por muchísimos de los que han sido sus alumnos, por el esfuerzo de su preparación y del injusto reconocimiento de la esfera oficial o patronal en este caso.

La doctora Érika Hermosillo Cerros cumplirá en enero 14 años como docente de la Facultad de Contaduría y Administración, campus Delicias, de la Universidad Autónoma de Chihuahua y, curiosa o circunstancialmente no ha tenido en todo ese tiempo oportunidad de lograr una base en la facultad, menos tiempo completo o medio tiempo, mientras que, prospectos han entrado a laborar y al poco tiempo se han tropezado con su base o sus horas completas que les permitirá vivir con decoro el resto de sus días. ¿Es más redituable tener buenos amigos que preparación?

El caso de la doctora Hermosillo en la Facultad de Contaduría y Administración es verdaderamente patético, su desempeño docente, como el de algunos que no están en la gracia del poder o de la mafia del poder, como diría el presidente López Obrador, es en base a un contrato asimilado al salario, un salario ridículo para la importancia de su desempeño y un contrato al que ni siquiera les permiten tomar una foto porque el tiempo que les dan para leerlo es mínimo, nada más falta que sus exiguas quincenas se les entregue como tienda de raya, con vales para despensas o lo que más urgente necesiten.

¿Y esto hace la universidad? La universidad del rector Luis Fierro, quien quiere modernizarla y ponerla a la altura de las mejores, si no del mundo si cuando menos de México. Una universidad de mentiras y de frustraciones y parcela de poder de unos cuantos, sin importar su nivel académico.

¿Pero esto es lo justo, es lo que merecen los alumnos que le ponen todo su empeño para sobresalir, es lo que merecen los mexicanos bien nacidos?

En su tránsito por lograr su superación personal en el doctorado fue la mejor alumna de la academia con 9.82; aprobada por unanimidad por sus cinco sinodales, quienes decidieron además agregarle mención honorífica.