/ jueves 22 de abril de 2021

Fraseario | De la esperanza a las falacias

Han pasado más de ocho años desde que Morena y su líder, Andrés Manuel López Obrador, comenzaron a vender la idea de que eran “la esperanza de México”. Idea en la que -como ya se sabe- muchos creyeron ciegamente, y así a ciegas compraron.
Hoy, ocho años después, aquel estado de ánimo centrado en alcanzar lo que se deseaba sólo ha llegado en plenitud para López Obrador; para el resto (morenistas o no, “amlovers” o no), sólo han llegado falacias (engaños, fraudes o mentiras).

Sí, han sido años y años de mentiras, pero fue a partir del 3 de diciembre de 2018 cuando, a través de los monólogos del presidente (las mal llamadas conferencias de prensa matutinas mejor conocidas como las “mañaneras”), Andrés Manuel López Obrador oficializó, fomentó y naturalizó la “pérdida del valor de la verdad, el uso frecuente y sin recato de mentiras, medias verdades y datos no verificables", situación que ha quedado documentada y evidenciada en distintos informes elaborados por varios organismos no gubernamentales.

Por ejemplo, en “Distorsión: El discurso contra la realidad”, Artículo 19 consigna el hecho de que los “otros datos” que el presidente dice tener parecen no existir en los acervos documentales de las dependencias a su cargo y que solicitar evidencia documental que sostenga esas afirmaciones es entrar a un gran laberinto burocrático que -por lo general- lleva a corroborar que tales datos no existen.

Por su parte, Signos Vitales México, en su reporte “El valor de la verdad”, exhibe -entre otras cosas- que parte de la estrategia del presidente López Obrador consiste en fragmentar o eliminar la verdad, fórmula que complementa con el culto a la mentira y el uso de los “otros datos”; de tal modo que la única verdad que puede y debe prevalecer en el país es la que el mandatario disponga, provea y coloque diariamente en los medios de comunicación.

Por otro lado, en su infografía #50 (con datos actualizados al 15 de abril), SPIN Taller de Comunicación Política revela que, desde que iniciaron las mañaneras, el presidente diariamente ha hecho -en promedio- 86 afirmaciones no verdaderas y que, a lo largo de 867 días de gobierno y 587 mañaneras, ese tipo de afirmaciones suman 50,324; cantidad que supera -por mucho- las 30,573 afirmaciones falsas o engañosas que Donald Trump hizo durante los cuatro años de su mandato, según el conteo de The Washington Post.

Así, frente a ese escenario, resulta imposible no relacionarlo con lo expresado por el escritor e historiador ruso Aleksandr Solzhenitsyn en el sentido de que en nuestro país la mentira se ha convertido no sólo en una categoría moral, sino en un pilar del Estado.
En esta ocasión, finalizo parafraseando lo dicho alguna vez (refiriéndose a Richard Nixon) por el trigésimo tercer presidente de los Estados Unidos de América: López Obrador es un espurio "mentiroso y nada bueno. Puede mentir por ambos lados de la boca al mismo tiempo, e incluso si se sorprendiera diciendo la verdad, mentiría sólo para mantener su mano adentro".

laecita@gmail.com

Han pasado más de ocho años desde que Morena y su líder, Andrés Manuel López Obrador, comenzaron a vender la idea de que eran “la esperanza de México”. Idea en la que -como ya se sabe- muchos creyeron ciegamente, y así a ciegas compraron.
Hoy, ocho años después, aquel estado de ánimo centrado en alcanzar lo que se deseaba sólo ha llegado en plenitud para López Obrador; para el resto (morenistas o no, “amlovers” o no), sólo han llegado falacias (engaños, fraudes o mentiras).

Sí, han sido años y años de mentiras, pero fue a partir del 3 de diciembre de 2018 cuando, a través de los monólogos del presidente (las mal llamadas conferencias de prensa matutinas mejor conocidas como las “mañaneras”), Andrés Manuel López Obrador oficializó, fomentó y naturalizó la “pérdida del valor de la verdad, el uso frecuente y sin recato de mentiras, medias verdades y datos no verificables", situación que ha quedado documentada y evidenciada en distintos informes elaborados por varios organismos no gubernamentales.

Por ejemplo, en “Distorsión: El discurso contra la realidad”, Artículo 19 consigna el hecho de que los “otros datos” que el presidente dice tener parecen no existir en los acervos documentales de las dependencias a su cargo y que solicitar evidencia documental que sostenga esas afirmaciones es entrar a un gran laberinto burocrático que -por lo general- lleva a corroborar que tales datos no existen.

Por su parte, Signos Vitales México, en su reporte “El valor de la verdad”, exhibe -entre otras cosas- que parte de la estrategia del presidente López Obrador consiste en fragmentar o eliminar la verdad, fórmula que complementa con el culto a la mentira y el uso de los “otros datos”; de tal modo que la única verdad que puede y debe prevalecer en el país es la que el mandatario disponga, provea y coloque diariamente en los medios de comunicación.

Por otro lado, en su infografía #50 (con datos actualizados al 15 de abril), SPIN Taller de Comunicación Política revela que, desde que iniciaron las mañaneras, el presidente diariamente ha hecho -en promedio- 86 afirmaciones no verdaderas y que, a lo largo de 867 días de gobierno y 587 mañaneras, ese tipo de afirmaciones suman 50,324; cantidad que supera -por mucho- las 30,573 afirmaciones falsas o engañosas que Donald Trump hizo durante los cuatro años de su mandato, según el conteo de The Washington Post.

Así, frente a ese escenario, resulta imposible no relacionarlo con lo expresado por el escritor e historiador ruso Aleksandr Solzhenitsyn en el sentido de que en nuestro país la mentira se ha convertido no sólo en una categoría moral, sino en un pilar del Estado.
En esta ocasión, finalizo parafraseando lo dicho alguna vez (refiriéndose a Richard Nixon) por el trigésimo tercer presidente de los Estados Unidos de América: López Obrador es un espurio "mentiroso y nada bueno. Puede mentir por ambos lados de la boca al mismo tiempo, e incluso si se sorprendiera diciendo la verdad, mentiría sólo para mantener su mano adentro".

laecita@gmail.com