/ jueves 28 de marzo de 2024

Hacia una cultura de paz | El país de “no pasa nada”

Estamos en tiempos electorales y en unas semanas, el “cónclave” del Instituto Nacional Electoral soltará humo blanco para anunciar: “Habemus Praesidentis”. Por primera vez en la historia de México, la silla de la Regente, -como sucedía con los Santos Pontífices electos en El Vaticano- no tendrá un hoyo en el asiento por el cuál, el Palpati introducía la mano para corroborar y tocar la masculinidad del Papa. Esta vez, sabemos que es necesario. Se acerca también el momento de hacer un balance general de los resultados obtenidos del presidente durante el sexenio, la dinámica gubernamental, sus aciertos, sus errores y se eligirá una palabra, con la cuál será recordado. Salinas fue, “El Tranza”; Vicente Fox, “El Chachalacas”; Felipe Calderón, “El Borolas Borrachín”; Peña Nieto “El Listillo” y a AMLO, le quedaría bien “El No Pasa Nada” o El Mentirillas”.

Este próximo ex mandatario diestro en el arte de la desinformación, la manipulación y el del engaño, dijo más mentiras que todos los expresidentes de México juntos. En los momentos en el el país ardía por la violencia, dijo que no pasaba nada porque era un país seguro. Negó los altos niveles de violencia, la grave situación del COVID-19, los repuntes de los homicidios y los feminicidios, las más de 166 mil muertes por víctimas del crimen, las masacres, la corrupción y la crisis de inseguridad que atravesamos. Dijo que no pasaba nada,

todo está bien y que íbamos bien, bien, bien. A unos meses de irse, continúan las negaciones como que esté interviniendo en las elecciones a favor de Sheinbaum, que espíe a periodistas y opositores, la militarización del país y los sobres amarillos de los jugosos sobornos y del Cash. “Hay que abrazarse, no pasa nada” dijo ante la pandemia del COVID y dice ante la inseguridad. Pasarán los años y jamás reconocerá que las cosas estuvieron mal o peor, que nunca antes.

La frase “No pasa nada” pareciera inofensiva y graciosa, pero tiene efectos muy profundos, porque la realidad es que Sí Pasa. Vivimos en el país donde sí pasa algo, por más “no pasa nada” que diga AMLO. Pasan los homicidios, pasan los feminicidios, pasan los desaparecidos, pasa la pobreza, pasa la corrupción y todo pasa. El 24 de marzo se celebró el “Día Internacional del Derecho a la Verdad” en el contexto de las violaciones graves a derechos humanos y a la dignidad de las víctimas.

En ese día se promueve la memoria de las víctimas de violaciones graves y sistemáticas de derechos humanos, y resalta la importancia del derecho a la verdad y la justicia. Este derecho se alinea al Objetivo de Desarrollo Sostenible 16, que promueve sociedades pacíficas, proporciona acceso a la justicia y la construcción de instituciones eficaces. La transparencia, la rendición de cuentas y el acceso a la justicia son fundamentales para lograrlo.

Que ese día sea más profundo y que decir la verdad se extienda a todas las personas, sobre todo al presidente. Escribió Epicteto: El pueblo tiene derecho a la verdad como a la vida, a la libertad y a la búsqueda de la felicidad. Sabiendo la verdad se puede exigir, lucha contra la corrupción y la mentira; tomar decisiones responsables e informadas y conocer la verdad del país. El primer paso para cambiar algo, es reconocerlo y si no se acepta, no se puede transformar. Si de cuarta transformación se trata, que comience por decir la verdad, porque si no se reconoce, se anula la dignidad humana. Negar que hay violencia, también es violencia. AMLO vive en el país de no pasa nada, pero las y los mexicanos, vivimos en otro lugar.

Yanez_flor@hotmail.com

Estamos en tiempos electorales y en unas semanas, el “cónclave” del Instituto Nacional Electoral soltará humo blanco para anunciar: “Habemus Praesidentis”. Por primera vez en la historia de México, la silla de la Regente, -como sucedía con los Santos Pontífices electos en El Vaticano- no tendrá un hoyo en el asiento por el cuál, el Palpati introducía la mano para corroborar y tocar la masculinidad del Papa. Esta vez, sabemos que es necesario. Se acerca también el momento de hacer un balance general de los resultados obtenidos del presidente durante el sexenio, la dinámica gubernamental, sus aciertos, sus errores y se eligirá una palabra, con la cuál será recordado. Salinas fue, “El Tranza”; Vicente Fox, “El Chachalacas”; Felipe Calderón, “El Borolas Borrachín”; Peña Nieto “El Listillo” y a AMLO, le quedaría bien “El No Pasa Nada” o El Mentirillas”.

Este próximo ex mandatario diestro en el arte de la desinformación, la manipulación y el del engaño, dijo más mentiras que todos los expresidentes de México juntos. En los momentos en el el país ardía por la violencia, dijo que no pasaba nada porque era un país seguro. Negó los altos niveles de violencia, la grave situación del COVID-19, los repuntes de los homicidios y los feminicidios, las más de 166 mil muertes por víctimas del crimen, las masacres, la corrupción y la crisis de inseguridad que atravesamos. Dijo que no pasaba nada,

todo está bien y que íbamos bien, bien, bien. A unos meses de irse, continúan las negaciones como que esté interviniendo en las elecciones a favor de Sheinbaum, que espíe a periodistas y opositores, la militarización del país y los sobres amarillos de los jugosos sobornos y del Cash. “Hay que abrazarse, no pasa nada” dijo ante la pandemia del COVID y dice ante la inseguridad. Pasarán los años y jamás reconocerá que las cosas estuvieron mal o peor, que nunca antes.

La frase “No pasa nada” pareciera inofensiva y graciosa, pero tiene efectos muy profundos, porque la realidad es que Sí Pasa. Vivimos en el país donde sí pasa algo, por más “no pasa nada” que diga AMLO. Pasan los homicidios, pasan los feminicidios, pasan los desaparecidos, pasa la pobreza, pasa la corrupción y todo pasa. El 24 de marzo se celebró el “Día Internacional del Derecho a la Verdad” en el contexto de las violaciones graves a derechos humanos y a la dignidad de las víctimas.

En ese día se promueve la memoria de las víctimas de violaciones graves y sistemáticas de derechos humanos, y resalta la importancia del derecho a la verdad y la justicia. Este derecho se alinea al Objetivo de Desarrollo Sostenible 16, que promueve sociedades pacíficas, proporciona acceso a la justicia y la construcción de instituciones eficaces. La transparencia, la rendición de cuentas y el acceso a la justicia son fundamentales para lograrlo.

Que ese día sea más profundo y que decir la verdad se extienda a todas las personas, sobre todo al presidente. Escribió Epicteto: El pueblo tiene derecho a la verdad como a la vida, a la libertad y a la búsqueda de la felicidad. Sabiendo la verdad se puede exigir, lucha contra la corrupción y la mentira; tomar decisiones responsables e informadas y conocer la verdad del país. El primer paso para cambiar algo, es reconocerlo y si no se acepta, no se puede transformar. Si de cuarta transformación se trata, que comience por decir la verdad, porque si no se reconoce, se anula la dignidad humana. Negar que hay violencia, también es violencia. AMLO vive en el país de no pasa nada, pero las y los mexicanos, vivimos en otro lugar.

Yanez_flor@hotmail.com