/ martes 20 de febrero de 2024

La acción y las habilidades son la clave 

La semana pasada tuve la oportunidad de escuchar una plática interesante en una reunión de desarrollo económico. El expositor comentó que, en la actualidad, dada la rapidez con la que avanza la tecnología y los desafíos globales sin precedentes que enfrentamos, la creación de un ecosistema de emprendimiento y empresas de base científico-tecnológica sólida no es sólo una opción, sino una necesidad imperativa. Estos comentarios fueron para apoyar el desafío de fortalecer este ecosistema a través de tres pilares fundamentales: garantía de energía, talento especializado e infraestructura. También, presenta propuestas concretas para fomentar la participación de inversionistas ángeles y el desarrollo de habilidades relevantes entre los emprendedores. El primer reto es garantizar energía alcanzable y sostenible. La transición hacia fuentes de energía renovables y la eficiencia energética en las operaciones comerciales son fundamentales en un mundo donde la sostenibilidad se ha convertido en una realidad. No obstante, para lograrlo, es necesario no sólo invertir grandes cantidades de dinero, sino también transformar la mentalidad de los empresarios y los encargados de la política pública. La acción en este ámbito debe centrarse en fomentar la adopción de tecnologías limpias y asegurarse de que las regulaciones apoyen esta transición en lugar de obstaculizarla. El segundo gran reto es atraer y retener talento especializado. La innovación empresarial en áreas de alta tecnología requiere habilidades que rara vez están disponibles en el mercado laboral. Por lo tanto, es esencial no sólo atraer a estos talentos, sino también brindarles las condiciones para que se desarrollen y permanezcan en los negocios. Esto implica cambios en los sistemas educativos para adaptarlos a las demandas del mercado y la implementación de políticas que faciliten la movilidad de empleados altamente calificados a nivel internacional. Contar con instalaciones que permitan la producción a escala de innovaciones e implementar actividades de investigación y desarrollo, siendo esenciales en cuanto a infraestructura. Esto incluye parques tecnológicos, laboratorios completos, y redes de comunicaciones de vanguardia. Pero también, es importante considerar la construcción de la infraestructura como una oportunidad de inversión para el sector privado, no sólo para el gobierno. En respuesta a estos desafíos, sugiero dos medidas específicas. Primero, incrementar el número de inversionistas ángeles, esto se puede lograr mediante la implementación de políticas fiscales que fomenten la inversión en empresas emergentes y de base tecnológica, así como mediante la creación de espacios que faciliten la comunicación entre emprendedores e inversionistas. Segundo, ayudar a los emprendedores a desarrollar habilidades como pensamiento crítico, adaptabilidad, y habilidades digitales. Esto podría lograrse mediante programas de capacitación y mentoría, así como mediante la promoción de la educación continua. Por último, aunque la difusión de estas iniciativas es importante, es fundamental pasar de las palabras a la acción. Se requiere compromiso, inversión, y, sobre todo, acciones concretas. A través de estas acciones, no sólo podemos superar los desafíos actuales, sino que también podemos construir un futuro más próspero y sostenible para el entorno de emprendimiento y empresas basadas en la ciencia y la tecnología.


La semana pasada tuve la oportunidad de escuchar una plática interesante en una reunión de desarrollo económico. El expositor comentó que, en la actualidad, dada la rapidez con la que avanza la tecnología y los desafíos globales sin precedentes que enfrentamos, la creación de un ecosistema de emprendimiento y empresas de base científico-tecnológica sólida no es sólo una opción, sino una necesidad imperativa. Estos comentarios fueron para apoyar el desafío de fortalecer este ecosistema a través de tres pilares fundamentales: garantía de energía, talento especializado e infraestructura. También, presenta propuestas concretas para fomentar la participación de inversionistas ángeles y el desarrollo de habilidades relevantes entre los emprendedores. El primer reto es garantizar energía alcanzable y sostenible. La transición hacia fuentes de energía renovables y la eficiencia energética en las operaciones comerciales son fundamentales en un mundo donde la sostenibilidad se ha convertido en una realidad. No obstante, para lograrlo, es necesario no sólo invertir grandes cantidades de dinero, sino también transformar la mentalidad de los empresarios y los encargados de la política pública. La acción en este ámbito debe centrarse en fomentar la adopción de tecnologías limpias y asegurarse de que las regulaciones apoyen esta transición en lugar de obstaculizarla. El segundo gran reto es atraer y retener talento especializado. La innovación empresarial en áreas de alta tecnología requiere habilidades que rara vez están disponibles en el mercado laboral. Por lo tanto, es esencial no sólo atraer a estos talentos, sino también brindarles las condiciones para que se desarrollen y permanezcan en los negocios. Esto implica cambios en los sistemas educativos para adaptarlos a las demandas del mercado y la implementación de políticas que faciliten la movilidad de empleados altamente calificados a nivel internacional. Contar con instalaciones que permitan la producción a escala de innovaciones e implementar actividades de investigación y desarrollo, siendo esenciales en cuanto a infraestructura. Esto incluye parques tecnológicos, laboratorios completos, y redes de comunicaciones de vanguardia. Pero también, es importante considerar la construcción de la infraestructura como una oportunidad de inversión para el sector privado, no sólo para el gobierno. En respuesta a estos desafíos, sugiero dos medidas específicas. Primero, incrementar el número de inversionistas ángeles, esto se puede lograr mediante la implementación de políticas fiscales que fomenten la inversión en empresas emergentes y de base tecnológica, así como mediante la creación de espacios que faciliten la comunicación entre emprendedores e inversionistas. Segundo, ayudar a los emprendedores a desarrollar habilidades como pensamiento crítico, adaptabilidad, y habilidades digitales. Esto podría lograrse mediante programas de capacitación y mentoría, así como mediante la promoción de la educación continua. Por último, aunque la difusión de estas iniciativas es importante, es fundamental pasar de las palabras a la acción. Se requiere compromiso, inversión, y, sobre todo, acciones concretas. A través de estas acciones, no sólo podemos superar los desafíos actuales, sino que también podemos construir un futuro más próspero y sostenible para el entorno de emprendimiento y empresas basadas en la ciencia y la tecnología.