/ jueves 29 de julio de 2021

La mirada masculina

Por: Paulina Morales Fragoso

La mirada masculina o “male gaze” es un término que se utilizó por primera vez en 1975 en un ensayo llamado “placer visual y cine narrativo” escrito por Laura Mulvey, teórica de cine británico.

Se refiere al acto de representar, en el mundo cinematográfico, en la literatura, las artes y en la vida cotidiana, a la mujer desde una perspectiva masculina y heterosexual, que representa a las mujeres como objetos sexuales para el placer del espectador masculino heterosexual.

Esta visión tiene tres perspectivas:

- La del hombre detrás de la cámara

- La de los personajes masculinos dentro de la historia que está narrando

- La del espectador mirando la imagen


El hombre es ubicado como el sujeto activo, es quien mira, y la mujer es el objeto pasivo, la que es observada. Es decir, casi siempre se ve a la mujer desde la perspectiva del hombre.

Siempre está presente la exposición del cuerpo de la mujer. Ya sea para mostrar sus piernas, trasero, pechos o cintura. Y suelen hacerlo desde diferentes tomas o en cámara lenta.

Los personajes femeninos suelen ser relegados a ser objeto de deseo, y por sí solas no tienen gran relevancia en la narrativa. Suelen existir dependiendo de lo que representan para el héroe de la película, es el amor o el miedo que inspira en el héroe, o la preocupación que siente por ella, que lo hace actuar del modo que lo hace.

¿QUÉ CONSECUENCIAS TIENE ESTO?

Gracias a la manera en la que proyectan a las mujeres en los medios, se ha creado un estándar de belleza, un ideal de cómo se debe lucir y actuar de manera femenina.

Por lo tanto, repercute de manera psicológica en todas las mujeres e impide un libre desarrollo de su personalidad.

Desde pequeñas vemos acerca de qué es ser mujer y qué se espera de una. Este factor influye en cómo vamos construyendo nuestra identidad.

En la autoestima se ve reflejado el no poder cumplir con estos estándares. A las mujeres se les hace difícil aceptarse a sí mismas como son. Pueden aparecer diversos problemas desde temprana edad, como depresión, ansiedad y trastornos alimenticios. Así como violencia sexual, acoso callejero, cosificación, etc.

También tiene consecuencias para los hombres, pues crecen y viven con la idea de que una mujer debe tener ciertos estándares como las ven en el cine o en publicidad.

LA MIRADA FEMENINA

En contraste, tenemos el “female gaze”. Es un término un poco más reciente, que busca crear nuevas narrativas y proyecciones de la mujer en los medios.

Se refiere a la perspectiva que una cineasta aporta a una película y cómo ésta difiere de la típica visión masculina.

No busca resaltar el aspecto físico ni sexualizar la figura masculina como podría pensarse.

Con este término se busca darle la perspectiva de la mujer a la audiencia. En donde la mujer es la protagonista y no es necesario resaltar su cuerpo para un placer masculino. Además dar mayor importancia al trabajo de escritoras, guionistas, productoras y directoras.

Por: Paulina Morales Fragoso

La mirada masculina o “male gaze” es un término que se utilizó por primera vez en 1975 en un ensayo llamado “placer visual y cine narrativo” escrito por Laura Mulvey, teórica de cine británico.

Se refiere al acto de representar, en el mundo cinematográfico, en la literatura, las artes y en la vida cotidiana, a la mujer desde una perspectiva masculina y heterosexual, que representa a las mujeres como objetos sexuales para el placer del espectador masculino heterosexual.

Esta visión tiene tres perspectivas:

- La del hombre detrás de la cámara

- La de los personajes masculinos dentro de la historia que está narrando

- La del espectador mirando la imagen


El hombre es ubicado como el sujeto activo, es quien mira, y la mujer es el objeto pasivo, la que es observada. Es decir, casi siempre se ve a la mujer desde la perspectiva del hombre.

Siempre está presente la exposición del cuerpo de la mujer. Ya sea para mostrar sus piernas, trasero, pechos o cintura. Y suelen hacerlo desde diferentes tomas o en cámara lenta.

Los personajes femeninos suelen ser relegados a ser objeto de deseo, y por sí solas no tienen gran relevancia en la narrativa. Suelen existir dependiendo de lo que representan para el héroe de la película, es el amor o el miedo que inspira en el héroe, o la preocupación que siente por ella, que lo hace actuar del modo que lo hace.

¿QUÉ CONSECUENCIAS TIENE ESTO?

Gracias a la manera en la que proyectan a las mujeres en los medios, se ha creado un estándar de belleza, un ideal de cómo se debe lucir y actuar de manera femenina.

Por lo tanto, repercute de manera psicológica en todas las mujeres e impide un libre desarrollo de su personalidad.

Desde pequeñas vemos acerca de qué es ser mujer y qué se espera de una. Este factor influye en cómo vamos construyendo nuestra identidad.

En la autoestima se ve reflejado el no poder cumplir con estos estándares. A las mujeres se les hace difícil aceptarse a sí mismas como son. Pueden aparecer diversos problemas desde temprana edad, como depresión, ansiedad y trastornos alimenticios. Así como violencia sexual, acoso callejero, cosificación, etc.

También tiene consecuencias para los hombres, pues crecen y viven con la idea de que una mujer debe tener ciertos estándares como las ven en el cine o en publicidad.

LA MIRADA FEMENINA

En contraste, tenemos el “female gaze”. Es un término un poco más reciente, que busca crear nuevas narrativas y proyecciones de la mujer en los medios.

Se refiere a la perspectiva que una cineasta aporta a una película y cómo ésta difiere de la típica visión masculina.

No busca resaltar el aspecto físico ni sexualizar la figura masculina como podría pensarse.

Con este término se busca darle la perspectiva de la mujer a la audiencia. En donde la mujer es la protagonista y no es necesario resaltar su cuerpo para un placer masculino. Además dar mayor importancia al trabajo de escritoras, guionistas, productoras y directoras.