/ lunes 20 de septiembre de 2021

La patria grande está de vuelta

Por: Bertha Caraveo

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador llegó a Palacio Nacional con la firme convicción y la promesa de hacer historia. A tan sólo la mitad del camino, podemos decir que en sus relaciones con otros estados soberanos también lo está haciendo.

La Cuarta Transformación ha gobernado bajo el ideal de que la mejor política exterior es la interior y que con soberanía siempre respetuosa hacia la autodeterminación de los pueblos, podríamos volver a mirar al sur como líderes regionales de una de las zonas con más potencial en el mundo: América Latina.

Esencialmente, que la mejor política exterior sea la interior significa que para poder relacionarse con el mundo, se requiere tener autoridad moral desde las acciones que uno ejerce en el territorio nacional. Es decir, terminaron los días donde éramos “candil de la calle pero oscuridad de la casa”. Por otro lado, México ha logrado consolidarse como un mediador imparcial que sin tomar posición por alguno de los bandos, ha contribuido a solucionar las controversias que naturalmente suceden en una región tan diversa.

De esta forma, recientemente se iniciaron en nuestro país las conversaciones para llegar a un acuerdo entre la oposición venezolana y las autoridades que encabeza Nicolás Maduro. En medio de una de las peores crisis humanitarias, sanitarias y económicas en la historia de América Latina, logramos lo que parecía imposible: sentarnos en la misma mesa a negociar ambos bandos antagónicos y que han protagonizado uno de los conflictos más complejos que haya visto nuestra región.

Por otro lado, y como ha mencionado el canciller Ebrard, los neoliberales quisieron convencer a México de que su único rol era de subordinado. En contraste, el gobierno que dirige el presidente López Obrador ha demostrado el cómo se puede desarrollar una política exterior activa y que busca soluciones integrales a problemas comunes y complejos, más en una época como la del Covid-19.

Así lo demuestra la VI Cumbre de la Celac de 2021, donde jefes de Estado, de gobierno y ministros de diferentes naciones de América Latina y el Caribe se dieron cita en un exitoso evento en Palacio Nacional para reafirmar que el sueño de Bolívar, de la Patria grande y la unidad latinoamericana, se encuentra más vivo que nunca.

Durante la Cumbre, el Presidente habló de la cooperación y asociación por el bien de nuestra América. De esta forma, es emocionante que la VI Cumbre Celac sea el inicio del tránsito del viejo esquema de intervención e injerencia de la OEA, por uno de soberanía, amistad y respeto compartido.

Fruto de esta Cumbre fue la “Declaración de la Ciudad de México”, en donde en 44 puntos los estados miembros se comprometieron a seguir trabajando y reconocieron los avances en diferentes ámbitos, como la necesidad de expandir el universo de vacunación mundial, la creación de la Agencia Latinoamericana y Caribeña del Espacio, el reto del cambio climático y el desarrollo sostenible, los derechos de los pueblos originarios, las nuevas tecnologías, la democracia, entre otros.

La patria grande está de vuelta con Andrés Manuel López Obrador al frente, donde el Presidente también hace historia en el concierto internacional al consolidar una política exterior que mediante la

Celac integra América Latina y nos acerca un poco más al sueño de Bolívar.

Por otro lado, México ostentará durante el mes de noviembre la presidencia del Consejo de Seguridad. Este es el órgano de las Naciones Unidas para salvaguardar la paz y la seguridad internacionales. Por ello, la presidencia de México como miembro no permanente es otro excelso éxito en la política exterior del presidente López Obrador, que mediante la ejecución del canciller Marcelo Ebrard está alcanzando niveles pocas veces vistos en nuestro país.

No queda la menor duda de que con la casa en orden, México ha tenido la autoridad moral para recuperar su liderazgo regional y mundial. Pero, sobre todo, lo ha hecho apegado a nuestros principios constitucionales de política exterior, que en el artículo 89 y fracción X de nuestra Carta Magna, establecen la autodeterminación de los pueblos, la no intervención, la solución pacífica de controversias y la soberanía nacional como eje fundamental para guiar el ejercicio de nuestras relaciones con otras naciones del mundo.


Por: Bertha Caraveo

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador llegó a Palacio Nacional con la firme convicción y la promesa de hacer historia. A tan sólo la mitad del camino, podemos decir que en sus relaciones con otros estados soberanos también lo está haciendo.

La Cuarta Transformación ha gobernado bajo el ideal de que la mejor política exterior es la interior y que con soberanía siempre respetuosa hacia la autodeterminación de los pueblos, podríamos volver a mirar al sur como líderes regionales de una de las zonas con más potencial en el mundo: América Latina.

Esencialmente, que la mejor política exterior sea la interior significa que para poder relacionarse con el mundo, se requiere tener autoridad moral desde las acciones que uno ejerce en el territorio nacional. Es decir, terminaron los días donde éramos “candil de la calle pero oscuridad de la casa”. Por otro lado, México ha logrado consolidarse como un mediador imparcial que sin tomar posición por alguno de los bandos, ha contribuido a solucionar las controversias que naturalmente suceden en una región tan diversa.

De esta forma, recientemente se iniciaron en nuestro país las conversaciones para llegar a un acuerdo entre la oposición venezolana y las autoridades que encabeza Nicolás Maduro. En medio de una de las peores crisis humanitarias, sanitarias y económicas en la historia de América Latina, logramos lo que parecía imposible: sentarnos en la misma mesa a negociar ambos bandos antagónicos y que han protagonizado uno de los conflictos más complejos que haya visto nuestra región.

Por otro lado, y como ha mencionado el canciller Ebrard, los neoliberales quisieron convencer a México de que su único rol era de subordinado. En contraste, el gobierno que dirige el presidente López Obrador ha demostrado el cómo se puede desarrollar una política exterior activa y que busca soluciones integrales a problemas comunes y complejos, más en una época como la del Covid-19.

Así lo demuestra la VI Cumbre de la Celac de 2021, donde jefes de Estado, de gobierno y ministros de diferentes naciones de América Latina y el Caribe se dieron cita en un exitoso evento en Palacio Nacional para reafirmar que el sueño de Bolívar, de la Patria grande y la unidad latinoamericana, se encuentra más vivo que nunca.

Durante la Cumbre, el Presidente habló de la cooperación y asociación por el bien de nuestra América. De esta forma, es emocionante que la VI Cumbre Celac sea el inicio del tránsito del viejo esquema de intervención e injerencia de la OEA, por uno de soberanía, amistad y respeto compartido.

Fruto de esta Cumbre fue la “Declaración de la Ciudad de México”, en donde en 44 puntos los estados miembros se comprometieron a seguir trabajando y reconocieron los avances en diferentes ámbitos, como la necesidad de expandir el universo de vacunación mundial, la creación de la Agencia Latinoamericana y Caribeña del Espacio, el reto del cambio climático y el desarrollo sostenible, los derechos de los pueblos originarios, las nuevas tecnologías, la democracia, entre otros.

La patria grande está de vuelta con Andrés Manuel López Obrador al frente, donde el Presidente también hace historia en el concierto internacional al consolidar una política exterior que mediante la

Celac integra América Latina y nos acerca un poco más al sueño de Bolívar.

Por otro lado, México ostentará durante el mes de noviembre la presidencia del Consejo de Seguridad. Este es el órgano de las Naciones Unidas para salvaguardar la paz y la seguridad internacionales. Por ello, la presidencia de México como miembro no permanente es otro excelso éxito en la política exterior del presidente López Obrador, que mediante la ejecución del canciller Marcelo Ebrard está alcanzando niveles pocas veces vistos en nuestro país.

No queda la menor duda de que con la casa en orden, México ha tenido la autoridad moral para recuperar su liderazgo regional y mundial. Pero, sobre todo, lo ha hecho apegado a nuestros principios constitucionales de política exterior, que en el artículo 89 y fracción X de nuestra Carta Magna, establecen la autodeterminación de los pueblos, la no intervención, la solución pacífica de controversias y la soberanía nacional como eje fundamental para guiar el ejercicio de nuestras relaciones con otras naciones del mundo.