/ jueves 8 de septiembre de 2022

No a la guerra, sí a la paz 

Por: Bertha Caraveo

El día de hoy, en el Senado de la República discutiremos y votaremos la propuesta de reforma del presidente López Obrador a la Guardia Nacional, misma que dotará a la institución de la consolidación necesaria como un cuerpo permanente, profesional y disciplinado con el objetivo de proteger a las y los chihuahuenses. Desde que se dio a conocer el contenido de la iniciativa ha existido mucho debate público al respecto, incluyendo opiniones que han tergiversado el contenido y sentido de las modificaciones jurídicas. Con ello, me refiero al característico golpismo mediático que ejerce la derecha en nuestro país, queriendo instalar una narrativa contraria a la visión protectora de derechos humanos que procura el gobierno de la Cuarta Transformación en el combate al crimen organizado. Desde su ego y su desbordante ansiedad de protagonismo, una de las voceras conservadoras, Denise Dresser, ha sido de las principales articuladoras de este discurso, queriendo imponer la voluntad de sus intereses a una mayoría de legisladores democráticamente electos y alejando del debate público la esencia real de la reforma.

En ese sentido, y con el ánimo de promover la rendición de cuentas, me gustaría hacer un ejercicio reflexivo de las razones por las que votaré a favor de la reforma a la Guardia Nacional:

El proyecto que se pone a consideración de las y los legisladores que integramos la cámara alta orientará legítimamente la actividad de la fuerza pública al fortalecimiento de la seguridad ciudadana. Con ello, buscamos en la consecución del bien común y avances para el estado grande en el combate a la violencia que históricamente nos azota.

De esta forma, con el conjunto de modificaciones jurídicas que analizaremos hoy, se busca garantizar el uso eficiente de los recursos humanos, materiales y financieros, al establecer coordinación precisa entre las distintas instituciones de seguridad. En ese sentido, el respaldo popular a la Cuarta Transformación y específicamente a la Guardia Nacional en conjunto con la estrategia de seguridad es notable: De acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, en el primer trimestre de 2022 la población mexicana percibió como "efectivo" o "muy efectivo" el desempeño del Pueblo Uniformado en sus labores para prevenir y combatir la delincuencia con un 73.6%. Asimismo, la población encuestada aprobó a la Armada y al Ejército con porcentajes de 86% y 83.4%, respectivamente. En contraste, tan sólo el 50.4% dijo aprobar a las policías estatales y un 44.6% dijo aprobar a las policías preventivas municipales.

Por otro lado, el gobierno transformador ha venido también a regenerar la fuerza pública del Estado y sus instituciones. De 2019 a 2021, las quejas por violaciones a derechos humanos presentadas contra la Secretaría de la Defensa Nacional disminuyeron en 9.54% y las presentadas contra la Secretaría de Marina bajaron en 43.3%. Los datos anteriores refieren que la política de paz ha funcionado y que se ha sensibilizado a las Fuerzas Armadas de México. Sostengo que, de aprobarse la propuesta a discusión en sus términos, se ciudadanizará al Ejército, garantizando que sigan al servicio del pueblo y que los índices anteriormente citados continúen mejorando.

En consecuencia, la Guardia Nacional continuará funcionando como el instrumento primordial del Estado para la prevención del delito, la preservación de la seguridad pública, la recuperación de la paz y, el necesario uso de inteligencia para el combate de la delincuencia en todo el país. Los resultados están a la vista y debemos seguir mejorando. Me alejo de aquellas posiciones que quieren que impere la violencia frenando la reforma propuesta por el presidente López Obrador, pues necesitamos dotar a nuestros cuerpos de seguridad de un marco legal que les permita tener un actuar claro. No como en los tiempos de Felipe Calderón, que mandó al Ejército a las calles sin legitimidad ni respaldo jurídico, desatando una ola de violencia que nos llevó a la época más oscura de nuestra historia reciente.

Por ello, es nuestra responsabilidad asegurarnos de que nuestro Pueblo Uniformado continúe su avance con el respaldo legal y popular:

Sí, votaré porque la Guardia Nacional mantenga su trabajo en las calles.

Votaré para que la Guardia Nacional siga cuidando al pueblo de Chihuahua.

Votaré por el no a la guerra, votaré por el sí a la paz.

Por: Bertha Caraveo

El día de hoy, en el Senado de la República discutiremos y votaremos la propuesta de reforma del presidente López Obrador a la Guardia Nacional, misma que dotará a la institución de la consolidación necesaria como un cuerpo permanente, profesional y disciplinado con el objetivo de proteger a las y los chihuahuenses. Desde que se dio a conocer el contenido de la iniciativa ha existido mucho debate público al respecto, incluyendo opiniones que han tergiversado el contenido y sentido de las modificaciones jurídicas. Con ello, me refiero al característico golpismo mediático que ejerce la derecha en nuestro país, queriendo instalar una narrativa contraria a la visión protectora de derechos humanos que procura el gobierno de la Cuarta Transformación en el combate al crimen organizado. Desde su ego y su desbordante ansiedad de protagonismo, una de las voceras conservadoras, Denise Dresser, ha sido de las principales articuladoras de este discurso, queriendo imponer la voluntad de sus intereses a una mayoría de legisladores democráticamente electos y alejando del debate público la esencia real de la reforma.

En ese sentido, y con el ánimo de promover la rendición de cuentas, me gustaría hacer un ejercicio reflexivo de las razones por las que votaré a favor de la reforma a la Guardia Nacional:

El proyecto que se pone a consideración de las y los legisladores que integramos la cámara alta orientará legítimamente la actividad de la fuerza pública al fortalecimiento de la seguridad ciudadana. Con ello, buscamos en la consecución del bien común y avances para el estado grande en el combate a la violencia que históricamente nos azota.

De esta forma, con el conjunto de modificaciones jurídicas que analizaremos hoy, se busca garantizar el uso eficiente de los recursos humanos, materiales y financieros, al establecer coordinación precisa entre las distintas instituciones de seguridad. En ese sentido, el respaldo popular a la Cuarta Transformación y específicamente a la Guardia Nacional en conjunto con la estrategia de seguridad es notable: De acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, en el primer trimestre de 2022 la población mexicana percibió como "efectivo" o "muy efectivo" el desempeño del Pueblo Uniformado en sus labores para prevenir y combatir la delincuencia con un 73.6%. Asimismo, la población encuestada aprobó a la Armada y al Ejército con porcentajes de 86% y 83.4%, respectivamente. En contraste, tan sólo el 50.4% dijo aprobar a las policías estatales y un 44.6% dijo aprobar a las policías preventivas municipales.

Por otro lado, el gobierno transformador ha venido también a regenerar la fuerza pública del Estado y sus instituciones. De 2019 a 2021, las quejas por violaciones a derechos humanos presentadas contra la Secretaría de la Defensa Nacional disminuyeron en 9.54% y las presentadas contra la Secretaría de Marina bajaron en 43.3%. Los datos anteriores refieren que la política de paz ha funcionado y que se ha sensibilizado a las Fuerzas Armadas de México. Sostengo que, de aprobarse la propuesta a discusión en sus términos, se ciudadanizará al Ejército, garantizando que sigan al servicio del pueblo y que los índices anteriormente citados continúen mejorando.

En consecuencia, la Guardia Nacional continuará funcionando como el instrumento primordial del Estado para la prevención del delito, la preservación de la seguridad pública, la recuperación de la paz y, el necesario uso de inteligencia para el combate de la delincuencia en todo el país. Los resultados están a la vista y debemos seguir mejorando. Me alejo de aquellas posiciones que quieren que impere la violencia frenando la reforma propuesta por el presidente López Obrador, pues necesitamos dotar a nuestros cuerpos de seguridad de un marco legal que les permita tener un actuar claro. No como en los tiempos de Felipe Calderón, que mandó al Ejército a las calles sin legitimidad ni respaldo jurídico, desatando una ola de violencia que nos llevó a la época más oscura de nuestra historia reciente.

Por ello, es nuestra responsabilidad asegurarnos de que nuestro Pueblo Uniformado continúe su avance con el respaldo legal y popular:

Sí, votaré porque la Guardia Nacional mantenga su trabajo en las calles.

Votaré para que la Guardia Nacional siga cuidando al pueblo de Chihuahua.

Votaré por el no a la guerra, votaré por el sí a la paz.