/ martes 25 de enero de 2022

Las caras del “miedo” 

Por: Antonio Ríos Ramírez

Hace tiempo que me intriga lo “fácil” que ha sido para el gobierno federal actual y algunos gobiernos estatales controlar a las fuerzas sociales de las diferentes regiones. La gran interrogante que tenemos en nuestros tiempos es: ¿Por qué la sociedad organizada, llámese grupos como cámaras, clubes, ONG, colegios, etc., se percibe sometida a el o los gobiernos actuales? No son capaces de representar a los ciudadanos y enfrentar a los gobiernos que toman decisiones en función de una ideología o más bien ocurrencias de grupo y que afectan a todos. ¡Alzar la voz ante una injusticia! Ni pensarlo. ¿Qué dirían?, ¡reclamar una acción!, ¿tendremos repercusiones? ¡Una decisión equivocada! (mejor lo comentamos en cafés y criticamos, no podemos hacer nada). Qué triste y difícil debe ser para una sociedad ver que su región o país se está desmoronando y reaccionar sólo enviando un escrito “suavizado” para evitar repercusiones individuales o de grupo. Llámese amenazas fiscales, consideraciones contractuales, detener beneficios adquiridos o inclusive amenazas de muerte.

Bien, uno de los orígenes de este comportamiento “agachón” es el llamado miedo. Probablemente estemos viviendo otra vez una época de miedo; recordemos que el miedo no es otra cosa más que una alarma de nuestro cerebro que se activa cuando detecta una posible amenaza real o supuesta, presente, futura o incluso del pasado. Se trata de una respuesta útil y adaptativa que conlleva cambios en el funcionamiento de nuestros comportamientos, pensamientos y cuerpo.

Pareciera que los grupos organizados de la sociedad no solamente tienen miedo, tienen pavor a represalias y ver afectados sus intereses que con mucho esfuerzo y dedicación lo han logrado. Existe un miedo por decirle la verdad al Ejecutivo, por enfrentarse a la autoridad y no tener buena relación con la misma. Qué curioso que siendo los servidores públicos se les tenga miedo y se les trate como reyes, haciendo caravana y siguiendo las “recomendaciones” que ésta les hace. Probablemente la historia ha sido la culpable de que la sociedad organizada sienta miedo de los gobiernos o de la autoridad, porque ha sufrido en carne y alma los ataques de la autoridad ante cualquier hecho. Es interesante cómo en cafés y reuniones se comenta una decisión equivocada de la autoridad y cuando esta autoridad está presente ni siquiera son capaces de señalar o alzar la voz ante injusticias o decisiones contrarias al pensamiento ciudadano. Los medios se han encargado durante mucho tiempo, y a cambio de presupuestos, de difundir aspectos que generen miedo en la población, claro motivado$ por los gobiernos. La población pobre tiene miedo a perder la esperanza. La población media tiene miedo a perder los esquemas y ambientes para crecer y desarrollarse. La población rica tiene miedo a perder su patrimonio y sus privilegios. Así, cada uno de nosotros y cada grupo de la sociedad tenemos nuestros propios miedos y debemos trabajar en vencer esos miedos, ya sea anticipando acciones o enfrentando en lo individual o en grupo las causas que generan esos miedos.

¿Será que la sociedad estamos viviendo una época de miedosos?, no hemos llegado a una madurez de nuestros esquemas de ciudadanía, donde las acciones y decisiones de los gobiernos sean los que teman a los ciudadanos y no al revés. Imagínense al Ejecutivo temeroso de decir alguna “tontería” por el efecto de la sociedad, o a los gobiernos estatales temerosos de implementar alguna acción recaudatoria, por el temor a la ciudadanía organizada, o alguna autoridad de aplicar alguna acción por el temor de la reacción ciudadana, ¡se vale soñar!

email: antonio.rios@tec.mx, miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua


Por: Antonio Ríos Ramírez

Hace tiempo que me intriga lo “fácil” que ha sido para el gobierno federal actual y algunos gobiernos estatales controlar a las fuerzas sociales de las diferentes regiones. La gran interrogante que tenemos en nuestros tiempos es: ¿Por qué la sociedad organizada, llámese grupos como cámaras, clubes, ONG, colegios, etc., se percibe sometida a el o los gobiernos actuales? No son capaces de representar a los ciudadanos y enfrentar a los gobiernos que toman decisiones en función de una ideología o más bien ocurrencias de grupo y que afectan a todos. ¡Alzar la voz ante una injusticia! Ni pensarlo. ¿Qué dirían?, ¡reclamar una acción!, ¿tendremos repercusiones? ¡Una decisión equivocada! (mejor lo comentamos en cafés y criticamos, no podemos hacer nada). Qué triste y difícil debe ser para una sociedad ver que su región o país se está desmoronando y reaccionar sólo enviando un escrito “suavizado” para evitar repercusiones individuales o de grupo. Llámese amenazas fiscales, consideraciones contractuales, detener beneficios adquiridos o inclusive amenazas de muerte.

Bien, uno de los orígenes de este comportamiento “agachón” es el llamado miedo. Probablemente estemos viviendo otra vez una época de miedo; recordemos que el miedo no es otra cosa más que una alarma de nuestro cerebro que se activa cuando detecta una posible amenaza real o supuesta, presente, futura o incluso del pasado. Se trata de una respuesta útil y adaptativa que conlleva cambios en el funcionamiento de nuestros comportamientos, pensamientos y cuerpo.

Pareciera que los grupos organizados de la sociedad no solamente tienen miedo, tienen pavor a represalias y ver afectados sus intereses que con mucho esfuerzo y dedicación lo han logrado. Existe un miedo por decirle la verdad al Ejecutivo, por enfrentarse a la autoridad y no tener buena relación con la misma. Qué curioso que siendo los servidores públicos se les tenga miedo y se les trate como reyes, haciendo caravana y siguiendo las “recomendaciones” que ésta les hace. Probablemente la historia ha sido la culpable de que la sociedad organizada sienta miedo de los gobiernos o de la autoridad, porque ha sufrido en carne y alma los ataques de la autoridad ante cualquier hecho. Es interesante cómo en cafés y reuniones se comenta una decisión equivocada de la autoridad y cuando esta autoridad está presente ni siquiera son capaces de señalar o alzar la voz ante injusticias o decisiones contrarias al pensamiento ciudadano. Los medios se han encargado durante mucho tiempo, y a cambio de presupuestos, de difundir aspectos que generen miedo en la población, claro motivado$ por los gobiernos. La población pobre tiene miedo a perder la esperanza. La población media tiene miedo a perder los esquemas y ambientes para crecer y desarrollarse. La población rica tiene miedo a perder su patrimonio y sus privilegios. Así, cada uno de nosotros y cada grupo de la sociedad tenemos nuestros propios miedos y debemos trabajar en vencer esos miedos, ya sea anticipando acciones o enfrentando en lo individual o en grupo las causas que generan esos miedos.

¿Será que la sociedad estamos viviendo una época de miedosos?, no hemos llegado a una madurez de nuestros esquemas de ciudadanía, donde las acciones y decisiones de los gobiernos sean los que teman a los ciudadanos y no al revés. Imagínense al Ejecutivo temeroso de decir alguna “tontería” por el efecto de la sociedad, o a los gobiernos estatales temerosos de implementar alguna acción recaudatoria, por el temor a la ciudadanía organizada, o alguna autoridad de aplicar alguna acción por el temor de la reacción ciudadana, ¡se vale soñar!

email: antonio.rios@tec.mx, miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua