/ viernes 1 de marzo de 2024

Los Neoliberales

“Un hombre es rico o pobre, según la clase de hombre que es, no según lo que tiene”

¿Serán nazis o comunistas algunos “académicos” de Morena al afirmar que los niños con cáncer son “chamacos defectuosos” y que es mejor dar becas en lugar de ayudar a los pequeños? ¿Es congruente por parte de los de la secta obradorista acusar a los niños con cáncer de querer derrocarlo?

Un hombre sin nada sino dinero, es un pordiosero en la balanza de la civilización. En realidad, el hombre más rico no es el que tiene más dinero o más poder, sino el que posee más conocimientos útiles y los sabe aplicar En el actual gobierno y sus simpatizantes, no encontramos a alguien así. Los políticos de la 4ª, que pretenden calmar sus apetitos por la posesión, pareciera como si trataran de apagar un incendio echándole gasolina.

Pero cuando a una persona catalogada como enemigo acérrimo del presidente, o sea un “neoliberal” (el que sí trabaja) tiene utilidades en su negocio, ¿le deberá ser confiscada dicha utilidad? Algo deben ganar quienes corren el riesgo de invertir en sus empresas, pero en realidad, las verdaderas utilidades las recibe el pueblo “sabio y bueno” y son mil veces mayores que las del ‘aborrecible empresario’ Estas utilidades son las que edifican la civilización, las que abren el camino del progreso para la raza humana.

Sí, la riqueza de algunas personas parece grande porque la vemos concentrada en sus manos, mientras que los miles de millones de utilidades reales son distribuidas entre millones de gentes. De modo que la riqueza del sistema ‘neoliberal’ es una riqueza socializada ya, y es una parte muy pequeña de ella la que permanece en manos del empresario. Por ejemplo, los teatros, el cine y otros centros de diversión cuestan millones a los empresarios, y nosotros solo pagamos unos pesos. ¿Cuánto les cuesta a las aerolíneas comprar, mantener y volar aviones a todo el mundo, mientras nosotros pagamos cantidades proporcionalmente mínimas?

Para saber si somos ricos ‘fifis’, como les dice el presidente a los que trabajan, o ‘sabios y buenos’, aquellos que siempre están atenidos a lo que el gobierno decida darles, en lugar de fijarnos en nuestros estados de cuenta en el banco debemos asomarnos más bien a nuestro corazón .

El arte de ser neoliberal consiste en contemplar la realidad de que el trabajo no es una maldición sino un privilegio y una bendición. Una persona sin ocupación es más digna de lástima que una sin patria.


“Un hombre es rico o pobre, según la clase de hombre que es, no según lo que tiene”

¿Serán nazis o comunistas algunos “académicos” de Morena al afirmar que los niños con cáncer son “chamacos defectuosos” y que es mejor dar becas en lugar de ayudar a los pequeños? ¿Es congruente por parte de los de la secta obradorista acusar a los niños con cáncer de querer derrocarlo?

Un hombre sin nada sino dinero, es un pordiosero en la balanza de la civilización. En realidad, el hombre más rico no es el que tiene más dinero o más poder, sino el que posee más conocimientos útiles y los sabe aplicar En el actual gobierno y sus simpatizantes, no encontramos a alguien así. Los políticos de la 4ª, que pretenden calmar sus apetitos por la posesión, pareciera como si trataran de apagar un incendio echándole gasolina.

Pero cuando a una persona catalogada como enemigo acérrimo del presidente, o sea un “neoliberal” (el que sí trabaja) tiene utilidades en su negocio, ¿le deberá ser confiscada dicha utilidad? Algo deben ganar quienes corren el riesgo de invertir en sus empresas, pero en realidad, las verdaderas utilidades las recibe el pueblo “sabio y bueno” y son mil veces mayores que las del ‘aborrecible empresario’ Estas utilidades son las que edifican la civilización, las que abren el camino del progreso para la raza humana.

Sí, la riqueza de algunas personas parece grande porque la vemos concentrada en sus manos, mientras que los miles de millones de utilidades reales son distribuidas entre millones de gentes. De modo que la riqueza del sistema ‘neoliberal’ es una riqueza socializada ya, y es una parte muy pequeña de ella la que permanece en manos del empresario. Por ejemplo, los teatros, el cine y otros centros de diversión cuestan millones a los empresarios, y nosotros solo pagamos unos pesos. ¿Cuánto les cuesta a las aerolíneas comprar, mantener y volar aviones a todo el mundo, mientras nosotros pagamos cantidades proporcionalmente mínimas?

Para saber si somos ricos ‘fifis’, como les dice el presidente a los que trabajan, o ‘sabios y buenos’, aquellos que siempre están atenidos a lo que el gobierno decida darles, en lugar de fijarnos en nuestros estados de cuenta en el banco debemos asomarnos más bien a nuestro corazón .

El arte de ser neoliberal consiste en contemplar la realidad de que el trabajo no es una maldición sino un privilegio y una bendición. Una persona sin ocupación es más digna de lástima que una sin patria.