/ viernes 22 de marzo de 2024

El narco presidente nos quiere pobres

Al finalizar la Revolución Mexicana, el concepto de un gobierno paternal quedó establecido fuertemente en el mexicano en general, y así varias generaciones se desarrollaron bajo la incapacidad de bastarse a sí mismas. El hombre que no sabe o no puede bastarse a sí mismo, independientemente de los estudios o títulos que posea, no está realmente educado. Y el propósito de AMLO es seguir promoviendo la ignorancia, la anti ciencia y formar un ejército de “mantenidos” por el gobierno; de ahí la gran aceptación chaira de los ninis, los becados, “los pobres”… el dinero gratis.

Es un deber del ser humano bastarse a sí mismo una vez que está en edad de no depender de sus padres. Aquél que no lo hace es un simple parásito, y de éstos, desafortunadamente estamos llenos con Morena. Menos trabajo, más sueldo, y regalos es el sueño de muchos de nuestros compatriotas de izquierda por conveniencia. Pero mientras no aprendamos a depender de nosotros mismos, jamás desarrollaremos la autoconfianza. Ejemplos de esto los tenemos abundantemente en todos lados, hasta en los partidos políticos. Personas, que si tuvieran que sobrevivir por ellas mismas, morirían de hambre.

El que espera o finca sus esperanzas en el gobierno o en los demás, construye su vida y su futuro sobre arena movediza. Forzar a un pueblo a desarrollarse en derroche de paternalismo, de “humanitarismo”, de “igualdad” al estilo izquierda es jugar con fuego. La mejor manera de ayudar a la humanidad no es “a cada quien de acuerdo a sus necesidades...”, sino remunerar equitativamente a los que hagan algo útil, no a los que no hagan nada.

El hombre que tiene la capacidad de ser autosuficiente, de bastarse a sí mismo, vale mucho más que un millón de los que están esperando la ayuda y la protección de los demás. Mientras que antes los ricos hacían dinero a expensas del pobre, ahora muchos trabajadores ganan igual o más que un profesionista. Vendedores de hamburguesas, de elotes, de artículos varios en las esquinas, son auténticos empresarios que ganan bastante más que un gerente de banco. El trabajador llega hasta donde su mérito lo lleve.

Los gobiernos y algunos de los que quisieran gobernarnos, piensan que todo se puede hacer con las leyes, cambiándolas si es necesario. Que la felicidad se de por decreto, pero sucede que las mismas leyes que autorizan a unos al libertinaje, privan a otros del trabajo. Las leyes “para todos” son inútiles. La miseria en lo particular, es muy personal. Cuando la adversidad toca a nuestra puerta cada uno de nosotros es el que tiene que enfrentarse a ella. Pero si uno es tan pequeño e insuficiente que viendo venir dicha miseria no hace nada al respecto, nos explica que somos pobres porque tenemos una imaginación muy pobre.


Al finalizar la Revolución Mexicana, el concepto de un gobierno paternal quedó establecido fuertemente en el mexicano en general, y así varias generaciones se desarrollaron bajo la incapacidad de bastarse a sí mismas. El hombre que no sabe o no puede bastarse a sí mismo, independientemente de los estudios o títulos que posea, no está realmente educado. Y el propósito de AMLO es seguir promoviendo la ignorancia, la anti ciencia y formar un ejército de “mantenidos” por el gobierno; de ahí la gran aceptación chaira de los ninis, los becados, “los pobres”… el dinero gratis.

Es un deber del ser humano bastarse a sí mismo una vez que está en edad de no depender de sus padres. Aquél que no lo hace es un simple parásito, y de éstos, desafortunadamente estamos llenos con Morena. Menos trabajo, más sueldo, y regalos es el sueño de muchos de nuestros compatriotas de izquierda por conveniencia. Pero mientras no aprendamos a depender de nosotros mismos, jamás desarrollaremos la autoconfianza. Ejemplos de esto los tenemos abundantemente en todos lados, hasta en los partidos políticos. Personas, que si tuvieran que sobrevivir por ellas mismas, morirían de hambre.

El que espera o finca sus esperanzas en el gobierno o en los demás, construye su vida y su futuro sobre arena movediza. Forzar a un pueblo a desarrollarse en derroche de paternalismo, de “humanitarismo”, de “igualdad” al estilo izquierda es jugar con fuego. La mejor manera de ayudar a la humanidad no es “a cada quien de acuerdo a sus necesidades...”, sino remunerar equitativamente a los que hagan algo útil, no a los que no hagan nada.

El hombre que tiene la capacidad de ser autosuficiente, de bastarse a sí mismo, vale mucho más que un millón de los que están esperando la ayuda y la protección de los demás. Mientras que antes los ricos hacían dinero a expensas del pobre, ahora muchos trabajadores ganan igual o más que un profesionista. Vendedores de hamburguesas, de elotes, de artículos varios en las esquinas, son auténticos empresarios que ganan bastante más que un gerente de banco. El trabajador llega hasta donde su mérito lo lleve.

Los gobiernos y algunos de los que quisieran gobernarnos, piensan que todo se puede hacer con las leyes, cambiándolas si es necesario. Que la felicidad se de por decreto, pero sucede que las mismas leyes que autorizan a unos al libertinaje, privan a otros del trabajo. Las leyes “para todos” son inútiles. La miseria en lo particular, es muy personal. Cuando la adversidad toca a nuestra puerta cada uno de nosotros es el que tiene que enfrentarse a ella. Pero si uno es tan pequeño e insuficiente que viendo venir dicha miseria no hace nada al respecto, nos explica que somos pobres porque tenemos una imaginación muy pobre.