/ sábado 4 de junio de 2022

¡Que la comunicación haga el milagrito!

Por: Luis Rubén Maldonado Alvídrez

Aún existen muchos representantes de la “vieja escuela” que desdeñan la comunicación política y gubernamental como una herramienta fundamental de nuestra democracia, así como quienes minimizan a los medios de comunicación, a los cuales satanizan y convierten en los villanos de la actualidad.

Hay quienes sienten una nostalgia profunda de volver a los tiempos de antaño cuando había monopolios para todo en México: desde un partido único hasta una sola cadena de tiendas, cines o bancos estatizados. Y por supuesto, existían pocos y controlados canales de información hacia los ciudadanos, con pocas críticas y muchas alabanzas.

La relación del poder con los medios de comunicación siempre es tensa por diferentes factores, pero cuando llega la hora de una campaña política en la actualidad, hay quienes relegan la comunicación a un plano ni siquiera secundario. Entonces, cuando hay una crisis al interior de la campaña se da una célebre instrucción: ¡que la comunicación haga el milagrito!

La comunicación no hace milagritos en ninguna campaña y mucho menos en el gobierno. Se requiere escucha, metodología, estrategia; así como recursos económicos y humanos, los cuales, por lo general, siempre le son escatimados a las áreas de comunicación en las campañas, por considerarlas poco relevantes.

Desde que el sistema de partido político hegemónico se sacudió en la década de los años 80, la comunicación política ha ganado terreno para buscar legitimar las aspiraciones de tal o cual candidato o acciones de una administración federal, estatal o municipal.

Pero, si no se le pone atención a las áreas y equipos de comunicación, dentro de una campaña o un gobierno, difícilmente habrá resultados positivos en percepción del electorado que se busca alcanzar o de los gobernados.

Mientras, gobernantes, candidatos y liderazgos de partido vean a las áreas de comunicación como un “mal necesario” y no como un área fortalecida y prioritaria, se quedarán rezagados y con la idea errónea de que la comunicación es como la “magia” que todo arregla instantáneamente.

Hoy en día, para candidatos y gobernantes, no sólo es comunicar. Hay que encontrar el estilo particular de comunicar lo que se busca posicionar, de acuerdo con la segmentación de públicos y canales de información que pelean por el bien más preciado de la actualidad: la atención.

ULTIMALETRA

Quienes satanizan a los medios de comunicación y los atacan de manera constante, al estar en el poder y al dejarlo, son aquellos que fracasaron en la imposición de un modelo soviético, al cual a muchos gobernantes y funcionarios les da mucha nostalgia porque vuelva.

lrmaldonado@uach.mx

Consultor en comunicación política y coordinador de comunicación de la UACH.


Por: Luis Rubén Maldonado Alvídrez

Aún existen muchos representantes de la “vieja escuela” que desdeñan la comunicación política y gubernamental como una herramienta fundamental de nuestra democracia, así como quienes minimizan a los medios de comunicación, a los cuales satanizan y convierten en los villanos de la actualidad.

Hay quienes sienten una nostalgia profunda de volver a los tiempos de antaño cuando había monopolios para todo en México: desde un partido único hasta una sola cadena de tiendas, cines o bancos estatizados. Y por supuesto, existían pocos y controlados canales de información hacia los ciudadanos, con pocas críticas y muchas alabanzas.

La relación del poder con los medios de comunicación siempre es tensa por diferentes factores, pero cuando llega la hora de una campaña política en la actualidad, hay quienes relegan la comunicación a un plano ni siquiera secundario. Entonces, cuando hay una crisis al interior de la campaña se da una célebre instrucción: ¡que la comunicación haga el milagrito!

La comunicación no hace milagritos en ninguna campaña y mucho menos en el gobierno. Se requiere escucha, metodología, estrategia; así como recursos económicos y humanos, los cuales, por lo general, siempre le son escatimados a las áreas de comunicación en las campañas, por considerarlas poco relevantes.

Desde que el sistema de partido político hegemónico se sacudió en la década de los años 80, la comunicación política ha ganado terreno para buscar legitimar las aspiraciones de tal o cual candidato o acciones de una administración federal, estatal o municipal.

Pero, si no se le pone atención a las áreas y equipos de comunicación, dentro de una campaña o un gobierno, difícilmente habrá resultados positivos en percepción del electorado que se busca alcanzar o de los gobernados.

Mientras, gobernantes, candidatos y liderazgos de partido vean a las áreas de comunicación como un “mal necesario” y no como un área fortalecida y prioritaria, se quedarán rezagados y con la idea errónea de que la comunicación es como la “magia” que todo arregla instantáneamente.

Hoy en día, para candidatos y gobernantes, no sólo es comunicar. Hay que encontrar el estilo particular de comunicar lo que se busca posicionar, de acuerdo con la segmentación de públicos y canales de información que pelean por el bien más preciado de la actualidad: la atención.

ULTIMALETRA

Quienes satanizan a los medios de comunicación y los atacan de manera constante, al estar en el poder y al dejarlo, son aquellos que fracasaron en la imposición de un modelo soviético, al cual a muchos gobernantes y funcionarios les da mucha nostalgia porque vuelva.

lrmaldonado@uach.mx

Consultor en comunicación política y coordinador de comunicación de la UACH.