/ martes 6 de noviembre de 2018

Seguimos sin entender el México de hoy

Todavía hay muchas personas que siguen preguntándose por qué ganó el candidato a la presidencia. Todavía seguimos comentando en cafés, reuniones, familia, amigos, etc. lo que pudiera suceder si se siguen ciertas políticas anunciadas por el próximo presidente. Todavía seguimos “aceptando”, “aguantando” y “quejándonos” del actuar del próximo presidente.

La verdad es que no hemos entendido o no queremos entender cómo está conformado actualmente nuestro país.

Más de la mitad de la población con pobreza, una clase media muy golpeada por la economía y un pequeño grupo poseedor de la riqueza. La brecha entre la muy marcada riqueza de unos cuantos y la pobreza es ya mucho muy grande. Aunado esto a un gastado esquema partidario, en el cual no existe el menor deseo de ver por el país, sólo por los intereses de los partidos o de los grupos políticos.

Los gobiernos buscan votos, no bienestar, buscan posiciones, no calidad de vida, los políticos buscan reflectores, no una mejor sociedad.

Así, como sectas, las clases económicas de nuestro país reclaman sus intereses sin ver al país como uno solo. Cuando me afecta, me quejo y me quejo entre el mismo grupo, entre el mismo nivel. Sin darnos cuenta que hay un México que está buscando ser escuchado por todos, que hay un México que es golpeado día a día por abusos económicos, políticos y sociales.

Se comenta en reuniones y cafés: ¿Cómo es posible que le crean a ese? Pues con la nueva conformación del país, muchos del cincuenta por ciento o más, y un gran porcentaje de la clase media-baja, tiene la esperanza de que puedan cambiar las cosas en el país. Y con esta gran mayoría del nuevo México, cualquier preparado o manipulador puede hacer de su discurso una motivación, una esperanza.

La parte de la sociedad dizque organizada no se da cuenta que hacia donde hay que dirigir el discurso, las estrategias, y principalmente las acciones es hacia ese sesenta o setenta por ciento de la población. Este porcentaje no sabe, ni quiere saber de desplegados, de anuncios pagados, ellos quieren escuchar algo que solucione sus problemas, sus necesidades, sus aspiraciones. Y si hubiera algún otro que los escuche, los entienda y los atienda, seguramente estarán apoyando a ese otro.

Los tiempos han cambiado, las estructuras han cambiado, la conformación del país es diferente y es tiempo de entender a esa gran mayoría del país. No es un personaje, no es un partido político o una agrupación de la actualidad. Es el reconocimiento de nuestra realidad como país, y esa realidad está representada por la gran mayoría, no por la élite del diez o quince por ciento de la población.

Si queremos darle rumbo diferente a nuestro México, primero hay que trabajar en las base, y esas bases no están en las cúpulas de organismos o partidos políticos, están en las entrañas de un México olvidado y falto de oportunidades.

Basta con mirar hacia el sur, hacia los lugares apartados o hacia las periferias de las ciudades, para darse cuenta de que ese, es el México, que hemos olvidado a la mayoría de los mexicanos y que pensamos y actuamos de una manera egoísta e individualista donde el mundo es el que nos rodea y no somos capaces de aprender de la historia y saber que esto ya lo vivimos anteriormente, y que no supimos corregir el mundo para que “todos” fuéramos el México. Es verdad que no se enfrenta argumentando las clases sociales, pero también es verdad que muchos, pero muchos, piensan sólo en ellos y su circunstancia, sin importar, ni siquiera investigar, cómo es la gran parte de México.

Ojalá las quejas, los reclamos, las alineaciones sean dirigidas pensando en el México, en su gran masa, y no sólo en la realidad de las élites favorecidas por su esfuerzo o circunstancia histórica. Para poder mirar hacia un México mejor, necesitamos entender, comprender y actuar por México, como un todo.

email: Antonio.rios@itesm.mx





Todavía hay muchas personas que siguen preguntándose por qué ganó el candidato a la presidencia. Todavía seguimos comentando en cafés, reuniones, familia, amigos, etc. lo que pudiera suceder si se siguen ciertas políticas anunciadas por el próximo presidente. Todavía seguimos “aceptando”, “aguantando” y “quejándonos” del actuar del próximo presidente.

La verdad es que no hemos entendido o no queremos entender cómo está conformado actualmente nuestro país.

Más de la mitad de la población con pobreza, una clase media muy golpeada por la economía y un pequeño grupo poseedor de la riqueza. La brecha entre la muy marcada riqueza de unos cuantos y la pobreza es ya mucho muy grande. Aunado esto a un gastado esquema partidario, en el cual no existe el menor deseo de ver por el país, sólo por los intereses de los partidos o de los grupos políticos.

Los gobiernos buscan votos, no bienestar, buscan posiciones, no calidad de vida, los políticos buscan reflectores, no una mejor sociedad.

Así, como sectas, las clases económicas de nuestro país reclaman sus intereses sin ver al país como uno solo. Cuando me afecta, me quejo y me quejo entre el mismo grupo, entre el mismo nivel. Sin darnos cuenta que hay un México que está buscando ser escuchado por todos, que hay un México que es golpeado día a día por abusos económicos, políticos y sociales.

Se comenta en reuniones y cafés: ¿Cómo es posible que le crean a ese? Pues con la nueva conformación del país, muchos del cincuenta por ciento o más, y un gran porcentaje de la clase media-baja, tiene la esperanza de que puedan cambiar las cosas en el país. Y con esta gran mayoría del nuevo México, cualquier preparado o manipulador puede hacer de su discurso una motivación, una esperanza.

La parte de la sociedad dizque organizada no se da cuenta que hacia donde hay que dirigir el discurso, las estrategias, y principalmente las acciones es hacia ese sesenta o setenta por ciento de la población. Este porcentaje no sabe, ni quiere saber de desplegados, de anuncios pagados, ellos quieren escuchar algo que solucione sus problemas, sus necesidades, sus aspiraciones. Y si hubiera algún otro que los escuche, los entienda y los atienda, seguramente estarán apoyando a ese otro.

Los tiempos han cambiado, las estructuras han cambiado, la conformación del país es diferente y es tiempo de entender a esa gran mayoría del país. No es un personaje, no es un partido político o una agrupación de la actualidad. Es el reconocimiento de nuestra realidad como país, y esa realidad está representada por la gran mayoría, no por la élite del diez o quince por ciento de la población.

Si queremos darle rumbo diferente a nuestro México, primero hay que trabajar en las base, y esas bases no están en las cúpulas de organismos o partidos políticos, están en las entrañas de un México olvidado y falto de oportunidades.

Basta con mirar hacia el sur, hacia los lugares apartados o hacia las periferias de las ciudades, para darse cuenta de que ese, es el México, que hemos olvidado a la mayoría de los mexicanos y que pensamos y actuamos de una manera egoísta e individualista donde el mundo es el que nos rodea y no somos capaces de aprender de la historia y saber que esto ya lo vivimos anteriormente, y que no supimos corregir el mundo para que “todos” fuéramos el México. Es verdad que no se enfrenta argumentando las clases sociales, pero también es verdad que muchos, pero muchos, piensan sólo en ellos y su circunstancia, sin importar, ni siquiera investigar, cómo es la gran parte de México.

Ojalá las quejas, los reclamos, las alineaciones sean dirigidas pensando en el México, en su gran masa, y no sólo en la realidad de las élites favorecidas por su esfuerzo o circunstancia histórica. Para poder mirar hacia un México mejor, necesitamos entender, comprender y actuar por México, como un todo.

email: Antonio.rios@itesm.mx