/ viernes 7 de junio de 2019

Trump, el bochorno de los norteamericanos

Con esta nueva embestida del presidente norteamericano Donald Trump, donde la amenaza es clara para a partir del lunes iniciar con el cobro del cinco por ciento de arancel a todos, absolutamente a todos los productos mexicanos que crucen la frontera, la respuesta del gobierno de López Obrador, más que tibia parece ser la resignación y que todo se lo dejan a Dios o a la casualidad.

Claro que tampoco es como ya muchos opinan de cerrar Walmart y todas las tiendas o negocios estadounidenses establecidos en México, porque, ¿dónde se reacomodaría a todos los empleados de estos negocios y de casi todos que dominan el mercado nacional?

Incluso el controvertido presidente le pone la cereza al pastel de que los inversionistas norteamericanos en México podrán regresar sus empresas, principalmente maquiladoras, al tener que pagar el arancel que fijará Estados Unidos a toda la mercancía que provenga de México hacia Estados Unidos, por lo que el presidente dentro de sus inconsistencias mentales, podrá estar escupiendo para arriba

Claro que Trump no dará un paso atrás en esto que parece ser su mejor marketing para las elecciones que tiene en puerta y en su falta de coeficiente calificado, pues simplemente está la agresión, y más ahora que todo indica que tiene pichoncitos en el gobierno mexicano que creen que aún son oposición y siguen en campaña.

El primer resultado de unas negociaciones forzadas fue el único que era posible, mantener a la delegación mexicana en un juego absurdo y doloroso, tratándolos como mendigos, así lo demostró el jefe de la delegación, Marcelo Ebrard, e incluso el propio Trump con su Twitter seguía desde Inglaterra picándole las costillas a la maltrecha delegación mexicana, presunta negociadora para evitar el absurdo que se le ocurrió al incómodo presidente.

Es cierto que existe la posibilidad de que la nueva y amenazante arma de Trump, el arancel a todos los productos mexicanos e incluso a los productos fabricados por las mismas empresas norteamericanas que operan en el país como maquiladoras, puede quedar en eso, en una simple amenaza como muchas otras, pero si acaba de perder los estribos el folclórico mandatario estadounidense, podrá despertar una inmensa zozobra e incluso tragedia en toda Latinoamérica.

¿Hasta cuándo los norteamericanos aguantarán la vergüenza que seguramente les provoca su insólito presidente?

Con esta nueva embestida del presidente norteamericano Donald Trump, donde la amenaza es clara para a partir del lunes iniciar con el cobro del cinco por ciento de arancel a todos, absolutamente a todos los productos mexicanos que crucen la frontera, la respuesta del gobierno de López Obrador, más que tibia parece ser la resignación y que todo se lo dejan a Dios o a la casualidad.

Claro que tampoco es como ya muchos opinan de cerrar Walmart y todas las tiendas o negocios estadounidenses establecidos en México, porque, ¿dónde se reacomodaría a todos los empleados de estos negocios y de casi todos que dominan el mercado nacional?

Incluso el controvertido presidente le pone la cereza al pastel de que los inversionistas norteamericanos en México podrán regresar sus empresas, principalmente maquiladoras, al tener que pagar el arancel que fijará Estados Unidos a toda la mercancía que provenga de México hacia Estados Unidos, por lo que el presidente dentro de sus inconsistencias mentales, podrá estar escupiendo para arriba

Claro que Trump no dará un paso atrás en esto que parece ser su mejor marketing para las elecciones que tiene en puerta y en su falta de coeficiente calificado, pues simplemente está la agresión, y más ahora que todo indica que tiene pichoncitos en el gobierno mexicano que creen que aún son oposición y siguen en campaña.

El primer resultado de unas negociaciones forzadas fue el único que era posible, mantener a la delegación mexicana en un juego absurdo y doloroso, tratándolos como mendigos, así lo demostró el jefe de la delegación, Marcelo Ebrard, e incluso el propio Trump con su Twitter seguía desde Inglaterra picándole las costillas a la maltrecha delegación mexicana, presunta negociadora para evitar el absurdo que se le ocurrió al incómodo presidente.

Es cierto que existe la posibilidad de que la nueva y amenazante arma de Trump, el arancel a todos los productos mexicanos e incluso a los productos fabricados por las mismas empresas norteamericanas que operan en el país como maquiladoras, puede quedar en eso, en una simple amenaza como muchas otras, pero si acaba de perder los estribos el folclórico mandatario estadounidense, podrá despertar una inmensa zozobra e incluso tragedia en toda Latinoamérica.

¿Hasta cuándo los norteamericanos aguantarán la vergüenza que seguramente les provoca su insólito presidente?