/ lunes 12 de febrero de 2024

Viene una reforma fiscal, sí o sí

Es obvio que este tema es un tabú en cualquier país. Es muy complicado hablar de temas fiscales en una campaña electoral, porque sabemos que no es políticamente rentable y, al contrario, te restaría votos. Pero es el elefante en la sala, del que nadie quiere hablar; sin embargo, es mejor comenzar a discutir y cuestionar a las candidatas a la presidencia sobre su opinión al respecto.

Siempre he dicho que Andrés Manuel se ha comportado como un presidente de derecha en el tema económico. Ha sido el único de los últimos 4 presidentes que no ha subido los impuestos (IVA e ISR), pero sí ha realizado el trabajo de cobrar a los que no pagaban, y por ende, ha logrado aumentar la recaudación, lo cual es positivo desde cualquier perspectiva. Es muy fácil llegar y subir los impuestos en lugar de dedicarse al tedioso y desagradable trabajo de cobrarle a los intocables. Pero también, Andrés Manuel sabe que este paquete de reformas que envió al congreso en su último tramo, es totalmente inviable si no se realiza una reforma fiscal.

Ambas candidatas a la presidencia son conscientes de esto, pero prefieren no hablar del tema. Lo curioso es que tampoco se les pregunta si dentro de las plataformas que están planeando, incluyen una reforma fiscal. Necesitamos mejorar la recaudación del país si queremos convertirnos en una potencia mundial con mejores índices de reducción de pobreza, desigualdades, mejor educación, etc. Y esto comienza por hablar del tema. No se logra nada escondiendo la cabeza bajo tierra y luego sorprendiendo al país con decisiones que no le convienen.

La solución en una posible reforma no es simplemente subir las tasas impositivas. Lo necesario es hacer que los que no pagan, paguen correctamente. Este debe ser el enfoque. No es posible que, hasta el día de hoy, existan cosas tan inverosímiles como que todos los gastos de un jet privado utilizado para viajes de placer sean totalmente deducibles de impuestos, o que todo lo que se gaste en un yate de lujo se pueda descontar de lo que una empresa le debe pagar al gobierno por impuestos. Este tipo de asuntos son los que debemos comenzar a analizar como sociedad. Si no tomamos medidas, lo más sencillo será que el próximo gobierno simplemente aumente la tasa de IVA o de ISR, afectando a todas las personas y manteniendo los privilegios de menos del 0.1% del país. Hablemos pues de los lujos que son deducibles para las empresas.

Otro tema que debe contemplar esta propuesta es cómo podemos incentivar a más negocios pequeños a formalizarse. Hoy en día más del 51% de la población económicamente activa, trabaja en la informalidad. El gobierno debe crear un esquema que motive a todos los "changarros", puestos, ambulantes, etc; a formalizarse con un esquema similar al de los REPECOS, pero con una edición moderna que contemple la seguridad social de quienes los manejan.

Si logramos aumentar la recaudación a través de estas dos vías, más las que se propongan, sin afectar a los que actualmente sí pagan con mayores tasas, daremos un salto cuántico como país.


Es obvio que este tema es un tabú en cualquier país. Es muy complicado hablar de temas fiscales en una campaña electoral, porque sabemos que no es políticamente rentable y, al contrario, te restaría votos. Pero es el elefante en la sala, del que nadie quiere hablar; sin embargo, es mejor comenzar a discutir y cuestionar a las candidatas a la presidencia sobre su opinión al respecto.

Siempre he dicho que Andrés Manuel se ha comportado como un presidente de derecha en el tema económico. Ha sido el único de los últimos 4 presidentes que no ha subido los impuestos (IVA e ISR), pero sí ha realizado el trabajo de cobrar a los que no pagaban, y por ende, ha logrado aumentar la recaudación, lo cual es positivo desde cualquier perspectiva. Es muy fácil llegar y subir los impuestos en lugar de dedicarse al tedioso y desagradable trabajo de cobrarle a los intocables. Pero también, Andrés Manuel sabe que este paquete de reformas que envió al congreso en su último tramo, es totalmente inviable si no se realiza una reforma fiscal.

Ambas candidatas a la presidencia son conscientes de esto, pero prefieren no hablar del tema. Lo curioso es que tampoco se les pregunta si dentro de las plataformas que están planeando, incluyen una reforma fiscal. Necesitamos mejorar la recaudación del país si queremos convertirnos en una potencia mundial con mejores índices de reducción de pobreza, desigualdades, mejor educación, etc. Y esto comienza por hablar del tema. No se logra nada escondiendo la cabeza bajo tierra y luego sorprendiendo al país con decisiones que no le convienen.

La solución en una posible reforma no es simplemente subir las tasas impositivas. Lo necesario es hacer que los que no pagan, paguen correctamente. Este debe ser el enfoque. No es posible que, hasta el día de hoy, existan cosas tan inverosímiles como que todos los gastos de un jet privado utilizado para viajes de placer sean totalmente deducibles de impuestos, o que todo lo que se gaste en un yate de lujo se pueda descontar de lo que una empresa le debe pagar al gobierno por impuestos. Este tipo de asuntos son los que debemos comenzar a analizar como sociedad. Si no tomamos medidas, lo más sencillo será que el próximo gobierno simplemente aumente la tasa de IVA o de ISR, afectando a todas las personas y manteniendo los privilegios de menos del 0.1% del país. Hablemos pues de los lujos que son deducibles para las empresas.

Otro tema que debe contemplar esta propuesta es cómo podemos incentivar a más negocios pequeños a formalizarse. Hoy en día más del 51% de la población económicamente activa, trabaja en la informalidad. El gobierno debe crear un esquema que motive a todos los "changarros", puestos, ambulantes, etc; a formalizarse con un esquema similar al de los REPECOS, pero con una edición moderna que contemple la seguridad social de quienes los manejan.

Si logramos aumentar la recaudación a través de estas dos vías, más las que se propongan, sin afectar a los que actualmente sí pagan con mayores tasas, daremos un salto cuántico como país.