“La historia es nuestra y la hacen los pueblos”
Salvador Allende
Presidente de la Hermana República de Chile (1970-1973)
Andrés Manuel llega a la Presidencia de la República con el mayor porcentaje de votación, de apoyo popular en toda la historia de México de los últimos cien años, el 53% de los votantes lo hicimos por Andrés Manuel, en números redondos, 26 millones de un total de 49 millones de votantes, con un 63% de participación ciudadana de un padrón electoral de cerca de 90 millones, por otros candidatos votaron: Anaya obtuvo un 22%, 10 millones de votantes, Meade 16%, 7 millones de votos, el Bronco 5%, 2 millones de votos, 33 millones de ciudadanos, 37% del padrón electoral, no quiso votar.
De 90 millones de ciudadanos mexicanos con posibilidad de votar, sólo 26 millones votamos por Andrés Manuel, el resto, 64 millones, no votaron por él, pongo estas cifras en la mesa de análisis político no para disminuir el mérito de esta votación histórica, las más importantes desde 1910, sino para dimensionar el reto que tenemos los mexicanos, que no solamente queremos un cambio de presidente corrupto (EPN) por uno honesto (Andrés Manuel), sino que queremos construir un Nuevo Proyecto de Nación (NPN) diferente y mejor, una transformación pacífica sí, pero igual de radical que las tres grandes transformaciones históricas del país: la Independencia, la Reforma y la Revolución, esta cuarta transformación que inicia a partir de la votación del 1 de julio será pacífica hasta donde sea posible, el pasado proceso electoral costó 150 vidas, entre precandidatos, candidatos y dirigentes políticos de diversos partidos, incluyendo el PRI, PAN y Morena.
Qué bueno que ganamos, pero no es tiempo de echar las campanas al vuelo, es tiempo de preparar la batalla que viene, la de ganar por la vía del convencimiento en un ambiente plenamente democrático, en el que no solamente se respete la disidencia, sino que sea bienvenida y tomada en cuenta la crítica constructiva fundamentada, que aporte soluciones, venga del partido que venga o de ciudadanos independientes.
Un rápido vistazo a las elecciones en el estado, Morena se convierte en la primera fuerza política en Chihuahua, al contar con 460 mil votantes por AMLO–NPN, subiendo 160 mil votos de la votación presidencial de AMLO en el estado del 2012, que fueron 300 mil, ganar más diputados en el congreso local, que los ganados por el PAN y el PRI, la Presidencia Municipal de Juárez, la mayor población del estado, y la de Cuauhtémoc, dos senadores de tres en el estado y varias diputaciones federales.
El PRI en el 2016 con Serrano tuvo 400 mil votos, Meade logró en el estado 160 mil, perdió 240 mil votos en dos años. El gobernador Corral en el 16 ganó con 520 mil votos, Anaya obtuvo en el estado en estas elecciones 300 mil, por lo cual el PAN perdió en el estado en dos años del gobierno actual 220 mil votos, si bien el candidato en estas elecciones no fue el gobernador del estado, sí es una evaluación de las políticas de Acción Nacional en la república y en el estado, le urge un golpe de timón.
Morena subió de 31,000 votos en el 2016 a 460 mil con Andrés Manuel, ganando en dos años 430 mil votos, misma cantidad de votos que perdió el PAN y el PRI.
Para ganar la Presidencia de la República, la mayoría en el Congreso de la Unión y algunos estados, nos fue más que suficiente el número de votos, en favor de Andrés Manuel, Morena y los partidos aliados, para transformar el país, su sistema oligárquico/presidencialista no. Para esto se requiere una masa crítica, donde seamos capaces de convencer, a millones de mexicanos que votaron por otros partidos o que no votaron por ninguno, para que se sumen a este nuevo proyecto. Es la única forma de lograr la cuarta transformación histórica del país.
Para construir un NPN debemos sumar a millones de mexicanos a nuestro proyecto, para que los próximos tres años a partir del 1 de diciembre, en que contaremos con la mayoría en el congreso nacional, hagamos efectivo el Art. 39 de la Constitución y sea decisiva la participación ciudadana, de abajo para arriba, es la única forma de transformar un sistema presidencialista, en una democracia activa, en un gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo, una verdadera democracia, que no dependa solamente de la honestidad del presidente de la república.