/ viernes 15 de mayo de 2020

Cualquier deuda es sujeción


“Por no actuar con sumisión, hay queja contra Obrador; y es que aprendió con terror… cualquier deuda es sujeción”.

Sujeción al crédito, al compromiso temporal crediticio, y a la imposición y abuso cuando no se puede pagar.

Después de la Segunda Guerra Mundial los países vencedores crearon el Banco Mundial con un Fondo Monetario Internacional para apoyo de los países en vías de desarrollo; el asunto de inicio fue una acción de buena voluntad, pero las condiciones crediticias desventajosas… el crédito era en dólares y había que pagar membresía inicial en oro; y por una “curiosa” circunstancia los capitales estaban ligados al Sistema de la Reserva Federal de los Estados Unidos; con el tiempo, el Fondo Monetario Internacional sería la mejor arma de penetración, manipulación y sujeción de los países deudores, México entre ellos. Mientras el país endeudado no pudiera pagar, era susceptible de ser manipulado en sus actividades comerciales, económicas y sociales; era el nuevo coloniaje en dólares; dinero que USA imprime a su leal pensar y entender;, y que no se corresponde con sus reservas de oro, pues en 1920 lo cambió con base en petróleo; obligando al mundo a comprar y vender el oro negro en dólares, que USA fabrica a su libre albedrío; país que se ha querido oponer… ha sido sacrificado en su régimen político, desaparecido su gobierno y destruido su país, por supuesto hablamos de los países más débiles. Lo que requiere entonces un país en vías de desarrollo es no endeudarse en demasía, pues la deuda otorga derechos intrínsecos al prestamista.

Para el sexenio de López Portillo, la deuda externa era impagable. Y el FMI seguía ofreciendo más préstamos, y molestándose si no los tomábamos, situación ideal para los políticos pillos de México y el orbe.

El 12 de diciembre de 1998 se aprobó en la Cámara de Diputados la conversión de las deudas privadas de un grupo de banqueros en deudas públicas, a través del Fondo Bancario de Protección al Ahorro. A través de este espectacular “rescate” el Estado mexicano destinó 90 mil millones de dólares al saneamiento y subsidio de la banca privada “mexicana”, que actualmente ya está en manos de extranjeros. Fue el mayor quebranto de las finanzas públicas de la nación, con el aumento de la pobreza, constituyéndose en la mayor deuda interna del país. Con estas dos deudas: la externa y la interna, la mejor y más sana determinación del Gobierno de México es… no acumular más deuda, menos en las condiciones mercantiles petroleras que los países dominantes nos han impuesto y menos en la pandemia que, intuimos, también nos fue impuesta. Andrés Manuel López Obrador ha actuado acertadamente, a pesar de las múltiples presiones que está recibiendo para que nos endeudemos más. ¿Quién lo presiona mayormente?, el FMI y el sector empresarial mexicano que pide indemnizaciones por el Covid-19, o préstamos emergentes que no tengan que pagar ellos, sino que sea deuda pública que paguemos nosotros, la “chinaca popular”. Un vocero de este sector, Guillermo Luján Peña, dijo apenas el 28 de abril en este rotativo: “México se encuentra a la deriva o más bien con un presidente que quiere llevar al fracaso al país y además lo ha dicho públicamente, con el problema de la pandemia declaró que eso le venía a sus planes ‘como anillo al dedo’…para ver morir a muchos mexicanos y de pasada a quienes odia tanto: los empresarios, sean éstos medianos o grandes”. Sic. El buen Memo obvió decir que Andrés Manuel se había desayunado dos niños recién nacidos, arrebatados a sus afligidas madres, para luego tirar sus huesitos a los canes. Ese cuento de que Andrés Manuel es el “coco”, es apto sólo para mentalidades infantiles Memo, no raspes.


“Por no actuar con sumisión, hay queja contra Obrador; y es que aprendió con terror… cualquier deuda es sujeción”.

Sujeción al crédito, al compromiso temporal crediticio, y a la imposición y abuso cuando no se puede pagar.

Después de la Segunda Guerra Mundial los países vencedores crearon el Banco Mundial con un Fondo Monetario Internacional para apoyo de los países en vías de desarrollo; el asunto de inicio fue una acción de buena voluntad, pero las condiciones crediticias desventajosas… el crédito era en dólares y había que pagar membresía inicial en oro; y por una “curiosa” circunstancia los capitales estaban ligados al Sistema de la Reserva Federal de los Estados Unidos; con el tiempo, el Fondo Monetario Internacional sería la mejor arma de penetración, manipulación y sujeción de los países deudores, México entre ellos. Mientras el país endeudado no pudiera pagar, era susceptible de ser manipulado en sus actividades comerciales, económicas y sociales; era el nuevo coloniaje en dólares; dinero que USA imprime a su leal pensar y entender;, y que no se corresponde con sus reservas de oro, pues en 1920 lo cambió con base en petróleo; obligando al mundo a comprar y vender el oro negro en dólares, que USA fabrica a su libre albedrío; país que se ha querido oponer… ha sido sacrificado en su régimen político, desaparecido su gobierno y destruido su país, por supuesto hablamos de los países más débiles. Lo que requiere entonces un país en vías de desarrollo es no endeudarse en demasía, pues la deuda otorga derechos intrínsecos al prestamista.

Para el sexenio de López Portillo, la deuda externa era impagable. Y el FMI seguía ofreciendo más préstamos, y molestándose si no los tomábamos, situación ideal para los políticos pillos de México y el orbe.

El 12 de diciembre de 1998 se aprobó en la Cámara de Diputados la conversión de las deudas privadas de un grupo de banqueros en deudas públicas, a través del Fondo Bancario de Protección al Ahorro. A través de este espectacular “rescate” el Estado mexicano destinó 90 mil millones de dólares al saneamiento y subsidio de la banca privada “mexicana”, que actualmente ya está en manos de extranjeros. Fue el mayor quebranto de las finanzas públicas de la nación, con el aumento de la pobreza, constituyéndose en la mayor deuda interna del país. Con estas dos deudas: la externa y la interna, la mejor y más sana determinación del Gobierno de México es… no acumular más deuda, menos en las condiciones mercantiles petroleras que los países dominantes nos han impuesto y menos en la pandemia que, intuimos, también nos fue impuesta. Andrés Manuel López Obrador ha actuado acertadamente, a pesar de las múltiples presiones que está recibiendo para que nos endeudemos más. ¿Quién lo presiona mayormente?, el FMI y el sector empresarial mexicano que pide indemnizaciones por el Covid-19, o préstamos emergentes que no tengan que pagar ellos, sino que sea deuda pública que paguemos nosotros, la “chinaca popular”. Un vocero de este sector, Guillermo Luján Peña, dijo apenas el 28 de abril en este rotativo: “México se encuentra a la deriva o más bien con un presidente que quiere llevar al fracaso al país y además lo ha dicho públicamente, con el problema de la pandemia declaró que eso le venía a sus planes ‘como anillo al dedo’…para ver morir a muchos mexicanos y de pasada a quienes odia tanto: los empresarios, sean éstos medianos o grandes”. Sic. El buen Memo obvió decir que Andrés Manuel se había desayunado dos niños recién nacidos, arrebatados a sus afligidas madres, para luego tirar sus huesitos a los canes. Ese cuento de que Andrés Manuel es el “coco”, es apto sólo para mentalidades infantiles Memo, no raspes.