/ viernes 16 de febrero de 2024

El precio de optar por un narco presidente

El mal no está en que una minoría sea la que vote. Esos pocos votos a la hora de decidir quién ganará, son tan efectivos como los de la población entera. Lo único que nos falta es elegir bien. Pero no quisimos creer o entender eso de “abrazos y no balazos…” Y todo el apoyo a los cárteles.

Tal como la política se ve desde afuera y desde adentro también, para ganar no se necesita más que conocer las trampas y los fraudes de siempre; y desconocer las mentiras. Pero lo peor es que cuando uno escucha a la población hablar sobre sus derechos, uno puede pensar que harían cualquier cosa, terrible, inclusive, si alguien tratara de restringírselos. Pero luego, en la vida real, en la práctica, encontramos a esas personas dóciles, el pueblo “bueno y sabio” aceptando cualquier cosa o persona, e inclusive adulando a detestables políticos con una esperanza de ser reconocidos también dentro de los elegidos para que les haga “justicia la revolución”

Nadie tiene derechos cuando no los mantiene en vigor. El conformismo y la docilidad, acaban con el criterio individual, con la hombría, con la valentía, con el valor, con sus Principios y con sus valores. Ahhh, pero “es que nos da dinero”, dicen….

Todos nacimos libres como las aves, pero para poder convivir, hemos dejado que nos metan en una jaula llenas de leyes para ser aplicadas solamente a los opositores, a los críticos del mal gobierno. Y lo peor, los que no tienen la voluntad y los valores para corregirse a sí mismos, son los que piden y aplican las leyes a los demás. Si no se le entrega el alma al partido oficial, tampoco se tiene derecho a corromperse. Hay que adular, hay que hacer méritos…

Las leyes fácilmente pueden destruir la riqueza poniendo toda la carga de impuestos y sanciones a los que se han dedicado a cumplir con las leyes. Los que no, tienen todo el derecho de seguir viviendo a costa de los que sí pagan. Y por mucho que le han quitado a los que se han preocupado de estar dentro de ley, no vemos por ningún lado que las necesidades humanas hayan sido satisfechas. Y lo peor, los pobres caen “como anillo al dedo”.

Y nosotros le hemos comprado al narco presidente, como dóciles corderos, el boleto para que en lugar de luchar contra el hambre creando empleos, solucionando problemas de salud, de violencia, de hambre y de pobreza, gaste en inimaginables e inútiles obras. Desperdicio manifiesto. Y en lugar de generar más empleos como prometió, se empeña en crear más pobreza. Pero para “crecer” solo necesitamos “bienestar”, lo que eso pueda significar.

No olvidemos que las tiranías solo son el resultado de ser dóciles, de conceder a alguien una autoridad ilimitada. Y así estamos en el país . Lo que cada pueblo vale, se ve por el calibre de sus líderes, de sus gobernantes.

Necesitamos un gobierno dirigido por alguien que sepa guiar, y no únicamente dominar, o cobrar venganza contra ciudadanos y hacer crecer la corrupción. Pero el “pueblo” aprobará y votará por el que perciba que lo mantiene sin trabajar, aunque de hecho lo deteste.


El mal no está en que una minoría sea la que vote. Esos pocos votos a la hora de decidir quién ganará, son tan efectivos como los de la población entera. Lo único que nos falta es elegir bien. Pero no quisimos creer o entender eso de “abrazos y no balazos…” Y todo el apoyo a los cárteles.

Tal como la política se ve desde afuera y desde adentro también, para ganar no se necesita más que conocer las trampas y los fraudes de siempre; y desconocer las mentiras. Pero lo peor es que cuando uno escucha a la población hablar sobre sus derechos, uno puede pensar que harían cualquier cosa, terrible, inclusive, si alguien tratara de restringírselos. Pero luego, en la vida real, en la práctica, encontramos a esas personas dóciles, el pueblo “bueno y sabio” aceptando cualquier cosa o persona, e inclusive adulando a detestables políticos con una esperanza de ser reconocidos también dentro de los elegidos para que les haga “justicia la revolución”

Nadie tiene derechos cuando no los mantiene en vigor. El conformismo y la docilidad, acaban con el criterio individual, con la hombría, con la valentía, con el valor, con sus Principios y con sus valores. Ahhh, pero “es que nos da dinero”, dicen….

Todos nacimos libres como las aves, pero para poder convivir, hemos dejado que nos metan en una jaula llenas de leyes para ser aplicadas solamente a los opositores, a los críticos del mal gobierno. Y lo peor, los que no tienen la voluntad y los valores para corregirse a sí mismos, son los que piden y aplican las leyes a los demás. Si no se le entrega el alma al partido oficial, tampoco se tiene derecho a corromperse. Hay que adular, hay que hacer méritos…

Las leyes fácilmente pueden destruir la riqueza poniendo toda la carga de impuestos y sanciones a los que se han dedicado a cumplir con las leyes. Los que no, tienen todo el derecho de seguir viviendo a costa de los que sí pagan. Y por mucho que le han quitado a los que se han preocupado de estar dentro de ley, no vemos por ningún lado que las necesidades humanas hayan sido satisfechas. Y lo peor, los pobres caen “como anillo al dedo”.

Y nosotros le hemos comprado al narco presidente, como dóciles corderos, el boleto para que en lugar de luchar contra el hambre creando empleos, solucionando problemas de salud, de violencia, de hambre y de pobreza, gaste en inimaginables e inútiles obras. Desperdicio manifiesto. Y en lugar de generar más empleos como prometió, se empeña en crear más pobreza. Pero para “crecer” solo necesitamos “bienestar”, lo que eso pueda significar.

No olvidemos que las tiranías solo son el resultado de ser dóciles, de conceder a alguien una autoridad ilimitada. Y así estamos en el país . Lo que cada pueblo vale, se ve por el calibre de sus líderes, de sus gobernantes.

Necesitamos un gobierno dirigido por alguien que sepa guiar, y no únicamente dominar, o cobrar venganza contra ciudadanos y hacer crecer la corrupción. Pero el “pueblo” aprobará y votará por el que perciba que lo mantiene sin trabajar, aunque de hecho lo deteste.