/ jueves 18 de octubre de 2018

El problema no es la encuesta del Nuevo Aeropuerto

Pretender tomar decisiones con base en “consultas ciudadanas” es justificar la toma de decisiones en las bases populares y eludir su responsabilidad, precisamente esa, la de tomar decisiones.

Claro que cada decisión tiene un costo, un costo político y un costo económico. De eso es lo que se trata, escondiendo la verdadera razón de la supuesta encuesta, en los intereses que nada tienen que ver con la viabilidad de tan importante y visionaria obra de infraestructura.

Una de sus promesas de campaña la fincó en acciones contra el actual gobierno y prometía terminar con la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), y regresar a su antigua propuesta de hacer uso del aeropuerto militar en Santa Lucía.

Una de las justificadas razones es que está asentado sobre el Lago de Texcoco, que lo hará inestable. Nada más tenemos que revisar la experiencia japonesa, que tienen cuatro aeropuertos asentados sobre islas totalmente artificiales sobre el mar: Kansai, Kobe (2006), Chubui (2006), Kitakyushu (2006) y el aeropuerto internacional de Nagasaki (1975), que desde entonces fue construido sobre una isla natural diminuta, la cual fue ampliada en más de 600 Km2 para lograr el necesitado cometido.

Otro ejemplo digno de imitar es el aeropuerto internacional de Hong Kong, diseñado por el arquitecto Norman Foster, mejor conocido como el aeropuerto Chek Lap Kok, que al igual que el aeropuerto de Nagasaki, está sobre una pequeña isla pegada a la capital del diminuto país, hoy provincia China, la cual fue ampliada, ganándole terreno al mar para lograr dar cabida a este nuevo aeropuerto, que sustituyó al que estaba prácticamente en el centro de la ciudad, logrando tener uno de los proyectos de ingeniería más costosos y modernos del mundo.

Otro aeropuerto digno de analizar e imitar es el del aeropuerto internacional de Singapur, mejor conocido como el aeropuerto Changi, uno de los mejores, más modernos y funcionales del mundo. Eso es a lo que aspiramos los mexicanos con este novedoso y funcional proyecto para nuestro país, con cuatro pistas que podrían trabajar simultáneamente en esta primera etapa.

Claro que la encuesta va mucho más allá de la mera consulta, es la manera de esconder la decisión hacia qué grupo constructor se irían las millonarias inversiones, ya sea en el antiguo lago o en el actual aeropuerto militar; al final la decisión la tomará con base en la respuesta de los constructores, no así de los encuestados y mucho menos de las necesidades de nuestro país.

El problema no es la encuesta, ésta es una consecuencia. El verdadero problema es la actitud, la prepotencia y la ventaja con la que se están lanzando éstas y otras acciones. Igual y mañana nos lanzan otra encuesta para preguntar si podría ser viable la reelección del Presidente de la República. Ya sabemos la respuesta del respetuoso.

El problema no es la encuesta.



Pretender tomar decisiones con base en “consultas ciudadanas” es justificar la toma de decisiones en las bases populares y eludir su responsabilidad, precisamente esa, la de tomar decisiones.

Claro que cada decisión tiene un costo, un costo político y un costo económico. De eso es lo que se trata, escondiendo la verdadera razón de la supuesta encuesta, en los intereses que nada tienen que ver con la viabilidad de tan importante y visionaria obra de infraestructura.

Una de sus promesas de campaña la fincó en acciones contra el actual gobierno y prometía terminar con la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), y regresar a su antigua propuesta de hacer uso del aeropuerto militar en Santa Lucía.

Una de las justificadas razones es que está asentado sobre el Lago de Texcoco, que lo hará inestable. Nada más tenemos que revisar la experiencia japonesa, que tienen cuatro aeropuertos asentados sobre islas totalmente artificiales sobre el mar: Kansai, Kobe (2006), Chubui (2006), Kitakyushu (2006) y el aeropuerto internacional de Nagasaki (1975), que desde entonces fue construido sobre una isla natural diminuta, la cual fue ampliada en más de 600 Km2 para lograr el necesitado cometido.

Otro ejemplo digno de imitar es el aeropuerto internacional de Hong Kong, diseñado por el arquitecto Norman Foster, mejor conocido como el aeropuerto Chek Lap Kok, que al igual que el aeropuerto de Nagasaki, está sobre una pequeña isla pegada a la capital del diminuto país, hoy provincia China, la cual fue ampliada, ganándole terreno al mar para lograr dar cabida a este nuevo aeropuerto, que sustituyó al que estaba prácticamente en el centro de la ciudad, logrando tener uno de los proyectos de ingeniería más costosos y modernos del mundo.

Otro aeropuerto digno de analizar e imitar es el del aeropuerto internacional de Singapur, mejor conocido como el aeropuerto Changi, uno de los mejores, más modernos y funcionales del mundo. Eso es a lo que aspiramos los mexicanos con este novedoso y funcional proyecto para nuestro país, con cuatro pistas que podrían trabajar simultáneamente en esta primera etapa.

Claro que la encuesta va mucho más allá de la mera consulta, es la manera de esconder la decisión hacia qué grupo constructor se irían las millonarias inversiones, ya sea en el antiguo lago o en el actual aeropuerto militar; al final la decisión la tomará con base en la respuesta de los constructores, no así de los encuestados y mucho menos de las necesidades de nuestro país.

El problema no es la encuesta, ésta es una consecuencia. El verdadero problema es la actitud, la prepotencia y la ventaja con la que se están lanzando éstas y otras acciones. Igual y mañana nos lanzan otra encuesta para preguntar si podría ser viable la reelección del Presidente de la República. Ya sabemos la respuesta del respetuoso.

El problema no es la encuesta.