/ viernes 8 de octubre de 2021

El sentido común en las elecciones

“El sentido común describe las creencias o proposiciones que parecen, para la mayoría de la gente, como prudentes, siendo esta prudencia dependiente de unos valores de conciencia compartidos que permiten dar forma a una familia, clan, pueblo y/o nación...”

Dada la presente realidad, es casi imposible, basados en un sentido común objetivo, divorciar la política de la crisis que vivimos los ciudadanos, en cuanto a violencia, hampa e impunidad.

Es imposible, nos dice el sentido común, que todo esto que sufrimos haya llegado a estas alturas sin el involucramiento de políticos, gobernantes y funcionarios. Sin el apoyo de “la ley”, el hampa y la corrupción no habrían crecido como lo han hecho.

El sentido común no nos exige más que saber lo que hemos de aceptar y lo que hemos de rechazar en cuanto a candidatos y partidos. ¿Pero qué hacer cuando ni candidatos ni partidos nos han demostrado su confianza? ¿Podremos creer que ahora sí, si votamos por ellos, el país se convertirá en un paraíso? La lucha que sostiene el ciudadano de hoy es la de no dejarse embaucar, la de no dejarse engañar. ¿Alguien con sentido común puede creer que todo lo debemos recibir gratis del gobierno, sin dar nada a cambio?

Quien se someta a la prueba del pensamiento y éste a la prueba de la razón, rara vez se equivocará. Pensar y actuar, actuar y pensar es parte de la sabiduría que se adquiere a través del sentido común.

El que no puede razonar es un tonto; el que no quiere razonar es un necio; el que no se atreve a razonar es un esclavo y el que razonando se atreve aún a ir en contra de sus principios, en un afán de conseguir una remuneración, premio o favor, no hace otra cosa que prostituirse.

El sentido común, increíblemente no es algo común en nuestros tiempos, y los que lo poseen, omiten ejercitarlo por mera cobardía....o por intereses políticos. ¿Han notado, estimables lectores, cómo los que rodean a los candidatos y hasta se arriesgan por ellos, siempre están adulando aquellos que piensan estarán en el poder próximamente?

El sentido común es más valioso que el oro y mientras más pronto lo adquiramos, más tiempo lo disfrutaremos. Es el arte de vivir conformes con nosotros mismos. No es otra cosa que la filosofía demostrada en acciones.

Habitamos un mundo que puede ser grande si somos sensatos y un mundo demasiado pequeño si dejamos corromper nuestro criterio. Ninguna opinión, ningún criterio de políticos busca poderes puede compensarnos la pérdida de nuestra propia opinión. Se equivocan los que piensan que los demás no saben pensar. Por alguna extraña razón el ciudadano se equivoca con menos frecuencia que el sabio.


“El sentido común describe las creencias o proposiciones que parecen, para la mayoría de la gente, como prudentes, siendo esta prudencia dependiente de unos valores de conciencia compartidos que permiten dar forma a una familia, clan, pueblo y/o nación...”

Dada la presente realidad, es casi imposible, basados en un sentido común objetivo, divorciar la política de la crisis que vivimos los ciudadanos, en cuanto a violencia, hampa e impunidad.

Es imposible, nos dice el sentido común, que todo esto que sufrimos haya llegado a estas alturas sin el involucramiento de políticos, gobernantes y funcionarios. Sin el apoyo de “la ley”, el hampa y la corrupción no habrían crecido como lo han hecho.

El sentido común no nos exige más que saber lo que hemos de aceptar y lo que hemos de rechazar en cuanto a candidatos y partidos. ¿Pero qué hacer cuando ni candidatos ni partidos nos han demostrado su confianza? ¿Podremos creer que ahora sí, si votamos por ellos, el país se convertirá en un paraíso? La lucha que sostiene el ciudadano de hoy es la de no dejarse embaucar, la de no dejarse engañar. ¿Alguien con sentido común puede creer que todo lo debemos recibir gratis del gobierno, sin dar nada a cambio?

Quien se someta a la prueba del pensamiento y éste a la prueba de la razón, rara vez se equivocará. Pensar y actuar, actuar y pensar es parte de la sabiduría que se adquiere a través del sentido común.

El que no puede razonar es un tonto; el que no quiere razonar es un necio; el que no se atreve a razonar es un esclavo y el que razonando se atreve aún a ir en contra de sus principios, en un afán de conseguir una remuneración, premio o favor, no hace otra cosa que prostituirse.

El sentido común, increíblemente no es algo común en nuestros tiempos, y los que lo poseen, omiten ejercitarlo por mera cobardía....o por intereses políticos. ¿Han notado, estimables lectores, cómo los que rodean a los candidatos y hasta se arriesgan por ellos, siempre están adulando aquellos que piensan estarán en el poder próximamente?

El sentido común es más valioso que el oro y mientras más pronto lo adquiramos, más tiempo lo disfrutaremos. Es el arte de vivir conformes con nosotros mismos. No es otra cosa que la filosofía demostrada en acciones.

Habitamos un mundo que puede ser grande si somos sensatos y un mundo demasiado pequeño si dejamos corromper nuestro criterio. Ninguna opinión, ningún criterio de políticos busca poderes puede compensarnos la pérdida de nuestra propia opinión. Se equivocan los que piensan que los demás no saben pensar. Por alguna extraña razón el ciudadano se equivoca con menos frecuencia que el sabio.