/ martes 3 de agosto de 2021

Hacia una cultura de paz

Por: Flor Yáñez

¿Ejercicio democrático o qué?

"Entonces Pilato, viendo que nada adelantaba, sino que más bien se promovía tumulto, tomó agua y se lavó las manos delante de la gente…”: Mateo 27:24

El primer ejercicio de democracia participativa realizada este primero de agosto fue un fracaso. De acuerdo con datos presentados por Lorenzo Córdoba, consejero presidente del INE, de los 93.6 millones de personas inscritas en el padrón electoral con derecho a ejercer el voto, entre un 7.07 y 7.74% acudieron a las urnas, es decir, alrededor de siete millones de personas. Al finalizar el día, el límite inferior de los resultados fue que el 89.3% votó por el Sí, el 1.38% por el No y 2.19% fueron nulos. Fuimos millones de personas las que no acudimos a votar, incluido el mismo presidente de la República, probablemente porque no quiso verse involucrado en su propio “desastre maestro”. En lo personal, fui a la montaña a alejarme del “show” y respirar aire fresco.

Ha sido muy polémica esta consulta que inicialmente era para enjuiciar a los expresidentes, por la presunta comisión de delitos durante sus mandatos, cuya propaganda se distribuyó en este sentido. AMLO, tergiversando y desinformando, logró confundir a millones de personas sobre el motivo de este ejercicio democrático, y se armó un caos de versiones sobre lo que se pretendía.

La Suprema Corte dejó claro que no era posible someter a consulta la función del Poder Judicial y la ley, entonces, ¿para qué consensar si se debía o no cumplir con ella? La pregunta finalmente fue: ¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes, con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos, encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas? No incluyó nombres y fue tan amplia, que podría abarcar desde gobernadores, presidentes municipales y demás funcionarios; luego fue tan ambigua y nebulosa, no se logró entender.

Entonces, ¿qué se buscaba con la consulta? Si se pretendía abrir otro mecanismo para conocer la verdad de los hechos ocurridos en el pasado fuera de la función jurisdiccional, como la búsqueda de la verdad, la memoria histórica, la promoción del diálogo y la reconciliación para unir a sociedades divididas a causa del conflicto, no fue promovido ni entendido así. Aunado, todavía son conceptos poco claros, difundidos y entendidos. Hubo mucha difusión del evento, entonces ¿a qué podemos atribuir las casillas desérticas? ¿Al hartazgo de la gente, la poca credibilidad del presidente o al mal funcionamiento de las instrucciones? Pienso que es un poco de todo, pero, sobre todo, al presidente que provocó que la consulta popular perdiera popularidad y se convirtiera en un distractor para engañar a la gente en medio de la pandemia, -al fin, un populista-. En general, los y las mexicanas queremos justicia, alto a la corrupción y la impunidad. Tenemos el derecho de conocer la verdad y la oportunidad de reconciliarnos con nosotros mismos, con la sociedad, las instituciones y el país entero, y que se resarzan los daños del pasado. Tristemente fue una oportunidad desperdiciada de un inédito ejercicio democrático en el país que se convirtió en un “no sé qué fue”. Sí a las consultas, pero con mejores fines y preguntas.

Por: Flor Yáñez

¿Ejercicio democrático o qué?

"Entonces Pilato, viendo que nada adelantaba, sino que más bien se promovía tumulto, tomó agua y se lavó las manos delante de la gente…”: Mateo 27:24

El primer ejercicio de democracia participativa realizada este primero de agosto fue un fracaso. De acuerdo con datos presentados por Lorenzo Córdoba, consejero presidente del INE, de los 93.6 millones de personas inscritas en el padrón electoral con derecho a ejercer el voto, entre un 7.07 y 7.74% acudieron a las urnas, es decir, alrededor de siete millones de personas. Al finalizar el día, el límite inferior de los resultados fue que el 89.3% votó por el Sí, el 1.38% por el No y 2.19% fueron nulos. Fuimos millones de personas las que no acudimos a votar, incluido el mismo presidente de la República, probablemente porque no quiso verse involucrado en su propio “desastre maestro”. En lo personal, fui a la montaña a alejarme del “show” y respirar aire fresco.

Ha sido muy polémica esta consulta que inicialmente era para enjuiciar a los expresidentes, por la presunta comisión de delitos durante sus mandatos, cuya propaganda se distribuyó en este sentido. AMLO, tergiversando y desinformando, logró confundir a millones de personas sobre el motivo de este ejercicio democrático, y se armó un caos de versiones sobre lo que se pretendía.

La Suprema Corte dejó claro que no era posible someter a consulta la función del Poder Judicial y la ley, entonces, ¿para qué consensar si se debía o no cumplir con ella? La pregunta finalmente fue: ¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes, con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos, encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas? No incluyó nombres y fue tan amplia, que podría abarcar desde gobernadores, presidentes municipales y demás funcionarios; luego fue tan ambigua y nebulosa, no se logró entender.

Entonces, ¿qué se buscaba con la consulta? Si se pretendía abrir otro mecanismo para conocer la verdad de los hechos ocurridos en el pasado fuera de la función jurisdiccional, como la búsqueda de la verdad, la memoria histórica, la promoción del diálogo y la reconciliación para unir a sociedades divididas a causa del conflicto, no fue promovido ni entendido así. Aunado, todavía son conceptos poco claros, difundidos y entendidos. Hubo mucha difusión del evento, entonces ¿a qué podemos atribuir las casillas desérticas? ¿Al hartazgo de la gente, la poca credibilidad del presidente o al mal funcionamiento de las instrucciones? Pienso que es un poco de todo, pero, sobre todo, al presidente que provocó que la consulta popular perdiera popularidad y se convirtiera en un distractor para engañar a la gente en medio de la pandemia, -al fin, un populista-. En general, los y las mexicanas queremos justicia, alto a la corrupción y la impunidad. Tenemos el derecho de conocer la verdad y la oportunidad de reconciliarnos con nosotros mismos, con la sociedad, las instituciones y el país entero, y que se resarzan los daños del pasado. Tristemente fue una oportunidad desperdiciada de un inédito ejercicio democrático en el país que se convirtió en un “no sé qué fue”. Sí a las consultas, pero con mejores fines y preguntas.