/ jueves 3 de agosto de 2023

Las Consultas Pendientes del T-MEC

Por: Román Rivas Hong

Por tercera ocasión consecutiva estoy escribiendo del T-MEC y mi motivación en esta ocasión obedece a la duda que muchos de nosotros tenemos con respecto al porqué los Estados Unidos no han iniciado un proceso de controversia en temas tan importantes como el de la energía y el maíz transgénico. Son ya tres años desde la entrada en vigor del T-MEC y la incertidumbre que se ha generado en algunos tópicos, sobre todo en el tema de energía, ha propiciado el que se detengan muchas inversiones de ese rubro y conforme eso sucede, nuestra capacidad de generación y transmisión se va agotando de una manera dramática, y más por el hecho de que las inversiones en otros rubros, como el de la manufactura de exportación, han seguido creciendo gracias al efecto “nearshoring”, y esto a pesar de la rigidez y burocracia con la que el gobierno federal trata al inversionista extranjero.

El T-MEC ofrece una estructura institucional para la cooperación en materia energética, para la inversión en energías renovables y para desarrollar infraestructura energética tanto en generación como en redes de transmisión eléctrica, pero México, a tres años del T-MEC ha sido el principal contribuyente para que no haya habido un impulso de iniciativas que promuevan una integración más profunda a nivel América del Norte.

La agenda de energía con visión a largo plazo debería ser la prioridad para consolidar a la región como la más competitiva del mundo de cara a otros clústeres manufactureros del mundo, sobre todo el Asiático y, aparte, el cambio climático es el principal riesgo que enfrenta la humanidad y es por ello, que las acciones que emprendan los socios de América del Norte para acelerar la transición energética serán clave para atraer y retener inversiones y talento, pero, a pesar de las afectaciones que muchas empresas extranjeras están teniendo debido a la política energética que sigue México, los Estados Unidos se han comportado de una manera muy conservadora y la posible razón de ello reside en el contexto político que tanto México como los Estados Unidos viven, rumbo a las elecciones presidenciales de ambas naciones para el 2024, lo cual ha provocado que las consultas por la política energética mexicana se alarguen por más tiempo a fin de evitar el pánel internacional bajo el T-MEC.

Estas consultas y cualquier otra como, por ejemplo, la del maíz transgénico, entran todas en una canasta de política comercial o política bilateral, en donde influye tanto la presión de los empresarios afectados por las medidas (norteamericanos en el caso del tema de energía y nacionales en el caso del maíz), como por el resto de los interesados.

De acuerdo a los especialistas, existe un interés netamente político de Estados Unidos para no iniciar un pánel contra México en este momento por sus mutuas condiciones políticas ya que ambos países perderían con un enfrentamiento en política exterior en medio de procesos electorales, y por otra parte, hay mucha presión por parte de nuestros vecinos en temas migratorios, drogas y armas, y con ello, se solidifica el supuesto de no iniciar un pánel ni confrontar a los países como parte de una decisión política.

Un pánel, por ejemplo, no ayuda al partido demócrata, que es el que ahora está en la presidencia; por diversos temas, por ejemplo, Estados Unidos necesita que México mantenga el despliegue de la Guardia Nacional y personal del INM en el sur del país para que no avancen las olas migratorias, aunque por otro lado los republicanos sí han presionado a la representante comercial de EU, Katherine Tai, de exigir a México cambios en su política energética. Aunado a esto, gracias a que las empresas de energía de Estados Unidos y Canadá han ido resolviendo sus quejas de forma individual, se ha dado una especie de válvula de escape porque se ha reducido la intención de que se haga el pánel.

Por otra parte, la prohibición de importación de maíz transgénico afecta a muchos medianos productores en EU, así que para ganar votos, ese tema y el energético serán manejados por los políticos estadounidenses, y con ello las consultas de maíz en curso podrían caer en el mismo camino de ser alargadas, ya que es un tema relevante para los electores y entre más importante sea, más sujeto estará a las presiones políticas. ¿En todos lados se cuecen habas… no? Pero bueno, a nosotros nos incumbe México, así que, la combinación de ésta retórica hostil a la inversión privada, la falta de certidumbre legal en el sector energético y la falta de compromiso del Estado Mexicano con el Estado de derecho seguirá afectando el que nuestro país maximice la entrada de inversiones. ¿Qué podemos hacer para cambiarlo? Votar, pero mejor aún, el convencer a nuestros jóvenes de que lo hagan.

Maestro en Administración. Presidente de Index Chihuahua

roman.rivas@mgsmfg.com

Por: Román Rivas Hong

Por tercera ocasión consecutiva estoy escribiendo del T-MEC y mi motivación en esta ocasión obedece a la duda que muchos de nosotros tenemos con respecto al porqué los Estados Unidos no han iniciado un proceso de controversia en temas tan importantes como el de la energía y el maíz transgénico. Son ya tres años desde la entrada en vigor del T-MEC y la incertidumbre que se ha generado en algunos tópicos, sobre todo en el tema de energía, ha propiciado el que se detengan muchas inversiones de ese rubro y conforme eso sucede, nuestra capacidad de generación y transmisión se va agotando de una manera dramática, y más por el hecho de que las inversiones en otros rubros, como el de la manufactura de exportación, han seguido creciendo gracias al efecto “nearshoring”, y esto a pesar de la rigidez y burocracia con la que el gobierno federal trata al inversionista extranjero.

El T-MEC ofrece una estructura institucional para la cooperación en materia energética, para la inversión en energías renovables y para desarrollar infraestructura energética tanto en generación como en redes de transmisión eléctrica, pero México, a tres años del T-MEC ha sido el principal contribuyente para que no haya habido un impulso de iniciativas que promuevan una integración más profunda a nivel América del Norte.

La agenda de energía con visión a largo plazo debería ser la prioridad para consolidar a la región como la más competitiva del mundo de cara a otros clústeres manufactureros del mundo, sobre todo el Asiático y, aparte, el cambio climático es el principal riesgo que enfrenta la humanidad y es por ello, que las acciones que emprendan los socios de América del Norte para acelerar la transición energética serán clave para atraer y retener inversiones y talento, pero, a pesar de las afectaciones que muchas empresas extranjeras están teniendo debido a la política energética que sigue México, los Estados Unidos se han comportado de una manera muy conservadora y la posible razón de ello reside en el contexto político que tanto México como los Estados Unidos viven, rumbo a las elecciones presidenciales de ambas naciones para el 2024, lo cual ha provocado que las consultas por la política energética mexicana se alarguen por más tiempo a fin de evitar el pánel internacional bajo el T-MEC.

Estas consultas y cualquier otra como, por ejemplo, la del maíz transgénico, entran todas en una canasta de política comercial o política bilateral, en donde influye tanto la presión de los empresarios afectados por las medidas (norteamericanos en el caso del tema de energía y nacionales en el caso del maíz), como por el resto de los interesados.

De acuerdo a los especialistas, existe un interés netamente político de Estados Unidos para no iniciar un pánel contra México en este momento por sus mutuas condiciones políticas ya que ambos países perderían con un enfrentamiento en política exterior en medio de procesos electorales, y por otra parte, hay mucha presión por parte de nuestros vecinos en temas migratorios, drogas y armas, y con ello, se solidifica el supuesto de no iniciar un pánel ni confrontar a los países como parte de una decisión política.

Un pánel, por ejemplo, no ayuda al partido demócrata, que es el que ahora está en la presidencia; por diversos temas, por ejemplo, Estados Unidos necesita que México mantenga el despliegue de la Guardia Nacional y personal del INM en el sur del país para que no avancen las olas migratorias, aunque por otro lado los republicanos sí han presionado a la representante comercial de EU, Katherine Tai, de exigir a México cambios en su política energética. Aunado a esto, gracias a que las empresas de energía de Estados Unidos y Canadá han ido resolviendo sus quejas de forma individual, se ha dado una especie de válvula de escape porque se ha reducido la intención de que se haga el pánel.

Por otra parte, la prohibición de importación de maíz transgénico afecta a muchos medianos productores en EU, así que para ganar votos, ese tema y el energético serán manejados por los políticos estadounidenses, y con ello las consultas de maíz en curso podrían caer en el mismo camino de ser alargadas, ya que es un tema relevante para los electores y entre más importante sea, más sujeto estará a las presiones políticas. ¿En todos lados se cuecen habas… no? Pero bueno, a nosotros nos incumbe México, así que, la combinación de ésta retórica hostil a la inversión privada, la falta de certidumbre legal en el sector energético y la falta de compromiso del Estado Mexicano con el Estado de derecho seguirá afectando el que nuestro país maximice la entrada de inversiones. ¿Qué podemos hacer para cambiarlo? Votar, pero mejor aún, el convencer a nuestros jóvenes de que lo hagan.

Maestro en Administración. Presidente de Index Chihuahua

roman.rivas@mgsmfg.com