/ viernes 13 de marzo de 2020

Los otros datos del “8M”

Mucho se ha hablado de la impresionante cantidad de mujeres que participaron en las marchas del “8M” y, por supuesto, de los destrozos o vandalismo que algunas de ellas cometieron. Sin embargo, poco se ha hablado de otros datos y números relevantes del pasado 8 de marzo.

Uno de los motivos (la gota que derramó el vaso) de las marchas del 8M, fue el hecho de que, de acuerdo con los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, durante los dos últimos años han sido asesinadas -en promedio- diez mujeres al día. Situación que, irónicamente, se corroboró el pasado 8 de marzo; es decir, el Día Internacional de la Mujer.

Fue justo el día en el que miles de mujeres salieron a las calles de México para denunciar las violencias en contra de las mujeres y exigir las condiciones necesarias para ejercer plenamente sus derechos, cuando ese escalofriante, doloroso e inaceptable promedio diario de asesinatos quedó evidenciado y, peor aún, superado.

Según la información publicada por la Comisión Nacional de Seguridad, ese emblemático día fueron asesinadas al menos 11 mujeres. Ese día, quedó -una vez más- claro que, a lo largo y ancho del país, las mujeres siguen siendo violentadas y asesinadas, y sin la esperanza de que se haga justicia.

Sí. El mismo día en el que cientos nombres (de algunas de las miles) de mujeres asesinadas y desaparecidas desde 2016 quedaron escritos en la plancha del Zócalo capitalino, otra decena se sumaba a la vergonzante e inaceptable lista.

Para algunos pocos, esos otros datos del 8 marzo son –quizás- irrelevantes. Para otros muchos, son realmente alarmantes y reveladores; por ende, requieren la atención de todos los sectores y, por obvias razones, mucho más la del actual gobierno federal porque eso de minimizar o querer distraer la atención hacia otros asuntos no es lo que la sociedad (hombres y mujeres) demanda ni merece.

Es verdad que las violencias hacia las mujeres no es una problemática reciente ni originada por los gobiernos actuales (municipales, estatales y federal); es decir, se trata de un problema de antaño que no ha podido ser erradicado o combatido de manera eficaz. No obstante, también es cierto que la desestimación, las omisiones y la falta de compromiso y voluntad política del gobierno de la 4T ha contribuido al crecimiento exponencial del problema.

Finalizo en esta ocasión, parafraseando lo dicho alguna vez por la abogada y escritora estadounidense, Michelle Obama: los problemas que surgen y pasan por el escritorio del presidente son difíciles; sin embargo, aún cuando existen datos e información necesaria para encontrar y formular mejores soluciones, no ha podido hacerlo.


Aída María Holguín Baeza
laecita@gmail.com





Mucho se ha hablado de la impresionante cantidad de mujeres que participaron en las marchas del “8M” y, por supuesto, de los destrozos o vandalismo que algunas de ellas cometieron. Sin embargo, poco se ha hablado de otros datos y números relevantes del pasado 8 de marzo.

Uno de los motivos (la gota que derramó el vaso) de las marchas del 8M, fue el hecho de que, de acuerdo con los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, durante los dos últimos años han sido asesinadas -en promedio- diez mujeres al día. Situación que, irónicamente, se corroboró el pasado 8 de marzo; es decir, el Día Internacional de la Mujer.

Fue justo el día en el que miles de mujeres salieron a las calles de México para denunciar las violencias en contra de las mujeres y exigir las condiciones necesarias para ejercer plenamente sus derechos, cuando ese escalofriante, doloroso e inaceptable promedio diario de asesinatos quedó evidenciado y, peor aún, superado.

Según la información publicada por la Comisión Nacional de Seguridad, ese emblemático día fueron asesinadas al menos 11 mujeres. Ese día, quedó -una vez más- claro que, a lo largo y ancho del país, las mujeres siguen siendo violentadas y asesinadas, y sin la esperanza de que se haga justicia.

Sí. El mismo día en el que cientos nombres (de algunas de las miles) de mujeres asesinadas y desaparecidas desde 2016 quedaron escritos en la plancha del Zócalo capitalino, otra decena se sumaba a la vergonzante e inaceptable lista.

Para algunos pocos, esos otros datos del 8 marzo son –quizás- irrelevantes. Para otros muchos, son realmente alarmantes y reveladores; por ende, requieren la atención de todos los sectores y, por obvias razones, mucho más la del actual gobierno federal porque eso de minimizar o querer distraer la atención hacia otros asuntos no es lo que la sociedad (hombres y mujeres) demanda ni merece.

Es verdad que las violencias hacia las mujeres no es una problemática reciente ni originada por los gobiernos actuales (municipales, estatales y federal); es decir, se trata de un problema de antaño que no ha podido ser erradicado o combatido de manera eficaz. No obstante, también es cierto que la desestimación, las omisiones y la falta de compromiso y voluntad política del gobierno de la 4T ha contribuido al crecimiento exponencial del problema.

Finalizo en esta ocasión, parafraseando lo dicho alguna vez por la abogada y escritora estadounidense, Michelle Obama: los problemas que surgen y pasan por el escritorio del presidente son difíciles; sin embargo, aún cuando existen datos e información necesaria para encontrar y formular mejores soluciones, no ha podido hacerlo.


Aída María Holguín Baeza
laecita@gmail.com