/ miércoles 16 de octubre de 2019

Morena y los marxistas “cristianos” (Primera parte)

En cada ocasión que hablen con un marxista, estimados lectores, es inevitable que les conteste que Jesucristo fue un reformador social, un revolucionario, un socialista antes del socialismo; que la misión de Cristo fue la de sacar a los pobres de su pobreza y a los oprimidos de su opresión. Los que éstos afirman, desconocen totalmente su propia filosofía, la que nos dice que “Existen además verdades eternas, tales como la libertad, la justicia, etc. que son comunes a todo Estado de la sociedad. Pero el comunismo quiere abolir estas verdades eternas, quiere abolir la religión y la moral, en lugar de darles una forma nueva, y por eso contradice todo el desarrollo histórico anterior” (K. Marx—F. Engels, Manifiesto del Partido Comunista).

También el marxismo nos dice: “En la sociedad de clases, la religión es un arma para la opresión de los trabajadores, para el apoyo del dominio de las clases explotadoras... La religión está en oposición de la ciencia y estorba al reconocimiento de las leyes científicas en el desarrollo de la naturaleza y la sociedad. (Definición de religión, Diccionario Soviético de extranjerismos).

“Además, los Diez Mandamientos ya no rigen para nosotros (E. Cardenal sacerdote “revolucionario”, en La Santidad de la Revolución- La Nicaragua de Daniel Ortega).

Cuando Cristo estuvo entre nosotros, ¿a cuántos sacó de pobres? , ¿a cuántos prisioneros liberó? ¿A cuántos judíos apartó del yugo romano? Sí, nos liberó, pero del pecado muriendo en la cruz por nosotros.

La liberación y la opresión de la que se habla en todo el Nuevo Testamento (por lo que extrañan los nexos de sectas evangelistas con López Obrador), es la liberación y la opresión del pecado y de la muerte. La actitud de Cristo ante la pobreza material no es la de quien viene al mundo para combatirla y acabar con ella, sino la de quien viene al mundo a evangelizar a los pobres y de paso a los ricos.

El comunismo materialista y ateo como radicalmente es, rechaza totalmente la idea de que el hombre esté ordenado a un destino trascendente.

El comunismo de la 4ª, busca un México “igualitario” en el que inevitablemente unos sean más iguales que otros, pero sin ricos ni pobres, con un bienestar común pues todos darán en medida de lo que tienen y recibirán en medida de lo que necesiten, significando que no será ningún individuo en lo particular quien determine lo que puede dar y lo que necesita recibir. Serán los corruptos del Estado quienes lo determinen. Esto lo sabemos todos, pero en la propaganda se soslaya.



En cada ocasión que hablen con un marxista, estimados lectores, es inevitable que les conteste que Jesucristo fue un reformador social, un revolucionario, un socialista antes del socialismo; que la misión de Cristo fue la de sacar a los pobres de su pobreza y a los oprimidos de su opresión. Los que éstos afirman, desconocen totalmente su propia filosofía, la que nos dice que “Existen además verdades eternas, tales como la libertad, la justicia, etc. que son comunes a todo Estado de la sociedad. Pero el comunismo quiere abolir estas verdades eternas, quiere abolir la religión y la moral, en lugar de darles una forma nueva, y por eso contradice todo el desarrollo histórico anterior” (K. Marx—F. Engels, Manifiesto del Partido Comunista).

También el marxismo nos dice: “En la sociedad de clases, la religión es un arma para la opresión de los trabajadores, para el apoyo del dominio de las clases explotadoras... La religión está en oposición de la ciencia y estorba al reconocimiento de las leyes científicas en el desarrollo de la naturaleza y la sociedad. (Definición de religión, Diccionario Soviético de extranjerismos).

“Además, los Diez Mandamientos ya no rigen para nosotros (E. Cardenal sacerdote “revolucionario”, en La Santidad de la Revolución- La Nicaragua de Daniel Ortega).

Cuando Cristo estuvo entre nosotros, ¿a cuántos sacó de pobres? , ¿a cuántos prisioneros liberó? ¿A cuántos judíos apartó del yugo romano? Sí, nos liberó, pero del pecado muriendo en la cruz por nosotros.

La liberación y la opresión de la que se habla en todo el Nuevo Testamento (por lo que extrañan los nexos de sectas evangelistas con López Obrador), es la liberación y la opresión del pecado y de la muerte. La actitud de Cristo ante la pobreza material no es la de quien viene al mundo para combatirla y acabar con ella, sino la de quien viene al mundo a evangelizar a los pobres y de paso a los ricos.

El comunismo materialista y ateo como radicalmente es, rechaza totalmente la idea de que el hombre esté ordenado a un destino trascendente.

El comunismo de la 4ª, busca un México “igualitario” en el que inevitablemente unos sean más iguales que otros, pero sin ricos ni pobres, con un bienestar común pues todos darán en medida de lo que tienen y recibirán en medida de lo que necesiten, significando que no será ningún individuo en lo particular quien determine lo que puede dar y lo que necesita recibir. Serán los corruptos del Estado quienes lo determinen. Esto lo sabemos todos, pero en la propaganda se soslaya.