/ jueves 4 de abril de 2024

Punto y aparte | Felicidad

El reconocido psicólogo Daniel Gilbert, profesor de la Universidad de Harvard, en su libro “Tropezar con la felicidad” nos brinda un interesante análisis de cómo nos equivocamos en el intento de buscar la felicidad y es que nuestras decisiones son la base para afianzarla o suprimirla; y así, son nuestras acciones, no la de terceros, las que nos permiten deambular en este mundo siendo felices o infelices, es decir, todo está en uno.

En más de dos de sus shows mañaneros el “aún” presidente de México, Manuel Andrés López Obrador, ha externado, a manera de presunción, que el mexicano es muy feliz, como si este sentir fuera gracias al gobierno que encabeza y que en poco tiempo dejará de hacerlo, olvidando el mandatario que por naturaleza los mexicanos traemos una fuerte dosis de felicidad desde nacencia.

Desde Palacio Nacional quieren sembrar la idea de que la felicidad del mexicano en buena medida se debe al cuantioso derroche de recursos dirigidos a los programas sociales, (totalmente falso). Este dinero, dicho sea de paso, nadie sabe si es entregado en su totalidad a sus verdaderos destinatarios y también se desconoce que hacen con el sobrante, que suponemos es bastante; La transparencia en este terreno (suponiendo que la hay) no es del todo clara y precisa y se antoja difícil (mas no imposible) que en un futuro lo sea.

Aquí nos detenemos un momento para recordar al amable lector que los tan tarareados programas sociales continuarán entregándose en el próximo sexenio, independientemente de la dama que gane en las urnas el próximo mes de junio, de hecho, una de ellas (la de las gelatinas) hasta los aumentará; de igual manera les pedimos cuentas claras en ello.

Volvamos al tema que nos ocupa, el Informe Mundial de la Felicidad de este 2024, realizado por la red de soluciones de desarrollo sostenible de la Organización de las Naciones Unidas indicó que en promedio los boomers y sus predecesores (personas nacidas antes de 1965) son más felices que los millennials y los de la generación Z (aquellos nacidos después de 1980). La mediana edad en el país azteca es la mejor posicionada en cuanto al nivel de felicidad mientras que el peor lo representan las personas de la tercera edad y en estas mediciones nada tiene que ver el desempeño del presidente de la república por más que así lo quieran hacer creer. La felicidad del mexicano es custodiada por esa gran fortaleza que se tiene ante los infortunios de la vida, en contraposición con Finlandia, el país que lidera el ranking de la felicidad debido a la confianza que la población tiene sobre sus autoridades, su sistema de salud y la calidad en la educación.


El reconocido psicólogo Daniel Gilbert, profesor de la Universidad de Harvard, en su libro “Tropezar con la felicidad” nos brinda un interesante análisis de cómo nos equivocamos en el intento de buscar la felicidad y es que nuestras decisiones son la base para afianzarla o suprimirla; y así, son nuestras acciones, no la de terceros, las que nos permiten deambular en este mundo siendo felices o infelices, es decir, todo está en uno.

En más de dos de sus shows mañaneros el “aún” presidente de México, Manuel Andrés López Obrador, ha externado, a manera de presunción, que el mexicano es muy feliz, como si este sentir fuera gracias al gobierno que encabeza y que en poco tiempo dejará de hacerlo, olvidando el mandatario que por naturaleza los mexicanos traemos una fuerte dosis de felicidad desde nacencia.

Desde Palacio Nacional quieren sembrar la idea de que la felicidad del mexicano en buena medida se debe al cuantioso derroche de recursos dirigidos a los programas sociales, (totalmente falso). Este dinero, dicho sea de paso, nadie sabe si es entregado en su totalidad a sus verdaderos destinatarios y también se desconoce que hacen con el sobrante, que suponemos es bastante; La transparencia en este terreno (suponiendo que la hay) no es del todo clara y precisa y se antoja difícil (mas no imposible) que en un futuro lo sea.

Aquí nos detenemos un momento para recordar al amable lector que los tan tarareados programas sociales continuarán entregándose en el próximo sexenio, independientemente de la dama que gane en las urnas el próximo mes de junio, de hecho, una de ellas (la de las gelatinas) hasta los aumentará; de igual manera les pedimos cuentas claras en ello.

Volvamos al tema que nos ocupa, el Informe Mundial de la Felicidad de este 2024, realizado por la red de soluciones de desarrollo sostenible de la Organización de las Naciones Unidas indicó que en promedio los boomers y sus predecesores (personas nacidas antes de 1965) son más felices que los millennials y los de la generación Z (aquellos nacidos después de 1980). La mediana edad en el país azteca es la mejor posicionada en cuanto al nivel de felicidad mientras que el peor lo representan las personas de la tercera edad y en estas mediciones nada tiene que ver el desempeño del presidente de la república por más que así lo quieran hacer creer. La felicidad del mexicano es custodiada por esa gran fortaleza que se tiene ante los infortunios de la vida, en contraposición con Finlandia, el país que lidera el ranking de la felicidad debido a la confianza que la población tiene sobre sus autoridades, su sistema de salud y la calidad en la educación.