/ jueves 11 de abril de 2024

Punto y aparte | La débil política exterior de México

“La diplomacia debe sustituir a la fuerza”

  • Taine

La administración del “aún” presidente de México Manuel Andrés López Obrador no se ha caracterizado precisamente por las buenas relaciones con el exterior, en su campaña cuando era candidato la política exterior no fue un tema que le interesara sino por el contrario casi siempre prefería no hablar al respecto. Ya en el poder son varios los ejemplos que demuestran el mal manejo de las relaciones diplomáticas con algunos países, recordemos sólo algunos:

1) Con España, el primer mandatario mexicano determinó una ridícula pausa en sus relaciones bajo el argumento de que la monarquía era muy soberbia; en 2019 en una más de esas acciones que rayan en lo inverosímil Manuel Andrés envió una carta a la corona española dirigida al rey Felipe VI solicitando que pidieran disculpas por los agravios cometidos durante el tiempo de la Colonia, podrán imaginarse la reacción. 2) En el 2022 el señor de las mañaneras se enfadó con el gobierno panameño ya que este país centroamericano objetó la propuesta de Pedro Salmerón como embajador mexicano ya que pesaban sobre él acusaciones por acoso sexual cuando era catedrático en el Instituto Autónomo Tecnológico de México. 3) La suspensión de la Cumbre del Pacífico integrada por México, Chile, Colombia y Perú en 2022 fue un acontecimiento que dejó en entredicho la eficacia de la política exterior azteca. 4) Perú expulsó al embajador mexicano Pablo Monroy como consecuencia de la postura injerencista de López Obrador y no querer reconocer a Dina Boluarte como nueva presidenta del país inca. 5) Las tensiones con el presidente Javier Milei, de Argentina, a quien Manuel Andrés llamó “facho conservador”, siguen en el escenario, nuestro presidente en respuesta recibió por parte de su homólogo argentino los adjetivos de patético y repugnante; de este tamaño la finura presidencial.

El más reciente acontecimiento en el tema diplomático y que rompió todo precedente fue la irrupción del viernes pasado de la policía ecuatoriana en la embajada de México en Quito, cuyo propósito fue la detención del ex vicepresidente Jorge Glas, quien se encontraba tramitando su asilo político y quien tiene una sentencia por peculado. El joven presidente Daniel Noboa mencionó que ningún delincuente puede ser considerado un perseguido político y que al concederle asilo a Glas la diplomacia mexicana ha abusado de las inmunidades y los privilegios.

El tema de lo ocurrido en la embajada mexicana en la capital ecuatoriana no centra su importancia en el asilo que se pretendía otorgar a un buscado por la ley, independientemente de que consideremos esto como adecuado o no aquí lo que realmente preocupa es la violación realizada al derecho internacional y a la soberanía mexicana, ya que la embajada es considerada como parte del territorio mexicano, de aquí el rompimiento evidente de las relaciones diplomáticas entre ambos países, con todo lo que ello implica: Suspensión de acuerdos comerciales, intercambios estudiantiles detenidos, lentitud en trámites de documentos, etc.

Esa premisa de que la mejor política exterior es la interior he dejado en evidencia de que no es la mejor manera de aprovechar las grandes oportunidades que se presentan en otras latitudes; México merece ser visto como una gran nación, los embajadores y cónsules tienen una gran responsabilidad, de aquí la importancia de tener a los mejores perfiles ocupando estos significativos puestos. Tema que debe considerar la próxima presidenta de la nación. Ande pues.


“La diplomacia debe sustituir a la fuerza”

  • Taine

La administración del “aún” presidente de México Manuel Andrés López Obrador no se ha caracterizado precisamente por las buenas relaciones con el exterior, en su campaña cuando era candidato la política exterior no fue un tema que le interesara sino por el contrario casi siempre prefería no hablar al respecto. Ya en el poder son varios los ejemplos que demuestran el mal manejo de las relaciones diplomáticas con algunos países, recordemos sólo algunos:

1) Con España, el primer mandatario mexicano determinó una ridícula pausa en sus relaciones bajo el argumento de que la monarquía era muy soberbia; en 2019 en una más de esas acciones que rayan en lo inverosímil Manuel Andrés envió una carta a la corona española dirigida al rey Felipe VI solicitando que pidieran disculpas por los agravios cometidos durante el tiempo de la Colonia, podrán imaginarse la reacción. 2) En el 2022 el señor de las mañaneras se enfadó con el gobierno panameño ya que este país centroamericano objetó la propuesta de Pedro Salmerón como embajador mexicano ya que pesaban sobre él acusaciones por acoso sexual cuando era catedrático en el Instituto Autónomo Tecnológico de México. 3) La suspensión de la Cumbre del Pacífico integrada por México, Chile, Colombia y Perú en 2022 fue un acontecimiento que dejó en entredicho la eficacia de la política exterior azteca. 4) Perú expulsó al embajador mexicano Pablo Monroy como consecuencia de la postura injerencista de López Obrador y no querer reconocer a Dina Boluarte como nueva presidenta del país inca. 5) Las tensiones con el presidente Javier Milei, de Argentina, a quien Manuel Andrés llamó “facho conservador”, siguen en el escenario, nuestro presidente en respuesta recibió por parte de su homólogo argentino los adjetivos de patético y repugnante; de este tamaño la finura presidencial.

El más reciente acontecimiento en el tema diplomático y que rompió todo precedente fue la irrupción del viernes pasado de la policía ecuatoriana en la embajada de México en Quito, cuyo propósito fue la detención del ex vicepresidente Jorge Glas, quien se encontraba tramitando su asilo político y quien tiene una sentencia por peculado. El joven presidente Daniel Noboa mencionó que ningún delincuente puede ser considerado un perseguido político y que al concederle asilo a Glas la diplomacia mexicana ha abusado de las inmunidades y los privilegios.

El tema de lo ocurrido en la embajada mexicana en la capital ecuatoriana no centra su importancia en el asilo que se pretendía otorgar a un buscado por la ley, independientemente de que consideremos esto como adecuado o no aquí lo que realmente preocupa es la violación realizada al derecho internacional y a la soberanía mexicana, ya que la embajada es considerada como parte del territorio mexicano, de aquí el rompimiento evidente de las relaciones diplomáticas entre ambos países, con todo lo que ello implica: Suspensión de acuerdos comerciales, intercambios estudiantiles detenidos, lentitud en trámites de documentos, etc.

Esa premisa de que la mejor política exterior es la interior he dejado en evidencia de que no es la mejor manera de aprovechar las grandes oportunidades que se presentan en otras latitudes; México merece ser visto como una gran nación, los embajadores y cónsules tienen una gran responsabilidad, de aquí la importancia de tener a los mejores perfiles ocupando estos significativos puestos. Tema que debe considerar la próxima presidenta de la nación. Ande pues.