/ miércoles 29 de julio de 2020

Reinventar la sobrevivencia

Así como ocurrió hace justo 100 años, tras la gripe española -considerada la madre de todas las pandemias-, después del Covid-19 vendrá de nuevo la reinvención de la sobrevivencia. No es algo ajeno al conocimiento humano: después de una tragedia, la que fuese, vienen espacios inmediatos para generar nuevas oportunidades.

Desde hace algunas semanas, un número importante de amigos y conocidos decidió incursionar en pequeños negocios familiares para poder sobrevivir ante el estancamiento de la economía privada que, a más de 120 días de iniciada la pandemia, ha hecho crisis en millones de hogares en todo el mundo.

Se trata de sobrevivir en un incierto escenario que nos ha puesto a todos a prueba, porque el distanciamiento no sólo trajo consigo el cierre de negocios de todos los giros, sino la cancelación de planes y proyectos que se quedaron en el escritorio.

En medio de esa incertidumbre, las familias debieron acudir a estrategias de sobrevivencia y por eso vemos, de la noche a la mañana, nuevas actividades que no habíamos pensado desarrollarían nuestros vecinos, amigos o familiares. Las redes sociales se convirtieron en el principal promotor de esas formas honestas de generar el sustento diario.

Por eso vemos -y lo digo con mucho orgullo-, a mucha gente promocionando productos y servicios con los que intentan salir adelante; la venta de comida es una de las principales actividades que se desarrollaron en las últimas semanas. Eso, lejos de sorprendernos, nos debe provocar un aliento de esperanza, pero más allá de solidaridad.

Esta pandemia trae consigo una impresionante desaceleración cuyas consecuencias aún no medimos; hay cambios sustanciales en los protocolos de producción, vamos a reducir los gastos fijos, la gente compra solamente una vez por semana, en promedio, cuando antes lo hacía al menos dos veces.

El brutal impacto es en las poblaciones más vulnerables del planeta y aunque se diga que lo bueno de este confinamiento se refleja en la contención de la emisión de gases tóxicos, la regeneración de ríos y mares, también debe considerarse que estamos a punto de ver el comienzo de una nueva era en el que los seres humanos nos estamos reinventando para poder sobrevivir.

Las pandemias, como está demostrado en la historia del planeta, no sólo traen tragedias sino verdaderos cambios sociales y avances tecnológicos: se va a acelerar la aparición de la inteligencia artificial. ¿Nos podremos acostumbrar a no tener contacto físico a partir de ahora? Las drásticas y muy necesarias medidas de seguridad para evitar los contagios incluyen, en la mayoría de las grandes empresas, la prohibición del contacto entre los trabajadores y la pregunta es ¿estamos listos para esos avances y esas nuevas medidas?

Tenemos que superar nuestras limitaciones si queremos sobrevivir, pero ¿qué tiene que ver la tecnología con que nuestros amigos y familiares inventen nuevas formas de supervivencia económica? Irán de la mano. Ya nada se ofrece ni se vende, si no está en los medios y con el excesivo uso de las redes sociales, en estos momentos, el mejor impacto deberá ser ahí y a través de ello.

De pronto nuestros amigos y familiares se dedicaron a vender ropa, calzado o comida a domicilio; lo ofrecen primero entre los conocidos, en sus contactos, luego lo harían en las redes sociales hasta convertir su actividad en el medio de sobrevivencia.

Déjeme decirle algo: Seamos solidarios. Hoy, precisamente cuando la economía familiar se deprime cada vez más, veremos a hermanos, sobrinos, vecinos, amigos, tíos, compañeros de trabajo, cuñados, a mamá, a papá, hijos, yernos y nueras, dedicarse a una actividad que permita sobrevivir en tiempos de crisis, una crisis que vendrá, irremediablemente, más cruda y más despiadada.

Nos estamos reinventando, eso es lo que sucede. Así como la ciencia y la tecnología nos tienen en puerta los avances más increíbles, también los seres humanos nos estamos reinventando. ¿Tu amigo vende? ¡Cómprale! ¡Lo necesita! Mañana, tú y yo haremos lo mismo y ahí estarán ellos para ayudarnos a salir adelante. Estoy seguro. Sólo escribo cosas comunes.

Así como ocurrió hace justo 100 años, tras la gripe española -considerada la madre de todas las pandemias-, después del Covid-19 vendrá de nuevo la reinvención de la sobrevivencia. No es algo ajeno al conocimiento humano: después de una tragedia, la que fuese, vienen espacios inmediatos para generar nuevas oportunidades.

Desde hace algunas semanas, un número importante de amigos y conocidos decidió incursionar en pequeños negocios familiares para poder sobrevivir ante el estancamiento de la economía privada que, a más de 120 días de iniciada la pandemia, ha hecho crisis en millones de hogares en todo el mundo.

Se trata de sobrevivir en un incierto escenario que nos ha puesto a todos a prueba, porque el distanciamiento no sólo trajo consigo el cierre de negocios de todos los giros, sino la cancelación de planes y proyectos que se quedaron en el escritorio.

En medio de esa incertidumbre, las familias debieron acudir a estrategias de sobrevivencia y por eso vemos, de la noche a la mañana, nuevas actividades que no habíamos pensado desarrollarían nuestros vecinos, amigos o familiares. Las redes sociales se convirtieron en el principal promotor de esas formas honestas de generar el sustento diario.

Por eso vemos -y lo digo con mucho orgullo-, a mucha gente promocionando productos y servicios con los que intentan salir adelante; la venta de comida es una de las principales actividades que se desarrollaron en las últimas semanas. Eso, lejos de sorprendernos, nos debe provocar un aliento de esperanza, pero más allá de solidaridad.

Esta pandemia trae consigo una impresionante desaceleración cuyas consecuencias aún no medimos; hay cambios sustanciales en los protocolos de producción, vamos a reducir los gastos fijos, la gente compra solamente una vez por semana, en promedio, cuando antes lo hacía al menos dos veces.

El brutal impacto es en las poblaciones más vulnerables del planeta y aunque se diga que lo bueno de este confinamiento se refleja en la contención de la emisión de gases tóxicos, la regeneración de ríos y mares, también debe considerarse que estamos a punto de ver el comienzo de una nueva era en el que los seres humanos nos estamos reinventando para poder sobrevivir.

Las pandemias, como está demostrado en la historia del planeta, no sólo traen tragedias sino verdaderos cambios sociales y avances tecnológicos: se va a acelerar la aparición de la inteligencia artificial. ¿Nos podremos acostumbrar a no tener contacto físico a partir de ahora? Las drásticas y muy necesarias medidas de seguridad para evitar los contagios incluyen, en la mayoría de las grandes empresas, la prohibición del contacto entre los trabajadores y la pregunta es ¿estamos listos para esos avances y esas nuevas medidas?

Tenemos que superar nuestras limitaciones si queremos sobrevivir, pero ¿qué tiene que ver la tecnología con que nuestros amigos y familiares inventen nuevas formas de supervivencia económica? Irán de la mano. Ya nada se ofrece ni se vende, si no está en los medios y con el excesivo uso de las redes sociales, en estos momentos, el mejor impacto deberá ser ahí y a través de ello.

De pronto nuestros amigos y familiares se dedicaron a vender ropa, calzado o comida a domicilio; lo ofrecen primero entre los conocidos, en sus contactos, luego lo harían en las redes sociales hasta convertir su actividad en el medio de sobrevivencia.

Déjeme decirle algo: Seamos solidarios. Hoy, precisamente cuando la economía familiar se deprime cada vez más, veremos a hermanos, sobrinos, vecinos, amigos, tíos, compañeros de trabajo, cuñados, a mamá, a papá, hijos, yernos y nueras, dedicarse a una actividad que permita sobrevivir en tiempos de crisis, una crisis que vendrá, irremediablemente, más cruda y más despiadada.

Nos estamos reinventando, eso es lo que sucede. Así como la ciencia y la tecnología nos tienen en puerta los avances más increíbles, también los seres humanos nos estamos reinventando. ¿Tu amigo vende? ¡Cómprale! ¡Lo necesita! Mañana, tú y yo haremos lo mismo y ahí estarán ellos para ayudarnos a salir adelante. Estoy seguro. Sólo escribo cosas comunes.

ÚLTIMASCOLUMNAS