/ domingo 21 de abril de 2024

Serie agua: añejo problema su escasez en la ciudad de Chihuahua (Se incuba proyecto en 1928) 

Por: Oscar A. Viramontes Olivas

violioscar@gmail.com


Chihuahua en toda su existencia, siempre ha padecido una problemática relacionada con la disponibilidad de agua, aún y cuando, nuestra población se originaría a partir de las aguas cristalinas de dos memorables ríos, como son: el Chuviscar y Sacramento que, con el abuso que se les empezó a dar a lo largo de la historia, generó un deterioro irreversible sobre los mantos acuíferos que cada vez, están más abatidos y muchas de esas fuentes de agua, se empezaron a contaminar por basura y aguas negras, provenientes de los drenajes de la ciudad y la inconsciencia de la población. Sin embargo, en esta ocasión, realizaremos un recorrido hacia finales de la segunda década del siglo XX, donde el abastecimiento del vital líquido en este “suelo seco y arenoso” estaba administrado por los servicios públicos municipales y el Estado, los cuales, eran las instancias encargadas de ofrecer el servicio a los diferentes sectores de la paupérrima Chihuahua que, adolecía de graves deficiencias, debido a la deteriorada red hidráulica que se presentaba en el año de 1928 y el creciente consumo del vital líquido debido al crecimiento poblacional, pero también a las exigencias en el riego de un importante número de huertos que se encontraban aledaños al Santuario de Guadalupe y donde hoy es la colonia del mismo nombre.

La ciudad de Chihuahua desde sus orígenes, siempre ha padecido del problema del agua. La falta de una cultura en el cuidado de este recurso, agudiza más la disponibilidad del vital líquido.

Sin embargo, existía un proyecto que se estaba incubando en los albores de 1928, cuando la autoridad expresaba algunas posibles soluciones al problema, en voz del titular de aguas, el ingeniero Fernando Regalado Ruiz, quien en entrevista con “El Correo” de Silvestre Terrazas, comentaba: “Afortunadamente, estamos en vías de remediar este grave mal de la falta de agua, pues comenzaremos la construcción de algunas obras hidráulicas que pondrán punto final a este clamor de la gente. Se ha cometido el grave error de no satisfacer debidamente este interés de orden público, pues no se está dando una explicación del cómo y porqué del problema que se está solucionando, y éste naturalmente ha dado margen a que se formen comentarios y críticas que han aparecido en la prensa; artículos de distinta índole que se propagan y comentan de distintos modos de cómo resolver los problemas y todo esto, ha venido naturalmente a desorientar a la opinión pública, creando una diversidad de ideas con un ambiente de desconfianza e incertidumbre. ¿Cómo se está solucionando? Es necesaria una explicación para que el público se dé cuenta de todo ello y vea y palpe los esfuerzos que se han hecho para empezar obras de infraestructura como tuberías nuevas y proporcionar agua más limpia para Chihuahua”.


Era una alternativa para la ciudad este probable proyecto que, se estaba gestando en 1928 ante las necesidades urgentes de proveerle de agua a una población creciente, dándose de principio las obras, con base definida a partir del trabajo de una comisión de ingenieros de la localidad; después de haber estudiado y discutido debidamente todos los proyectos, hasta entonces presentados por distintas autoridades en la materia con serios estudios y largas discusiones con conocimiento de causa, así es que, cuando se principiaron las obras, ya se tenía un plan determinado, y con este, se había hecho un estudio en detalle del desarrollo de distintas partes de la obra. Las fuentes de agua disponibles con que contaba la población, se podían dividir en dos categorías: las impuras o insalubres, y las de buena calidad o potables.

La primera zona contemplada serían, las aguas recolectadas del vaso de la presa Chuvíscar que, junto al aumento de la capacidad que se había dado con el nuevo vertedor injertado de “demasías”, había alcanzado un almacenamiento aproximado, quitándole el azolve que tenía en 1928, una cantidad de 2,840,000 metros cúbicos, como fuente de agua posible de excelente calidad; se contaba con aguas provenientes del nacimiento del río Chuviscar en la llamada “Sierra Azul”, donde se localizaban los “Ojos del Chuvíscar” y los manantiales de los ranchos del Rincón y El Álamo, de ahí, para abajo, se tenía todo a lo largo del río, un sinnúmero de transmisiones chicas que en conjunto, venían a ser las que prácticamente le proporcionaban el caudal de que se disponía en la presa de derivación y filtro en el año antes citado. Una vez que se ha establecido el régimen de lluvias con más de 100 litros por segundo, hasta 180 y 200 más al caudal, se debía tener en cuenta para este caso, de que, se tuvieran datos que marcaran que este caudal, agregaría 40 litros por segundo, evitando que se hiciera mal uso del vital líquido para riegos a zonas de cultivo, pero lo más interesante, es que la noria del “Mortero” que, en ese entonces se encontraba en malas condiciones, se empezara a acondicionar debidamente, y con los requisitos que exigía la higiene pública, capaz de darle a la ciudad en épocas de sequía, diez litros por segundo de una agua de muy buena calidad.


Una noria que también se abriría, sería la de “Labor de Terrazas”, al sur oeste de la ciudad de Chihuahua, en la confluencia con el arroyo “Escobar” al río, la que, daría durante su construcción en la época de sequía, un rendimiento medio de 17 litros por segundo, que, con la red de drenes transversales al río al construir una red, aumentaría de 25 o más litros por segundo, pero por precaución, nada más con 20, debido a que la tubería no aguantaría las presiones del vital líquido. En la época más crítica, con 40, más 10, más 20, hasta 70 litros por segundo de agua potable que, se traerían del manantial del río Chuvíscar, agua de excelente calidad (Ojos del Chuviscar) y, con el fin de conservar su pureza, se tendría que evitar contaminaciones provenientes de las descargas de aguas residuales, y que, durante su trayecto, se consiguiera cercar a la zona Federal del río, como protección higiénica junto a una constante vigilancia con el fin, de que se respetara ese lugar y que, no se vertiera agua para usos de riego, a partir de un zanjeo en el río y así reducir las pérdidas por evaporación durante su trayecto.

La presa Chuvíscar que fue inaugurada por el presidente Porfirio Díaz Morí en octubre de 1909.

Por otra parte, sobre el consumo que hace la población para llenar sus necesidades en la forma en que actualmente se distribuye el agua, se consideraría que, en 1928, Chihuahua contaba con 40,000 habitantes y junto a las necesidades de riego de un sinnúmero de huertas aledañas a la ciudad, con la utilización de 103 litros por segundo, con 222 litros por habitante por día para uso doméstico; 75 litros por segundo, igual a 162 litros por habitante por día. El riego de calles, era de cuatro litros por segundo, igual a 9 litros por habitante por día en el lavado de la red de drenaje, además, de las instalaciones en las casas que estaban incluidas en los usos domésticos, los cuales, se invertían 12 litros por segundo, más 22 litros de desperdicio fugaz originados en la toma de “La Noria”, la “Labor de Terrazas” y el resto, se tendría que bombear para los otros servicios imprescindibles, por ejemplo, el lavado de la red del drenaje, el riego de calles, parques, alamedas y lo más doloroso, 50 litros para tirarlo por fugas y desperdicios de la red.

Para que el proyecto se hiciera realidad, se empezó a invertir importantes sumas de dinero para las nuevas perforaciones, maquinaria pesada y en el bombeo constante que, sería posible para curar el mal que siempre había provocado la sequía recurrente. Aparentemente, lo que se necesitaba, era agua pura para las casas, no nada más aparente por estar cristalina, que censurablemente sería la actuación del técnico que a ciegas recomendaría o hiciera esta obra de remodelación. El problema quedaría resuelto, era la promesa de la autoridad, y en este sentido, se vería totalmente solucionado la ansiedad del consumo de agua.


“Serie agua: añejo problema su escasez en la ciudad de Chihuahua”, forma parte de las Crónicas Urbanas de Chihuahua. Si desea la colección de libros “Los Archivos Perdidos de las Crónicas Urbanas de Chihuahua”, tomos del I al XIII, adquiéralos en Librería Kosmos (Josué Neri Santos No. 111). Si usted está interesado en los libros, mande un whatsapp al 614 148 85 03 y con gusto le brindamos información.


Fuentes

Archivos Perdidos de las Crónicas Urbanas de Chihuahua


Por: Oscar A. Viramontes Olivas

violioscar@gmail.com


Chihuahua en toda su existencia, siempre ha padecido una problemática relacionada con la disponibilidad de agua, aún y cuando, nuestra población se originaría a partir de las aguas cristalinas de dos memorables ríos, como son: el Chuviscar y Sacramento que, con el abuso que se les empezó a dar a lo largo de la historia, generó un deterioro irreversible sobre los mantos acuíferos que cada vez, están más abatidos y muchas de esas fuentes de agua, se empezaron a contaminar por basura y aguas negras, provenientes de los drenajes de la ciudad y la inconsciencia de la población. Sin embargo, en esta ocasión, realizaremos un recorrido hacia finales de la segunda década del siglo XX, donde el abastecimiento del vital líquido en este “suelo seco y arenoso” estaba administrado por los servicios públicos municipales y el Estado, los cuales, eran las instancias encargadas de ofrecer el servicio a los diferentes sectores de la paupérrima Chihuahua que, adolecía de graves deficiencias, debido a la deteriorada red hidráulica que se presentaba en el año de 1928 y el creciente consumo del vital líquido debido al crecimiento poblacional, pero también a las exigencias en el riego de un importante número de huertos que se encontraban aledaños al Santuario de Guadalupe y donde hoy es la colonia del mismo nombre.

La ciudad de Chihuahua desde sus orígenes, siempre ha padecido del problema del agua. La falta de una cultura en el cuidado de este recurso, agudiza más la disponibilidad del vital líquido.

Sin embargo, existía un proyecto que se estaba incubando en los albores de 1928, cuando la autoridad expresaba algunas posibles soluciones al problema, en voz del titular de aguas, el ingeniero Fernando Regalado Ruiz, quien en entrevista con “El Correo” de Silvestre Terrazas, comentaba: “Afortunadamente, estamos en vías de remediar este grave mal de la falta de agua, pues comenzaremos la construcción de algunas obras hidráulicas que pondrán punto final a este clamor de la gente. Se ha cometido el grave error de no satisfacer debidamente este interés de orden público, pues no se está dando una explicación del cómo y porqué del problema que se está solucionando, y éste naturalmente ha dado margen a que se formen comentarios y críticas que han aparecido en la prensa; artículos de distinta índole que se propagan y comentan de distintos modos de cómo resolver los problemas y todo esto, ha venido naturalmente a desorientar a la opinión pública, creando una diversidad de ideas con un ambiente de desconfianza e incertidumbre. ¿Cómo se está solucionando? Es necesaria una explicación para que el público se dé cuenta de todo ello y vea y palpe los esfuerzos que se han hecho para empezar obras de infraestructura como tuberías nuevas y proporcionar agua más limpia para Chihuahua”.


Era una alternativa para la ciudad este probable proyecto que, se estaba gestando en 1928 ante las necesidades urgentes de proveerle de agua a una población creciente, dándose de principio las obras, con base definida a partir del trabajo de una comisión de ingenieros de la localidad; después de haber estudiado y discutido debidamente todos los proyectos, hasta entonces presentados por distintas autoridades en la materia con serios estudios y largas discusiones con conocimiento de causa, así es que, cuando se principiaron las obras, ya se tenía un plan determinado, y con este, se había hecho un estudio en detalle del desarrollo de distintas partes de la obra. Las fuentes de agua disponibles con que contaba la población, se podían dividir en dos categorías: las impuras o insalubres, y las de buena calidad o potables.

La primera zona contemplada serían, las aguas recolectadas del vaso de la presa Chuvíscar que, junto al aumento de la capacidad que se había dado con el nuevo vertedor injertado de “demasías”, había alcanzado un almacenamiento aproximado, quitándole el azolve que tenía en 1928, una cantidad de 2,840,000 metros cúbicos, como fuente de agua posible de excelente calidad; se contaba con aguas provenientes del nacimiento del río Chuviscar en la llamada “Sierra Azul”, donde se localizaban los “Ojos del Chuvíscar” y los manantiales de los ranchos del Rincón y El Álamo, de ahí, para abajo, se tenía todo a lo largo del río, un sinnúmero de transmisiones chicas que en conjunto, venían a ser las que prácticamente le proporcionaban el caudal de que se disponía en la presa de derivación y filtro en el año antes citado. Una vez que se ha establecido el régimen de lluvias con más de 100 litros por segundo, hasta 180 y 200 más al caudal, se debía tener en cuenta para este caso, de que, se tuvieran datos que marcaran que este caudal, agregaría 40 litros por segundo, evitando que se hiciera mal uso del vital líquido para riegos a zonas de cultivo, pero lo más interesante, es que la noria del “Mortero” que, en ese entonces se encontraba en malas condiciones, se empezara a acondicionar debidamente, y con los requisitos que exigía la higiene pública, capaz de darle a la ciudad en épocas de sequía, diez litros por segundo de una agua de muy buena calidad.


Una noria que también se abriría, sería la de “Labor de Terrazas”, al sur oeste de la ciudad de Chihuahua, en la confluencia con el arroyo “Escobar” al río, la que, daría durante su construcción en la época de sequía, un rendimiento medio de 17 litros por segundo, que, con la red de drenes transversales al río al construir una red, aumentaría de 25 o más litros por segundo, pero por precaución, nada más con 20, debido a que la tubería no aguantaría las presiones del vital líquido. En la época más crítica, con 40, más 10, más 20, hasta 70 litros por segundo de agua potable que, se traerían del manantial del río Chuvíscar, agua de excelente calidad (Ojos del Chuviscar) y, con el fin de conservar su pureza, se tendría que evitar contaminaciones provenientes de las descargas de aguas residuales, y que, durante su trayecto, se consiguiera cercar a la zona Federal del río, como protección higiénica junto a una constante vigilancia con el fin, de que se respetara ese lugar y que, no se vertiera agua para usos de riego, a partir de un zanjeo en el río y así reducir las pérdidas por evaporación durante su trayecto.

La presa Chuvíscar que fue inaugurada por el presidente Porfirio Díaz Morí en octubre de 1909.

Por otra parte, sobre el consumo que hace la población para llenar sus necesidades en la forma en que actualmente se distribuye el agua, se consideraría que, en 1928, Chihuahua contaba con 40,000 habitantes y junto a las necesidades de riego de un sinnúmero de huertas aledañas a la ciudad, con la utilización de 103 litros por segundo, con 222 litros por habitante por día para uso doméstico; 75 litros por segundo, igual a 162 litros por habitante por día. El riego de calles, era de cuatro litros por segundo, igual a 9 litros por habitante por día en el lavado de la red de drenaje, además, de las instalaciones en las casas que estaban incluidas en los usos domésticos, los cuales, se invertían 12 litros por segundo, más 22 litros de desperdicio fugaz originados en la toma de “La Noria”, la “Labor de Terrazas” y el resto, se tendría que bombear para los otros servicios imprescindibles, por ejemplo, el lavado de la red del drenaje, el riego de calles, parques, alamedas y lo más doloroso, 50 litros para tirarlo por fugas y desperdicios de la red.

Para que el proyecto se hiciera realidad, se empezó a invertir importantes sumas de dinero para las nuevas perforaciones, maquinaria pesada y en el bombeo constante que, sería posible para curar el mal que siempre había provocado la sequía recurrente. Aparentemente, lo que se necesitaba, era agua pura para las casas, no nada más aparente por estar cristalina, que censurablemente sería la actuación del técnico que a ciegas recomendaría o hiciera esta obra de remodelación. El problema quedaría resuelto, era la promesa de la autoridad, y en este sentido, se vería totalmente solucionado la ansiedad del consumo de agua.


“Serie agua: añejo problema su escasez en la ciudad de Chihuahua”, forma parte de las Crónicas Urbanas de Chihuahua. Si desea la colección de libros “Los Archivos Perdidos de las Crónicas Urbanas de Chihuahua”, tomos del I al XIII, adquiéralos en Librería Kosmos (Josué Neri Santos No. 111). Si usted está interesado en los libros, mande un whatsapp al 614 148 85 03 y con gusto le brindamos información.


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Archivos Perdidos de las Crónicas Urbanas de Chihuahua


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