/ martes 15 de diciembre de 2020

SOMOS TODOS CHIHUAHUENSES

Habría de haber estado en las épocas de Echeverría y de López Portillo para poder referir de manera más clara lo que hoy nos pasa. Demagogias, nepotismo, y un falso patriotismo exacerbado simulando un amor a la patria fraterno, y a la vez, las peores atrocidades de nuestra docena trágica. La voz del patriarca, de la máxima autoridad, no tenía contrapeso, el congreso era únicamente de él, el Poder Judicial era un agradecido servidor del Ejecutivo, las elecciones sólo eran controladas por el poder del presidente, el Banco de México obedecía las políticas dictadas por el dictador “democráticamente” electo. En resumen, el control total de los organismos políticos, económicos y judiciales eran supeditados por el omnipresente presidente. Como nuestro actual presidente lo mencionó en una declaración que el presidente sabía todo lo que pasa en su gobierno, lo que involucre asuntos de gran envergadura económica, negocios, inversiones, o gastos; levantamientos, conflictos y además de las determinaciones políticas de los estados, etc.

Hoy no veo que sea diferente, sólo que de manera vehemente se proclama que no hay intervención, y sin embargo los jugadores, jugadas y los eventos son iguales, y nos dicen que son distintos.

¿Cómo vamos verdaderamente a transformarnos?

¿Quién tiene los tamaños para ser pulcro, sin compromisos ociosos, con un amor a México, que supere sus deudas políticas?

¿Cómo vamos los mexicanos a ser capaces de definir en pugnas democráticas lo que verdaderamente represente los ideales de equidad, de justicia, honestidad y desarrollo que anhelamos?

Todos hablamos del 2021 como un evento coyuntural y extremadamente relevante en nuestra vida. Pero los posibles actores no dan visos de ser y hacer lo suficiente para que verdaderamente avancemos hacia un país deseado.

Quería escribir algo animado, y sin embargo tenemos que resolver las situaciones que no permiten tener esa plena positividad. Es por ello que enfatizo mis palabras de hoy. Y para dar un matiz menos oscuro, debo afirmar que existen opciones.

La sociedad bien organizada, más demandante y coordinada en proyectos puramente enfocados en esa misma sociedad son necesarios y se están desarrollando ya en nuestra comunidad, el proyecto en progreso de “Chihuahua Futura” nos dará guías y oportunidades, un plan rector y una música a nuestra danza en búsqueda de una ciudad de mejor calidad de vida y con una visión clara de futuro y de oportunidades para los que aquí convivimos.

Para esto, es necesario recapacitar en la historia, analizar nuestro presente y poder diseñar un futuro adecuado a las generaciones venideras, sin dejar de ser una sociedad digna de nuestros valores enmarcados en el escudo de nuestro estado y ciudad. Valentía, Lealtad y Hospitalidad. Pero ahí no termina, somos, además, laboriosos, fraternales y una raza que sortea las adversidades del medio, de las circunstancias y de los malos gobiernos.

Es importante que seamos capaces de salir adelante y que lo hagamos con mayores bríos y decisión, por ello refiero a Agustín de Iturbide que parafraseó durante nuestro proceso de Independencia dirigiéndose a los americanos nativos y adoptados. “Hay que desatar el nudo sin romperlo” durante la proclamación del Acta de Independencia. Porque aquí vivimos, aquí están nuestros seres queridos y podemos hacerlo aún mejor, evitemos la división, los clasismos dictados desde cualquiera de los extremos, ni chairos ni fifís, ni ricos ni pobres, seamos todos chihuahuenses, todos mexicanos y no dejemos que nadie, ni el presidente lo marque distinto.

Habría de haber estado en las épocas de Echeverría y de López Portillo para poder referir de manera más clara lo que hoy nos pasa. Demagogias, nepotismo, y un falso patriotismo exacerbado simulando un amor a la patria fraterno, y a la vez, las peores atrocidades de nuestra docena trágica. La voz del patriarca, de la máxima autoridad, no tenía contrapeso, el congreso era únicamente de él, el Poder Judicial era un agradecido servidor del Ejecutivo, las elecciones sólo eran controladas por el poder del presidente, el Banco de México obedecía las políticas dictadas por el dictador “democráticamente” electo. En resumen, el control total de los organismos políticos, económicos y judiciales eran supeditados por el omnipresente presidente. Como nuestro actual presidente lo mencionó en una declaración que el presidente sabía todo lo que pasa en su gobierno, lo que involucre asuntos de gran envergadura económica, negocios, inversiones, o gastos; levantamientos, conflictos y además de las determinaciones políticas de los estados, etc.

Hoy no veo que sea diferente, sólo que de manera vehemente se proclama que no hay intervención, y sin embargo los jugadores, jugadas y los eventos son iguales, y nos dicen que son distintos.

¿Cómo vamos verdaderamente a transformarnos?

¿Quién tiene los tamaños para ser pulcro, sin compromisos ociosos, con un amor a México, que supere sus deudas políticas?

¿Cómo vamos los mexicanos a ser capaces de definir en pugnas democráticas lo que verdaderamente represente los ideales de equidad, de justicia, honestidad y desarrollo que anhelamos?

Todos hablamos del 2021 como un evento coyuntural y extremadamente relevante en nuestra vida. Pero los posibles actores no dan visos de ser y hacer lo suficiente para que verdaderamente avancemos hacia un país deseado.

Quería escribir algo animado, y sin embargo tenemos que resolver las situaciones que no permiten tener esa plena positividad. Es por ello que enfatizo mis palabras de hoy. Y para dar un matiz menos oscuro, debo afirmar que existen opciones.

La sociedad bien organizada, más demandante y coordinada en proyectos puramente enfocados en esa misma sociedad son necesarios y se están desarrollando ya en nuestra comunidad, el proyecto en progreso de “Chihuahua Futura” nos dará guías y oportunidades, un plan rector y una música a nuestra danza en búsqueda de una ciudad de mejor calidad de vida y con una visión clara de futuro y de oportunidades para los que aquí convivimos.

Para esto, es necesario recapacitar en la historia, analizar nuestro presente y poder diseñar un futuro adecuado a las generaciones venideras, sin dejar de ser una sociedad digna de nuestros valores enmarcados en el escudo de nuestro estado y ciudad. Valentía, Lealtad y Hospitalidad. Pero ahí no termina, somos, además, laboriosos, fraternales y una raza que sortea las adversidades del medio, de las circunstancias y de los malos gobiernos.

Es importante que seamos capaces de salir adelante y que lo hagamos con mayores bríos y decisión, por ello refiero a Agustín de Iturbide que parafraseó durante nuestro proceso de Independencia dirigiéndose a los americanos nativos y adoptados. “Hay que desatar el nudo sin romperlo” durante la proclamación del Acta de Independencia. Porque aquí vivimos, aquí están nuestros seres queridos y podemos hacerlo aún mejor, evitemos la división, los clasismos dictados desde cualquiera de los extremos, ni chairos ni fifís, ni ricos ni pobres, seamos todos chihuahuenses, todos mexicanos y no dejemos que nadie, ni el presidente lo marque distinto.