/ martes 4 de junio de 2019

Taibo II y el “tendido” de libros.

El pasado fin de semana estuve en la Plaza del Ángel para escuchar a Paco Ignacio Taibo II, director general del Fondo de Cultura Económica. Seguido, pasé al “tendido” de libros sobre tarimas cuyos precios oscilaban desde 8 hasta 49 pesos. Mencionó que esta acción del “tendido” es nueva, para con ello, bajar su precio. Relató que uno de sus asistentes le preguntó que cuántos libros mandarían a Chihuahua, con el afán de llevar los adecuados y no tener que regresar con ellos. Le dijo que 9 mil. ¿Qué estás loco? -objetó, Chihuahua es de los estados con más baja estadística de lectura. Llévalos y metete las estadísticas por donde quieras, en Chihuahua sí leen, -contestó. Fui afortunada de alcanzar algunos ejemplares antes de que se acabaran. Y qué importa si los colocan en el piso si es para economizar, pues con lo que cuestan normalmente, podría equiparase con tomar buen vino: muy costoso y accesible para unos cuantos. Una persona que gana el salario mínimo, dudo que deje de comer dos o tres días para comprar un libro de 300 pesos para ser un poco más “culto”; su prioridad es otra. Los juzgamos de incultos y poco educados, cuando en realidad ello resalta las desigualdades sociales que existen en México, donde no todos pueden acceder a las mismas oportunidades. Otro problema (fundamental) es que, aún cuando se abaraten los libros, se tiene que promover la importancia de leer y volverlo una oportunidad para cualquiera.

Hace unos años, Vargas Llosa dijo que los pobres no leen por que son ignorantes y los ricos, por que le dan poca importancia a la cultura y literatura, y también son ignorantes. Un libro que compré fue el de “Los caminos para la libertad” de Fernando Savater, y en sus páginas escribe que por medio de la educación se lucha contra esa fatalidad social que hace que el hijo del pobre o ignorante siempre tenga que ser igual que sus padres; sin educación, se mantendrá una división permanente, perpetua e infranqueable de clases. La manera de combatir la discriminación, racismo y violencia es cuando aún están naciendo y la única forma de hacerlo es a través de la educación, la cual es responsabilidad de la sociedad. Sigo leyendo: lo específico del ciudadano no es reivindicar lo propio en el sentido de lo que uno tiene, sino buscar lo común con los demás; renunciar al pequeño núcleo vital y asumir aquello que está en la plaza pública. Las propuestas del FCE de abaratar libros, regalarlos a hijos de jornaleros y donar librerías ambulantes, es una buena idea para difundir el conocimiento, combatir la ignorancia y fomentar un pensamiento crítico, a fin de que todos asumamos nuestra responsabilidad de construir una sociedad mejor. Y si a final de cuentas una sola persona leyó y cambió su pensamiento, la estrategia valió la pena. Un libro adquirido en el “tendido” y un buen café, hacen surgir muchas ideas y reflexiones.


Yanez_flor @hotmail.com

El pasado fin de semana estuve en la Plaza del Ángel para escuchar a Paco Ignacio Taibo II, director general del Fondo de Cultura Económica. Seguido, pasé al “tendido” de libros sobre tarimas cuyos precios oscilaban desde 8 hasta 49 pesos. Mencionó que esta acción del “tendido” es nueva, para con ello, bajar su precio. Relató que uno de sus asistentes le preguntó que cuántos libros mandarían a Chihuahua, con el afán de llevar los adecuados y no tener que regresar con ellos. Le dijo que 9 mil. ¿Qué estás loco? -objetó, Chihuahua es de los estados con más baja estadística de lectura. Llévalos y metete las estadísticas por donde quieras, en Chihuahua sí leen, -contestó. Fui afortunada de alcanzar algunos ejemplares antes de que se acabaran. Y qué importa si los colocan en el piso si es para economizar, pues con lo que cuestan normalmente, podría equiparase con tomar buen vino: muy costoso y accesible para unos cuantos. Una persona que gana el salario mínimo, dudo que deje de comer dos o tres días para comprar un libro de 300 pesos para ser un poco más “culto”; su prioridad es otra. Los juzgamos de incultos y poco educados, cuando en realidad ello resalta las desigualdades sociales que existen en México, donde no todos pueden acceder a las mismas oportunidades. Otro problema (fundamental) es que, aún cuando se abaraten los libros, se tiene que promover la importancia de leer y volverlo una oportunidad para cualquiera.

Hace unos años, Vargas Llosa dijo que los pobres no leen por que son ignorantes y los ricos, por que le dan poca importancia a la cultura y literatura, y también son ignorantes. Un libro que compré fue el de “Los caminos para la libertad” de Fernando Savater, y en sus páginas escribe que por medio de la educación se lucha contra esa fatalidad social que hace que el hijo del pobre o ignorante siempre tenga que ser igual que sus padres; sin educación, se mantendrá una división permanente, perpetua e infranqueable de clases. La manera de combatir la discriminación, racismo y violencia es cuando aún están naciendo y la única forma de hacerlo es a través de la educación, la cual es responsabilidad de la sociedad. Sigo leyendo: lo específico del ciudadano no es reivindicar lo propio en el sentido de lo que uno tiene, sino buscar lo común con los demás; renunciar al pequeño núcleo vital y asumir aquello que está en la plaza pública. Las propuestas del FCE de abaratar libros, regalarlos a hijos de jornaleros y donar librerías ambulantes, es una buena idea para difundir el conocimiento, combatir la ignorancia y fomentar un pensamiento crítico, a fin de que todos asumamos nuestra responsabilidad de construir una sociedad mejor. Y si a final de cuentas una sola persona leyó y cambió su pensamiento, la estrategia valió la pena. Un libro adquirido en el “tendido” y un buen café, hacen surgir muchas ideas y reflexiones.


Yanez_flor @hotmail.com