/ jueves 25 de enero de 2024

Tinta sin cera | Generación Individual 

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) en su Convenio No. 102, referente a la norma mínima de seguridad social, ha sido base para la elaboración de la legislación en diferentes países. La seguridad social es un derecho humano reconocido en instrumentos internacionales y legislación interna de cada país, contemplado como un elemento de la política laboral ha permitido el acceso a la clase trabajadora a diferentes prestaciones sociales que garantizan la cobertura de sus necesidades básicas y para un momento lograr el fin de su vida laboral, con una pensión garantizada por sus años de servicio y gozar de una vejez digna.

En el caso de la reforma a la ley del seguro social de 1995 (la cual se aplicó hasta 1997) se realizó principalmente en el tema de las pensiones de retiro, donde los gobiernos de la era neoliberal comenzaron a tomar una serie de medidas como cancelación de programas, privatización, aumento en las semanas cotizadas de 500 a 1250, culminando en la privatización de los fondos de pensión para el retiro y la creación de las administraciones de fondos para el retiro.

La privatización de los sistemas de jubilaciones y pensiones no se han traducido en resultados que favorezcan a un futuro con suficientes recursos, ya que a través de un sistema de capitalización individual es que los trabajadores pueden obtener una pensión.

Realicemos un ejercicio aproximado con un sueldo de $7,500 pesos mensuales, donde la aportación mensual a nuestro Afore sería de $487.50, anualmente aportaríamos $5,850 esto por 30 años de trabajo nos da una cantidad de $175,500 pesos más los rendimientos nos daría un poco más de 200 mil pesos, considerando que gastáramos $4,000 pesos mensuales esta cantidad solo alcanzaría para 4 años.

Actualmente nos encontramos en un sistema de seguridad social basado en la capitalización individual, se ha delegado a los trabajadores la responsabilidad de ahorrar los fondos necesarios para poder contar con una pensión, es indispensable poner un tope a las comisiones; ya que la inversión, la administración y pago de los recursos aportados por los trabajadores queda a cargo de las compañías aseguradoras, si el ahorro no es suficiente, se entrega una pensión mínima, o se regresan los recursos ahorrados en una sola exhibición, dejando desprotegido y sin seguridad social al trabajador.

La definición de qué tipo de seguridad social queremos sigue vigente, es necesario que se construya un nuevo sistema de pensiones que considere a las mayorías, que exista un mayor compromiso de todos los actores, para que al final de nuestra vida laboral contemos con una pensión digna.

Las nuevas generaciones nos enfrentamos a una realidad incierta, que no nos da ningún tipo de seguridad al llegar a una edad madura (60 – 70 años). En próximos días el Presidente de la República enviará algunas reformas en el rubro de pensiones, con la finalidad de que las generaciones más jóvenes puedan contar con una mayor seguridad social al concluir su vida laboral.


La Organización Internacional del Trabajo (OIT) en su Convenio No. 102, referente a la norma mínima de seguridad social, ha sido base para la elaboración de la legislación en diferentes países. La seguridad social es un derecho humano reconocido en instrumentos internacionales y legislación interna de cada país, contemplado como un elemento de la política laboral ha permitido el acceso a la clase trabajadora a diferentes prestaciones sociales que garantizan la cobertura de sus necesidades básicas y para un momento lograr el fin de su vida laboral, con una pensión garantizada por sus años de servicio y gozar de una vejez digna.

En el caso de la reforma a la ley del seguro social de 1995 (la cual se aplicó hasta 1997) se realizó principalmente en el tema de las pensiones de retiro, donde los gobiernos de la era neoliberal comenzaron a tomar una serie de medidas como cancelación de programas, privatización, aumento en las semanas cotizadas de 500 a 1250, culminando en la privatización de los fondos de pensión para el retiro y la creación de las administraciones de fondos para el retiro.

La privatización de los sistemas de jubilaciones y pensiones no se han traducido en resultados que favorezcan a un futuro con suficientes recursos, ya que a través de un sistema de capitalización individual es que los trabajadores pueden obtener una pensión.

Realicemos un ejercicio aproximado con un sueldo de $7,500 pesos mensuales, donde la aportación mensual a nuestro Afore sería de $487.50, anualmente aportaríamos $5,850 esto por 30 años de trabajo nos da una cantidad de $175,500 pesos más los rendimientos nos daría un poco más de 200 mil pesos, considerando que gastáramos $4,000 pesos mensuales esta cantidad solo alcanzaría para 4 años.

Actualmente nos encontramos en un sistema de seguridad social basado en la capitalización individual, se ha delegado a los trabajadores la responsabilidad de ahorrar los fondos necesarios para poder contar con una pensión, es indispensable poner un tope a las comisiones; ya que la inversión, la administración y pago de los recursos aportados por los trabajadores queda a cargo de las compañías aseguradoras, si el ahorro no es suficiente, se entrega una pensión mínima, o se regresan los recursos ahorrados en una sola exhibición, dejando desprotegido y sin seguridad social al trabajador.

La definición de qué tipo de seguridad social queremos sigue vigente, es necesario que se construya un nuevo sistema de pensiones que considere a las mayorías, que exista un mayor compromiso de todos los actores, para que al final de nuestra vida laboral contemos con una pensión digna.

Las nuevas generaciones nos enfrentamos a una realidad incierta, que no nos da ningún tipo de seguridad al llegar a una edad madura (60 – 70 años). En próximos días el Presidente de la República enviará algunas reformas en el rubro de pensiones, con la finalidad de que las generaciones más jóvenes puedan contar con una mayor seguridad social al concluir su vida laboral.