/ martes 15 de junio de 2021

¡Votar no basta!

A unos días de las elecciones en nuestro país, donde verdaderamente hubo una mejor participación de la ciudadanía y donde “inexplicablemente” muchos de los candidatos a lo largo y ancho del país ganaron, viene la etapa post votación. Debemos de entender que nuestra participación ciudadana no termina con el día de las elecciones, por lo contrario, ahí es donde inicia la etapa más importante y probablemente la de mayor impacto. El seguimiento y exigencia a los representantes electos.

La rendición de cuentas no sólo se hace al final de los períodos, debe de ser una acción permanente de la ciudadanía. La sociedad organizada, llámese cámaras, asociaciones, colegios, etc., ha permanecido “tibia” ante la rendición de cuentas de los gobernantes. Ya no es posible esperar hasta el final para ver y medir la actuación de un gobernante o representante legislativo. Recordemos que ellos son los representantes y “deben” de llevar la voz de los ciudadanos, no la de los intereses personales o de grupo.

Ya no son representantes de un partido político, sino son representantes de toda una región en el país, y son la vía para hacer llegar iniciativas necesarias con impacto regional o nacional. Dentro de cada grupo organizado de ciudadanos, debe de existir un equipo permanente que no sólo dé seguimiento al trabajo legislativo o ejecutivo de las regiones, sino que proponga temas e iniciativas que deben de ser discutidas en las plataformas democráticas que existen actualmente.

Estas organizaciones de la sociedad civil deben de ser más “agresivas” en el sentido de dinamismo y profundidad, contando con plataformas permanentes de evaluación y rendición de resultados al trabajo desarrollado por un legislador o por un ejecutivo, y así poder exigir cuentas y en su caso cambios que impacten a la mayoría de la población.

Los tiempos exigen representantes más conscientes de los impactos, más preocupados por los problemas económicos y sociales, más entregados a la ciudadanía, más empáticos con aquellos que necesitan, más líderes que vividores o levantamanos. Recordemos que el pago de los salarios a estos legisladores o ejecutivos viene del pago de nuestros impuestos y no de una entidad llamada gobierno. El gobierno no les paga, el gobierno administra los recursos de los cuales salen los salarios para estas personalidades.

Cada cámara, asociación, colegio o agrupación debe de formalizar el proceso, la estructura y la gobernanza para establecer un seguimiento formal a los diputados, senadores, gobernadores, presidentes municipales, compartir con la ciudadanía quiénes son, qué están haciendo. Instituir procedimientos con fechas y estructuras mínimas para periódicamente realizar reuniones de rendición de cuentas y con esto evaluar la función de los representantes, no sólo en el número de asistencias, sino en la calidad y nivel de representación y reciprocidad a la ciudadanía.

Las organizaciones ciudadanas tienen la oportunidad y la obligación social de crear una nueva cultura cívica en nuestras regiones, donde además de ver por los intereses de los agremiados, vean también por los intereses de los ciudadanos, siendo los lugares donde se lideran, administran y sancionan socialmente las actuaciones de nuestros representantes. Así, tendremos mejor cultura cívica, más participación, más información y por ende una mejor democracia. Votar es sólo el principio de una cultura cívica.

email: antonio.rios@tec.mx, miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua

A unos días de las elecciones en nuestro país, donde verdaderamente hubo una mejor participación de la ciudadanía y donde “inexplicablemente” muchos de los candidatos a lo largo y ancho del país ganaron, viene la etapa post votación. Debemos de entender que nuestra participación ciudadana no termina con el día de las elecciones, por lo contrario, ahí es donde inicia la etapa más importante y probablemente la de mayor impacto. El seguimiento y exigencia a los representantes electos.

La rendición de cuentas no sólo se hace al final de los períodos, debe de ser una acción permanente de la ciudadanía. La sociedad organizada, llámese cámaras, asociaciones, colegios, etc., ha permanecido “tibia” ante la rendición de cuentas de los gobernantes. Ya no es posible esperar hasta el final para ver y medir la actuación de un gobernante o representante legislativo. Recordemos que ellos son los representantes y “deben” de llevar la voz de los ciudadanos, no la de los intereses personales o de grupo.

Ya no son representantes de un partido político, sino son representantes de toda una región en el país, y son la vía para hacer llegar iniciativas necesarias con impacto regional o nacional. Dentro de cada grupo organizado de ciudadanos, debe de existir un equipo permanente que no sólo dé seguimiento al trabajo legislativo o ejecutivo de las regiones, sino que proponga temas e iniciativas que deben de ser discutidas en las plataformas democráticas que existen actualmente.

Estas organizaciones de la sociedad civil deben de ser más “agresivas” en el sentido de dinamismo y profundidad, contando con plataformas permanentes de evaluación y rendición de resultados al trabajo desarrollado por un legislador o por un ejecutivo, y así poder exigir cuentas y en su caso cambios que impacten a la mayoría de la población.

Los tiempos exigen representantes más conscientes de los impactos, más preocupados por los problemas económicos y sociales, más entregados a la ciudadanía, más empáticos con aquellos que necesitan, más líderes que vividores o levantamanos. Recordemos que el pago de los salarios a estos legisladores o ejecutivos viene del pago de nuestros impuestos y no de una entidad llamada gobierno. El gobierno no les paga, el gobierno administra los recursos de los cuales salen los salarios para estas personalidades.

Cada cámara, asociación, colegio o agrupación debe de formalizar el proceso, la estructura y la gobernanza para establecer un seguimiento formal a los diputados, senadores, gobernadores, presidentes municipales, compartir con la ciudadanía quiénes son, qué están haciendo. Instituir procedimientos con fechas y estructuras mínimas para periódicamente realizar reuniones de rendición de cuentas y con esto evaluar la función de los representantes, no sólo en el número de asistencias, sino en la calidad y nivel de representación y reciprocidad a la ciudadanía.

Las organizaciones ciudadanas tienen la oportunidad y la obligación social de crear una nueva cultura cívica en nuestras regiones, donde además de ver por los intereses de los agremiados, vean también por los intereses de los ciudadanos, siendo los lugares donde se lideran, administran y sancionan socialmente las actuaciones de nuestros representantes. Así, tendremos mejor cultura cívica, más participación, más información y por ende una mejor democracia. Votar es sólo el principio de una cultura cívica.

email: antonio.rios@tec.mx, miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua