/ lunes 4 de julio de 2022

2023: año en que el PRI desaparecerá

Por: Lilia Aguilar Gil

Los resultados de las elecciones del pasado 5 de junio fueron contundentes: de 6 gubernaturas 4 fueron para la Cuarta Transformación y en los estados en los cuales no ganamos, se lograron avances alentadores para 2024. Mientras, el PRI se desmorona con un presidente nacional que no es víctima de “fuego amigo”, sino de sus propias acciones. La demanda de renuncia suscrita por exgobernadores priistas de Chihuahua es uno de los muchos fuegos que debería atender “Bandalito''. En el PAN las cosas no son mejores, Marko Cortés entrega malos resultados, pero la “obediencia” en los liderazgos de este partido no evidencian el gran fracaso que les significó 2022. Del PRD realmente no hay mucho que decir, aquel partido de izquierda venido a menos sigue en el mismo hoyo de hace ya al menos 5 años.

Alejandro Moreno, presidente del PRI, dirige un partido que cuenta la crónica de una muerte anunciada, pues carece del liderazgo que un instituto político como este requiere para no morir en el intento. La carta enviada por Fernando Baeza Meléndez (1986-1992), Patricio Martínez García (1998-2004) y José Reyes Baeza (2004-2010), dejan ver no sólo lo que piensan tres exgobernadores, sino gran parte de la militancia tricolor. La reunión con expresidentes del PRI también es una señal que se suma a la desconstrucción de este partido, porque a pesar de que las voces al interior de este partido piden, exigen, la destitución del dirigente nacional, quien está obsesionado con ser candidato presidencial, sin darse cuenta de que su necedad disminuye cada vez más las posibilidades de tener un PRI competitivo.

Evidenciando su interés personal, denunciando prácticas para mantenerse en el poder, señalando su falta de liderazgo, así como los actos de corrupción que salen a la luz, los exgobernadores reclaman y piden a Moreno Cárdenas reconocer sus desatinos y dejar libre la presidencia del tricolor. Por si esto no fuera poco, “Bandalito” tiene pendientes actos de corrupción por los que debe responder, además de explicar los audios que se han dado a conocer en los que, literal, se “empina” solo. La crisis es evidente hasta para él, que no atina a llamar la atención pública más que con ocurrencias como armar a la población, propuesta para la que parece que “el Bronco” lo asesoró, pues el estilo es exactamente el mismo: ridículo.

Acción Nacional canta victoria de conferencia de prensa para afuera, festeja haber mantenido Aguascalientes, cuando los partidos que conformamos la Cuarta Transformación crecimos 100% en relación con la elección de 2016. Visto de esta manera, no hay mucho que festejar. En Durango ganan con un candidato priista que no comparte necesariamente la ideología conservadora panista, así que tampoco se puede festejar demasiado.

La crisis de los antes poderosos partidos en el poder y la alternancia ya venía anunciándose hace 20 años, desde aquel triunfo del 2000 que sacó al PRI de Los Pinos, pero que nos dejó la misma situación. Tras dos gobiernos panistas y el regreso del PRI al Poder Ejecutivo Federal, la población simple y sencillamente se hartó de más de lo mismo. Para aquellos que crecimos con un PRI infalible y todo poderoso que parecía que jamás perdería, aún sigue resultando irreal ver la debacle en la que se encuentra. Sin embargo, la negación no es la mejor consejera para los propios priistas, quienes en algunos estados siguen creyéndose una opción real para la ciudadanía, no les ha “caído el 20”, que el PRI se está extinguiéndose y ellos con él, al igual que su dirigente.

Sin embargo, inclusive en esos años, era inimaginable la nueva configuración que México tendría después de las elecciones de este año. Actualmente, el PRI gobierna tres estados, Durango, Coahuila y Estado de México, donde además habrá elecciones en los dos últimos el siguiente año, y existe el riesgo de perderlas las dos. Hoy, con estos tres estados en su poder, el PRI gobierna 21.9 millones de personas, el 17% de la población total. El PAN, quien gobierna cinco estados: Querétaro, Chihuahua, Yucatán, Aguascalientes y Guanajuato, y no necesariamente representan bastiones fuertes y seguros.

Sólo algo hicieron bien estos tres partidos: hartar a la población hasta la saciedad. Fracaso tras fracaso, corrupción tras corrupción, no hicieron más que abrir camino a una opción que justamente estos días cumplimos tres años desde que llegamos al poder, y que con trabajo y compromiso hemos ido adelante, no hacia atrás como estos partidos, que cuentan su propia aniquilación con lentitud, pero con paso firme.

Por: Lilia Aguilar Gil

Los resultados de las elecciones del pasado 5 de junio fueron contundentes: de 6 gubernaturas 4 fueron para la Cuarta Transformación y en los estados en los cuales no ganamos, se lograron avances alentadores para 2024. Mientras, el PRI se desmorona con un presidente nacional que no es víctima de “fuego amigo”, sino de sus propias acciones. La demanda de renuncia suscrita por exgobernadores priistas de Chihuahua es uno de los muchos fuegos que debería atender “Bandalito''. En el PAN las cosas no son mejores, Marko Cortés entrega malos resultados, pero la “obediencia” en los liderazgos de este partido no evidencian el gran fracaso que les significó 2022. Del PRD realmente no hay mucho que decir, aquel partido de izquierda venido a menos sigue en el mismo hoyo de hace ya al menos 5 años.

Alejandro Moreno, presidente del PRI, dirige un partido que cuenta la crónica de una muerte anunciada, pues carece del liderazgo que un instituto político como este requiere para no morir en el intento. La carta enviada por Fernando Baeza Meléndez (1986-1992), Patricio Martínez García (1998-2004) y José Reyes Baeza (2004-2010), dejan ver no sólo lo que piensan tres exgobernadores, sino gran parte de la militancia tricolor. La reunión con expresidentes del PRI también es una señal que se suma a la desconstrucción de este partido, porque a pesar de que las voces al interior de este partido piden, exigen, la destitución del dirigente nacional, quien está obsesionado con ser candidato presidencial, sin darse cuenta de que su necedad disminuye cada vez más las posibilidades de tener un PRI competitivo.

Evidenciando su interés personal, denunciando prácticas para mantenerse en el poder, señalando su falta de liderazgo, así como los actos de corrupción que salen a la luz, los exgobernadores reclaman y piden a Moreno Cárdenas reconocer sus desatinos y dejar libre la presidencia del tricolor. Por si esto no fuera poco, “Bandalito” tiene pendientes actos de corrupción por los que debe responder, además de explicar los audios que se han dado a conocer en los que, literal, se “empina” solo. La crisis es evidente hasta para él, que no atina a llamar la atención pública más que con ocurrencias como armar a la población, propuesta para la que parece que “el Bronco” lo asesoró, pues el estilo es exactamente el mismo: ridículo.

Acción Nacional canta victoria de conferencia de prensa para afuera, festeja haber mantenido Aguascalientes, cuando los partidos que conformamos la Cuarta Transformación crecimos 100% en relación con la elección de 2016. Visto de esta manera, no hay mucho que festejar. En Durango ganan con un candidato priista que no comparte necesariamente la ideología conservadora panista, así que tampoco se puede festejar demasiado.

La crisis de los antes poderosos partidos en el poder y la alternancia ya venía anunciándose hace 20 años, desde aquel triunfo del 2000 que sacó al PRI de Los Pinos, pero que nos dejó la misma situación. Tras dos gobiernos panistas y el regreso del PRI al Poder Ejecutivo Federal, la población simple y sencillamente se hartó de más de lo mismo. Para aquellos que crecimos con un PRI infalible y todo poderoso que parecía que jamás perdería, aún sigue resultando irreal ver la debacle en la que se encuentra. Sin embargo, la negación no es la mejor consejera para los propios priistas, quienes en algunos estados siguen creyéndose una opción real para la ciudadanía, no les ha “caído el 20”, que el PRI se está extinguiéndose y ellos con él, al igual que su dirigente.

Sin embargo, inclusive en esos años, era inimaginable la nueva configuración que México tendría después de las elecciones de este año. Actualmente, el PRI gobierna tres estados, Durango, Coahuila y Estado de México, donde además habrá elecciones en los dos últimos el siguiente año, y existe el riesgo de perderlas las dos. Hoy, con estos tres estados en su poder, el PRI gobierna 21.9 millones de personas, el 17% de la población total. El PAN, quien gobierna cinco estados: Querétaro, Chihuahua, Yucatán, Aguascalientes y Guanajuato, y no necesariamente representan bastiones fuertes y seguros.

Sólo algo hicieron bien estos tres partidos: hartar a la población hasta la saciedad. Fracaso tras fracaso, corrupción tras corrupción, no hicieron más que abrir camino a una opción que justamente estos días cumplimos tres años desde que llegamos al poder, y que con trabajo y compromiso hemos ido adelante, no hacia atrás como estos partidos, que cuentan su propia aniquilación con lentitud, pero con paso firme.