/ martes 23 de enero de 2024

A reflexionar | La salud mide el bienestar del pueblo.

“La felicidad se encuentra, antes que nada, en la salud.” Brooks


El nacimiento de un nuevo ser, produce alegría, gran satisfacción, contento, festejos, presunción y sobre todo, al examinarlo, escuchar, viene sanito, y la madre expresa su satisfacción por tan sublime evento. Luego, lo descuartizan los papás, los tíos, los abuelos, y hasta los vecinos: “tiene los ojos de mi mamá”, “la boca de mi papá”, “las orejas de mi reina (esposa)”, “la nariz de mi abuelo”, ¡no y mil veces no! El recién nacido se parece a…¡a él mismo! Luego, viene la selección del nombre, otra guerra ¡caramba! Ya los abuelos, los tíos, los amigos, tienen sus propuestas, finalmente, pobre criatura, le ponen él o los nombres que les da su gana. La realidad arriba pronto, enfermedades, deficiencias físicas y mentales y los pequeños sufren sus primeras amarguras, sufrimientos, padres o madres que abandonan a sus celebrados hijos. ¿Quién entra al quite? Los abuelos, si bien les va. Esa es una reflexión para otra ocasión, vayamos a la sustancia de la presente reflexión. México es una de las naciones más pobladas de este sufrido planeta, somos 130 millones de mexicanos, pero debemos recordar que en 1950 éramos 25 millones, los gobiernos de la revolución se preocuparon por la salud de la población. Hospitales, médicos, medicamentos, enfermeras, equipo e infraestructura, vacunas, la medicina progresó con el presupuesto y el apoyo del gobierno y de los maestros, se progresó en la salud y miles de compatriotas practicaron deportes, hubo excelentes médicos, muchos de ellos fueron a especializarse al extranjero. No hubo recortes al presupuesto de la salud, ni demagogia con medidas de megafarmacias (ja, ja, ja). Los niños que acudíamos a las escuelas, recibíamos los desayunos escolares y muchos maestros llevaban a sus alumnos a las clínicas para examinarles los oídos y, también su capacidad visual. Hoy ¿hacen eso, compañeros maestros? El gobierno federal ¿lo hace? Muchos alumnos no aprenden a aprender por sus deficiencias óptico- auditivas,

Los servicios médico- asistenciales en la actualidad, son una bofetada a la población vulnerable, se abusa de escaso poder que da un escritorio o una ventanilla. Escasez de médicos especialistas, salarios de hambre a estos profesionistas, como anciano y como discapacitado, denuncio: limitación de medicamentos, no atención a nuestras enfermedades graves, como el cáncer, la diabetes, la hipertensión, y agregamos las pandemias y las epidemias estacionales, surtir todos los medicamentos que requerimos. Los servicios de laboratorio y de imagenología, pésimos. Convoco a todos los enfermos (niños, adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos) a exigir con nuestro voto a los gobiernos, fundamentalmente al federal, a cumplir con la responsabilidad de atender a la salud del pueblo mexicano, lo exigimos. Un pueblo que no lucha por su salud, no espere que le llegue por la vía del mesías dictatorial.


“La felicidad se encuentra, antes que nada, en la salud.” Brooks


El nacimiento de un nuevo ser, produce alegría, gran satisfacción, contento, festejos, presunción y sobre todo, al examinarlo, escuchar, viene sanito, y la madre expresa su satisfacción por tan sublime evento. Luego, lo descuartizan los papás, los tíos, los abuelos, y hasta los vecinos: “tiene los ojos de mi mamá”, “la boca de mi papá”, “las orejas de mi reina (esposa)”, “la nariz de mi abuelo”, ¡no y mil veces no! El recién nacido se parece a…¡a él mismo! Luego, viene la selección del nombre, otra guerra ¡caramba! Ya los abuelos, los tíos, los amigos, tienen sus propuestas, finalmente, pobre criatura, le ponen él o los nombres que les da su gana. La realidad arriba pronto, enfermedades, deficiencias físicas y mentales y los pequeños sufren sus primeras amarguras, sufrimientos, padres o madres que abandonan a sus celebrados hijos. ¿Quién entra al quite? Los abuelos, si bien les va. Esa es una reflexión para otra ocasión, vayamos a la sustancia de la presente reflexión. México es una de las naciones más pobladas de este sufrido planeta, somos 130 millones de mexicanos, pero debemos recordar que en 1950 éramos 25 millones, los gobiernos de la revolución se preocuparon por la salud de la población. Hospitales, médicos, medicamentos, enfermeras, equipo e infraestructura, vacunas, la medicina progresó con el presupuesto y el apoyo del gobierno y de los maestros, se progresó en la salud y miles de compatriotas practicaron deportes, hubo excelentes médicos, muchos de ellos fueron a especializarse al extranjero. No hubo recortes al presupuesto de la salud, ni demagogia con medidas de megafarmacias (ja, ja, ja). Los niños que acudíamos a las escuelas, recibíamos los desayunos escolares y muchos maestros llevaban a sus alumnos a las clínicas para examinarles los oídos y, también su capacidad visual. Hoy ¿hacen eso, compañeros maestros? El gobierno federal ¿lo hace? Muchos alumnos no aprenden a aprender por sus deficiencias óptico- auditivas,

Los servicios médico- asistenciales en la actualidad, son una bofetada a la población vulnerable, se abusa de escaso poder que da un escritorio o una ventanilla. Escasez de médicos especialistas, salarios de hambre a estos profesionistas, como anciano y como discapacitado, denuncio: limitación de medicamentos, no atención a nuestras enfermedades graves, como el cáncer, la diabetes, la hipertensión, y agregamos las pandemias y las epidemias estacionales, surtir todos los medicamentos que requerimos. Los servicios de laboratorio y de imagenología, pésimos. Convoco a todos los enfermos (niños, adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos) a exigir con nuestro voto a los gobiernos, fundamentalmente al federal, a cumplir con la responsabilidad de atender a la salud del pueblo mexicano, lo exigimos. Un pueblo que no lucha por su salud, no espere que le llegue por la vía del mesías dictatorial.