/ martes 20 de febrero de 2024

A reflexionar | Insistimos en la envidia y la codicia

“La envidia es el más sociable de los vicios.” Fernando Savater


El reflejo del comportamiento de una sociedad, es el contenido de sus leyes, y es razón suficiente para que puedan consolidar el régimen jurídico-político, de cualquier nación que se ostente democrática. Debemos penetrar en la reflexión de la envidia, envidiamos porque nos parecemos unos a otros, y la mayoría de las cosas que nos resultan apetecibles son las que vemos desear a otros. Un ejemplo sencillo, en una fiesta de damas, se hacen regalos a todas las presentes, cada una de ellas está más pendiente de lo que le han dado a las demás que del suyo. Si elevamos la circunstancia del suceso anterior, en deporte, en política, en los empleos, sucede lo mismo, pero con resultados negativos y en ciertos casos, graves. El que envidia roba, el que envidia miente, el que envidia mata, el que envidia comete adulterio. La envidia es la raíz de los grandes males de la sociedad, que impele a muchos seres humanos a ocuparse en una actividad que de suyo es de las más difíciles: la política. En ello vemos la imagen del hombre ostentoso, presumido, plaqueado (saca de los bolsillos de su saco la placa de funcionario de gobierno). En los gobiernos se genera constantemente este tipo de sujetos que se achicharran de funcionarios de más alto nivel para alcanzar el escalón de la codicia, que a su vez genera la más oprobiosa corrupción. Se dan casos en los funcionarios, en que la envidia y la codicia, llevan a políticos a desgarrar la ley. Recordemos a Voltaire: “El último grado de la perversidad es hacer servir las leyes para la injusticia”.

Es menester respetar a la democracia desde la más tierna infancia, es decir, en la praxis cotidiana ser los padres el digno ejemplo que arrastra y la forma de vivir en paz. Lamentablemente la dictadura que oprime a nuestra democracia, busca con afán desintegrar las instituciones que nos hemos dado, para llevar a cabo procesos electorales prístinos que no dejen lugar a dudas de los resultados. Por esta razón debemos enlazar frente a nuestros hijos las actitudes democráticas y libertarias, con el respeto a la libre expresión de las ideas y el rechazo a las actitudes prepotentes, envidiosas, cargadas de conceptos escatológicos de la dictadura, que no soporta a quienes no comparten sus ideas.


“La envidia es el más sociable de los vicios.” Fernando Savater


El reflejo del comportamiento de una sociedad, es el contenido de sus leyes, y es razón suficiente para que puedan consolidar el régimen jurídico-político, de cualquier nación que se ostente democrática. Debemos penetrar en la reflexión de la envidia, envidiamos porque nos parecemos unos a otros, y la mayoría de las cosas que nos resultan apetecibles son las que vemos desear a otros. Un ejemplo sencillo, en una fiesta de damas, se hacen regalos a todas las presentes, cada una de ellas está más pendiente de lo que le han dado a las demás que del suyo. Si elevamos la circunstancia del suceso anterior, en deporte, en política, en los empleos, sucede lo mismo, pero con resultados negativos y en ciertos casos, graves. El que envidia roba, el que envidia miente, el que envidia mata, el que envidia comete adulterio. La envidia es la raíz de los grandes males de la sociedad, que impele a muchos seres humanos a ocuparse en una actividad que de suyo es de las más difíciles: la política. En ello vemos la imagen del hombre ostentoso, presumido, plaqueado (saca de los bolsillos de su saco la placa de funcionario de gobierno). En los gobiernos se genera constantemente este tipo de sujetos que se achicharran de funcionarios de más alto nivel para alcanzar el escalón de la codicia, que a su vez genera la más oprobiosa corrupción. Se dan casos en los funcionarios, en que la envidia y la codicia, llevan a políticos a desgarrar la ley. Recordemos a Voltaire: “El último grado de la perversidad es hacer servir las leyes para la injusticia”.

Es menester respetar a la democracia desde la más tierna infancia, es decir, en la praxis cotidiana ser los padres el digno ejemplo que arrastra y la forma de vivir en paz. Lamentablemente la dictadura que oprime a nuestra democracia, busca con afán desintegrar las instituciones que nos hemos dado, para llevar a cabo procesos electorales prístinos que no dejen lugar a dudas de los resultados. Por esta razón debemos enlazar frente a nuestros hijos las actitudes democráticas y libertarias, con el respeto a la libre expresión de las ideas y el rechazo a las actitudes prepotentes, envidiosas, cargadas de conceptos escatológicos de la dictadura, que no soporta a quienes no comparten sus ideas.