/ jueves 8 de agosto de 2019

Ciber espacio, el sigiloso enemigo

“El hombre tiene que controlar la ciencia y chequear ocasionalmente el avance de la tecnología” -Henry Huxley


Un joven tras discutir con su madre porque le había quitado el celular, decide, lleno de ira, aventarse por un puente y terminar así con su vida, repito: le habían quitado el celular. En otro lado un niño es golpeado en la escuela por sus compañeritos porque no interactúa con ellos a través de los juegos en línea.

La tecnología llegó a nuestros hogares de una manera muy rápida y las consecuencias de no saber entenderla y usarla pueden ser graves, muy graves. Los famosos videojuegos de hoy en día, en donde se asoman directas muestras de violencia en diversas manifestaciones, se han convertido en la forma fácil de entretener a los niños; muchos padres después del caos y las prisas de la diaria jornada y con tal de tener un momento necesario de descanso, dejan libremente a los chamacos inmersos en el mundo del combate y las peleas del ciberespacio, sin poner atención a lo que estos videojuegos en realidad están logrando: hacerlos agresivos, dependientes y, con el tiempo, simple y sencillamente infelices.

Desde que el YouTube permite su acceso en cualquier aparato electrónico (televisión, computadora, tablet, celular, etc.) han surgido gran cantidad de jóvenes que tras hacerse nombrar “youtubers” (y ganar dinero por ello) se atreven a dar recomendaciones de todo tipo y ponerle retos a quienes tienen el atrevimiento de seguirlos; retos que van desde lo más sencillo, como hacer alguna operación aritmética, hasta un poco más complejos que requieren supervisión como preparar algún alimento o bebida e ingerirlo. Los pocos “youtubers” que he tenido la oportunidad de ver carecen de formación profesional y algunos utilizan un lenguaje lejos de todo lo que pudiéramos considerar como decente, pero es internet, pueden hacerlo; así como los padres pueden (y deben) prohibirles a sus hijos ver lo que consideren no apto, aunque los escuincles se enojen, es preferible hablar con ellos tranquilamente y explicarles el porqué de esta decisión, con el tiempo lo agradecerán.

Por supuesto que la tecnología es necesaria, ya que quien la desconoce se queda rezagado con las consecuencias que ello conlleva, pero en las etapas de niñez y adolescencia el uso de esta tecnología debe de ser supervisada por los padres y esto es al final de cuentas una verdadera prueba de amor, de ese amor que tanta falta le hace al mundo.


“El hombre tiene que controlar la ciencia y chequear ocasionalmente el avance de la tecnología” -Henry Huxley


Un joven tras discutir con su madre porque le había quitado el celular, decide, lleno de ira, aventarse por un puente y terminar así con su vida, repito: le habían quitado el celular. En otro lado un niño es golpeado en la escuela por sus compañeritos porque no interactúa con ellos a través de los juegos en línea.

La tecnología llegó a nuestros hogares de una manera muy rápida y las consecuencias de no saber entenderla y usarla pueden ser graves, muy graves. Los famosos videojuegos de hoy en día, en donde se asoman directas muestras de violencia en diversas manifestaciones, se han convertido en la forma fácil de entretener a los niños; muchos padres después del caos y las prisas de la diaria jornada y con tal de tener un momento necesario de descanso, dejan libremente a los chamacos inmersos en el mundo del combate y las peleas del ciberespacio, sin poner atención a lo que estos videojuegos en realidad están logrando: hacerlos agresivos, dependientes y, con el tiempo, simple y sencillamente infelices.

Desde que el YouTube permite su acceso en cualquier aparato electrónico (televisión, computadora, tablet, celular, etc.) han surgido gran cantidad de jóvenes que tras hacerse nombrar “youtubers” (y ganar dinero por ello) se atreven a dar recomendaciones de todo tipo y ponerle retos a quienes tienen el atrevimiento de seguirlos; retos que van desde lo más sencillo, como hacer alguna operación aritmética, hasta un poco más complejos que requieren supervisión como preparar algún alimento o bebida e ingerirlo. Los pocos “youtubers” que he tenido la oportunidad de ver carecen de formación profesional y algunos utilizan un lenguaje lejos de todo lo que pudiéramos considerar como decente, pero es internet, pueden hacerlo; así como los padres pueden (y deben) prohibirles a sus hijos ver lo que consideren no apto, aunque los escuincles se enojen, es preferible hablar con ellos tranquilamente y explicarles el porqué de esta decisión, con el tiempo lo agradecerán.

Por supuesto que la tecnología es necesaria, ya que quien la desconoce se queda rezagado con las consecuencias que ello conlleva, pero en las etapas de niñez y adolescencia el uso de esta tecnología debe de ser supervisada por los padres y esto es al final de cuentas una verdadera prueba de amor, de ese amor que tanta falta le hace al mundo.