/ lunes 11 de noviembre de 2019

¡Cómo nos dueles México!  

Los últimos sucesos producto de la inseguridad que se han registrado en el país nos han dolido enormemente como mexicanos, es difícil describir el sentimiento de impotencia y de indignación que nos provoca el asesinato de mujeres y niños inocentes, entre ellos dos bebés de apenas 8 meses; atravesamos por un escenario dantesco de inseguridad, sangre y violencia, desgraciadamente.

De acuerdo con los informes del SESNSP, en los diez meses que lleva el actual Gobierno van 29,600 personas asesinadas, y los homicidios cada vez se perpetran con mayor brutalidad, aunque el presidente diga que vamos bien y que él tiene otros datos. El Inegi reportó que en el mes pasado un 71% de la población considera inseguro el lugar en donde vive.

¡Cómo nos dueles México!, al enterarnos de fracasos de tanta estrategia contra la inseguridad y la violencia; de tantos miles de millones de pesos etiquetados en el presupuesto para lo mismo y que hayan sido en vano, cuando se requiere con urgencia se destinen también recursos suficientes para la salud y la educación. Que los altos mandos no quieran reconocer esos fracasos y derroches, y la incapacidad para resolver los problemas que tanto nos aquejan, también es corrupción que hiere mortalmente a México.

Es absurdo e infantil que AMLO siga enviando mensajes de “abrazos, no balazos”, que no hacen más que empoderar a la delincuencia, que cada vez crece más en México.

Referían senadores norteamericanos que el mensaje de “abrazos, no balazos” es un absurdo porque sólo puede concebirse en los cuentos de hadas de los niños.

Concedo que en este ríspido y agravado ambiente, no todo es culpa del Gobierno, la sociedad civil también tiene responsabilidad, ¿qué tipo de personas estamos formando en las familias?, ¿qué tanto nos ocupamos como padres de inculcar valores y predicarlos con el ejemplo? y en ¿qué tipo de personas nos estamos convirtiendo, que hemos perdido la capacidad de asombro y continuamos pasivos ante tantos acontecimientos lamentables?

Cómo son de añoranza aquellos tiempos en que se podía caminar por las calles de la ciudad sin temor alguno. Qué mal que como ciudadanos tengamos que sentir temor, zozobra y ansiedad ante la inseguridad y la violencia a la que todos estamos expuestos.

Los últimos sucesos producto de la inseguridad que se han registrado en el país nos han dolido enormemente como mexicanos, es difícil describir el sentimiento de impotencia y de indignación que nos provoca el asesinato de mujeres y niños inocentes, entre ellos dos bebés de apenas 8 meses; atravesamos por un escenario dantesco de inseguridad, sangre y violencia, desgraciadamente.

De acuerdo con los informes del SESNSP, en los diez meses que lleva el actual Gobierno van 29,600 personas asesinadas, y los homicidios cada vez se perpetran con mayor brutalidad, aunque el presidente diga que vamos bien y que él tiene otros datos. El Inegi reportó que en el mes pasado un 71% de la población considera inseguro el lugar en donde vive.

¡Cómo nos dueles México!, al enterarnos de fracasos de tanta estrategia contra la inseguridad y la violencia; de tantos miles de millones de pesos etiquetados en el presupuesto para lo mismo y que hayan sido en vano, cuando se requiere con urgencia se destinen también recursos suficientes para la salud y la educación. Que los altos mandos no quieran reconocer esos fracasos y derroches, y la incapacidad para resolver los problemas que tanto nos aquejan, también es corrupción que hiere mortalmente a México.

Es absurdo e infantil que AMLO siga enviando mensajes de “abrazos, no balazos”, que no hacen más que empoderar a la delincuencia, que cada vez crece más en México.

Referían senadores norteamericanos que el mensaje de “abrazos, no balazos” es un absurdo porque sólo puede concebirse en los cuentos de hadas de los niños.

Concedo que en este ríspido y agravado ambiente, no todo es culpa del Gobierno, la sociedad civil también tiene responsabilidad, ¿qué tipo de personas estamos formando en las familias?, ¿qué tanto nos ocupamos como padres de inculcar valores y predicarlos con el ejemplo? y en ¿qué tipo de personas nos estamos convirtiendo, que hemos perdido la capacidad de asombro y continuamos pasivos ante tantos acontecimientos lamentables?

Cómo son de añoranza aquellos tiempos en que se podía caminar por las calles de la ciudad sin temor alguno. Qué mal que como ciudadanos tengamos que sentir temor, zozobra y ansiedad ante la inseguridad y la violencia a la que todos estamos expuestos.