/ viernes 23 de febrero de 2024

El poder de la participación Ciudadana

El poder de la participación ciudadana pone a temblar a los tiranos y obliga a los malos gobiernos a enderezar el rumbo y apegarse a la ley; condiciona también en general a que los actos de gobierno sean transparentes y se apliquen al bien común, que quede claro que el bien común no es el bien de las mayoría, sino el bien de todos, esto es, que los actos de gobierno estén encaminados a satisfacer las necesidades materiales y espirituales de todos los gobernados.

Un gran ejemplo de participación ciudadana, son las marchas pacíficas y ordenadas para defender las Instituciones y la democracia, como las acontecidas el pasado 18 de febrero, tanto en el zócalo capitalino con un lleno que superó los 700 mil ciudadanos de almas libres y no acarreados, cientos de miles de personas que se movilizaron de modo propio sin más motivación que el amor a la Patria y demostraron el poder de la ciudadanía responsable, organizada y que está dispuesta a defender las Instituciones que tanto trabajo y tiempo nos ha llevado construir, también hubo marchas en 122 plazas importantes y con nutrida asistencia, tanto en el interior de la República, como en Estados Unidos y algunas ciudades de Europa.

El hecho de que la ciudadanía se organice y ejerza sus derechos a la vez que cumple con sus obligaciones cívicas, son características de una ciudadanía responsable, crítica y exigente con las acciones del gobierno, y resulta un enorme acierto para el país, éste despertar participativo no de las masas, sino de la ciudadanía informada y consciente de su papel en la aprobación o desaprobación del gobierno, situación que indudablemente se reflejará en la urnas el próximo 2 de junio.

El gran reto de la ciudadanía organizada y responsable es convencer a otros ciudadanos del derecho a votar, consagrado en el artículo 35 de la Constitución. De acuerdo al INE somos más de 100 millones de personas que integramos el padrón electoral, cerca de 52 millones somos mujeres, y 48 millones son hombres, es importante destacar que el 30 por ciento del padrón se concentra en los jóvenes de 18 a 29 años, quienes lamentablemente son los que menos participan, por ende es tiempo de que organizadamente como Sociedad Civil, trabajemos en concientizar a los electores sobre la importancia de su voto razonado y libre, para la elección de gobernantes que si trabajen eficaz y eficientemente en beneficio de la población, y que estén rodeados de personas profesionales, expertas en cada materia y que garanticen el cien por ciento de capacidad y cien por ciento de honestidad, ya basta de los criterios mediocres como el de AMLO, que dice tener un gabinete se compone de funcionarios 90 por ciento con honestidad y 10 por ciento de capacidad, y mire que lo de honestidad dista mucho de ser real, a los hechos nos remitimos.

No hay duda de que a mayor participación ciudadana en el proceso electoral, habrá también mayor número de votantes y más observadores que vigilen el día de las votaciones. La participación ciudadana inhibe los fraudes electorales y obliga a las Instituciones a respetar el voto de la ciudadanía.


El poder de la participación ciudadana pone a temblar a los tiranos y obliga a los malos gobiernos a enderezar el rumbo y apegarse a la ley; condiciona también en general a que los actos de gobierno sean transparentes y se apliquen al bien común, que quede claro que el bien común no es el bien de las mayoría, sino el bien de todos, esto es, que los actos de gobierno estén encaminados a satisfacer las necesidades materiales y espirituales de todos los gobernados.

Un gran ejemplo de participación ciudadana, son las marchas pacíficas y ordenadas para defender las Instituciones y la democracia, como las acontecidas el pasado 18 de febrero, tanto en el zócalo capitalino con un lleno que superó los 700 mil ciudadanos de almas libres y no acarreados, cientos de miles de personas que se movilizaron de modo propio sin más motivación que el amor a la Patria y demostraron el poder de la ciudadanía responsable, organizada y que está dispuesta a defender las Instituciones que tanto trabajo y tiempo nos ha llevado construir, también hubo marchas en 122 plazas importantes y con nutrida asistencia, tanto en el interior de la República, como en Estados Unidos y algunas ciudades de Europa.

El hecho de que la ciudadanía se organice y ejerza sus derechos a la vez que cumple con sus obligaciones cívicas, son características de una ciudadanía responsable, crítica y exigente con las acciones del gobierno, y resulta un enorme acierto para el país, éste despertar participativo no de las masas, sino de la ciudadanía informada y consciente de su papel en la aprobación o desaprobación del gobierno, situación que indudablemente se reflejará en la urnas el próximo 2 de junio.

El gran reto de la ciudadanía organizada y responsable es convencer a otros ciudadanos del derecho a votar, consagrado en el artículo 35 de la Constitución. De acuerdo al INE somos más de 100 millones de personas que integramos el padrón electoral, cerca de 52 millones somos mujeres, y 48 millones son hombres, es importante destacar que el 30 por ciento del padrón se concentra en los jóvenes de 18 a 29 años, quienes lamentablemente son los que menos participan, por ende es tiempo de que organizadamente como Sociedad Civil, trabajemos en concientizar a los electores sobre la importancia de su voto razonado y libre, para la elección de gobernantes que si trabajen eficaz y eficientemente en beneficio de la población, y que estén rodeados de personas profesionales, expertas en cada materia y que garanticen el cien por ciento de capacidad y cien por ciento de honestidad, ya basta de los criterios mediocres como el de AMLO, que dice tener un gabinete se compone de funcionarios 90 por ciento con honestidad y 10 por ciento de capacidad, y mire que lo de honestidad dista mucho de ser real, a los hechos nos remitimos.

No hay duda de que a mayor participación ciudadana en el proceso electoral, habrá también mayor número de votantes y más observadores que vigilen el día de las votaciones. La participación ciudadana inhibe los fraudes electorales y obliga a las Instituciones a respetar el voto de la ciudadanía.