/ jueves 21 de diciembre de 2017

De vuelta al 2006

Hace poco más de diez años un panista, Felipe Calderón Hinojosa, puso al país entero, particularmente a Chihuahua, en una situación de violencia e inseguridad que se respiraba. Una estrategia completamente errada que buscaba la legitimidad que no tuvo en las urnas llevó al país a una crisis de seguridad como no se tenía registro. Hoy otro panista, el gobernador de este estado, Javier Corral, nos trae de vuelta a esa crisis.

De acuerdo con el Índice de Paz 2017 del Instituto para la Economía y la Paz, cinco de los 25 municipios más peligrosos de México se ubican en Chihuahua:  Batopilas, Urique, Bocoyna, Guachochi y Guadalupe y Calvo. En el caso de Bocoyna, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública señala que de 2011 a 2017 (octubre) han ocurrido casi doscientos homicidios dolosos, la mayoría por arma de fuego.

Por otro lado, datos oficiales de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) señalan que los combates entre criminales y soldados se dan en diez estados: Tamaulipas, Sinaloa, Michoacán, Guerrero, Nuevo León, Chihuahua, Jalisco, Durango, Sonora y Veracruz.

De acuerdo con el Observatorio Nacional Ciudadano, en lo que va del año Guerrero encabeza la lista con 1 mil 924 homicidios dolosos, seguido de Baja California, con 1 mil 733; Estado de México, 1 mil 664; Veracruz, 1 mil 382, y Chihuahua, 1 mil 288. Y estos son sólo algunos de los datos, este espacio no alcanzaría para citarlos a todos.

“Armados irrumpen en bar del Centro y acribillan a cuatro”, “Ataque armando en el bar Big Ball: mueren 3 mujeres y 3 heridos”, “Violenta embestida de narcos; matan a 12 en un día”, “Ultiman a balazos a cinco hombres en colonia Valles de Chihuahua”, “Balean a dependiente de local de ropa en Quintas Carolinas”, “Asesinan a encargado de vinos y licores en Villa Juárez”, “Encuentran cuatro cadáveres en la avenida Quinta Real”, “El narco obliga a cierre de hospital en Chihuahua”.

Lector, a ti seguramente te parecen conocidos los títulos de estas notas periodísticas de no hace más de una semana en las que se da cuenta de la violencia que acontece en nuestro estado; más aún, quizás cuando las lees ya no te sorprendes, y es que hemos normalizado la violencia, nos hemos acostumbrado a ella, y eso, en un Estado de derecho como en el que se supone que vivimos, es grave y un síntoma inequívoco de una descomposición social.

Más que culpas, lo que hay son responsables. Desde una estrategia federal incierta, hasta una falta de pericia y atención de parte del titular del Ejecutivo estatal. Porque, hablemos con claridad: ¿Los chihuahuenses queremos justicia en el caso de todos los desfalcos del exgobernador? Sí, pero no es lo único que se necesita, ni tampoco lo más importante. ¿O caso gobierna sólo para perseguir a Duarte? Caso que tampoco ha logrado resolver.

Esos números y datos a los que el gobernador Corral desestima pues dice que las cifras de la administración estaban maquilladas. Y así tuviera razón, esos datos hoy son reales y en lugar de desestimar o encontrar justificaciones, se debería actuar, y lo cierto es que no se está haciendo nada.

La violencia, inseguridad y miedo no pueden ser parte de nuestras vidas nuevamente. Volver al 2006 significa para los chihuahuenses muertes, asesinatos, desapariciones, impunidad, pero sobre todo, pérdida de tranquilidad, algo que valoramos y  lo que no podemos volver a normalizar.

 

 

 

 

Hace poco más de diez años un panista, Felipe Calderón Hinojosa, puso al país entero, particularmente a Chihuahua, en una situación de violencia e inseguridad que se respiraba. Una estrategia completamente errada que buscaba la legitimidad que no tuvo en las urnas llevó al país a una crisis de seguridad como no se tenía registro. Hoy otro panista, el gobernador de este estado, Javier Corral, nos trae de vuelta a esa crisis.

De acuerdo con el Índice de Paz 2017 del Instituto para la Economía y la Paz, cinco de los 25 municipios más peligrosos de México se ubican en Chihuahua:  Batopilas, Urique, Bocoyna, Guachochi y Guadalupe y Calvo. En el caso de Bocoyna, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública señala que de 2011 a 2017 (octubre) han ocurrido casi doscientos homicidios dolosos, la mayoría por arma de fuego.

Por otro lado, datos oficiales de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) señalan que los combates entre criminales y soldados se dan en diez estados: Tamaulipas, Sinaloa, Michoacán, Guerrero, Nuevo León, Chihuahua, Jalisco, Durango, Sonora y Veracruz.

De acuerdo con el Observatorio Nacional Ciudadano, en lo que va del año Guerrero encabeza la lista con 1 mil 924 homicidios dolosos, seguido de Baja California, con 1 mil 733; Estado de México, 1 mil 664; Veracruz, 1 mil 382, y Chihuahua, 1 mil 288. Y estos son sólo algunos de los datos, este espacio no alcanzaría para citarlos a todos.

“Armados irrumpen en bar del Centro y acribillan a cuatro”, “Ataque armando en el bar Big Ball: mueren 3 mujeres y 3 heridos”, “Violenta embestida de narcos; matan a 12 en un día”, “Ultiman a balazos a cinco hombres en colonia Valles de Chihuahua”, “Balean a dependiente de local de ropa en Quintas Carolinas”, “Asesinan a encargado de vinos y licores en Villa Juárez”, “Encuentran cuatro cadáveres en la avenida Quinta Real”, “El narco obliga a cierre de hospital en Chihuahua”.

Lector, a ti seguramente te parecen conocidos los títulos de estas notas periodísticas de no hace más de una semana en las que se da cuenta de la violencia que acontece en nuestro estado; más aún, quizás cuando las lees ya no te sorprendes, y es que hemos normalizado la violencia, nos hemos acostumbrado a ella, y eso, en un Estado de derecho como en el que se supone que vivimos, es grave y un síntoma inequívoco de una descomposición social.

Más que culpas, lo que hay son responsables. Desde una estrategia federal incierta, hasta una falta de pericia y atención de parte del titular del Ejecutivo estatal. Porque, hablemos con claridad: ¿Los chihuahuenses queremos justicia en el caso de todos los desfalcos del exgobernador? Sí, pero no es lo único que se necesita, ni tampoco lo más importante. ¿O caso gobierna sólo para perseguir a Duarte? Caso que tampoco ha logrado resolver.

Esos números y datos a los que el gobernador Corral desestima pues dice que las cifras de la administración estaban maquilladas. Y así tuviera razón, esos datos hoy son reales y en lugar de desestimar o encontrar justificaciones, se debería actuar, y lo cierto es que no se está haciendo nada.

La violencia, inseguridad y miedo no pueden ser parte de nuestras vidas nuevamente. Volver al 2006 significa para los chihuahuenses muertes, asesinatos, desapariciones, impunidad, pero sobre todo, pérdida de tranquilidad, algo que valoramos y  lo que no podemos volver a normalizar.