/ jueves 15 de febrero de 2024

El avance del crimen organizado en México: empleo, finanzas y política

Las organizaciones criminales se posicionan como el quinto mayor empleador en México, contando con aproximadamente 175,000 empleados, sólo superadas por FEMSA, Walmart, Manpower y América Móvil. Este dato fue revelado en septiembre de 2023 por la revista Science en el artículo "Modelando el tamaño del crimen organizado para informar sobre la reducción de la violencia en México".

Desafortunadamente, la violencia generada es directamente proporcional al número de miembros activos en el crimen organizado. Esta situación se debe a la facilidad con la que las organizaciones criminales reclutan miembros, dada la falta de oportunidades para los jóvenes que ingresan al mercado laboral, las amplias regiones dominadas por estas organizaciones y el alto grado de impunidad. El estudio estima que las organizaciones criminales reclutan cerca de 20 mil nuevos miembros anualmente solo para reponer las bajas por actos violentos o encarcelamiento.

Las actividades ilícitas han evolucionado. Inicialmente, los grupos criminales se dedicaban exclusivamente al cultivo y transporte de estupefacientes para su exportación, un negocio que no tenía un alto impacto en el resto de las actividades socioeconómicas de las regiones. Posteriormente, las organizaciones observaron que eran dueñas de rutas y regiones, comenzando a diversificar sus actividades delictivas, incluyendo la venta local de drogas, secuestros, extorsiones y asaltos.

Con el tiempo, su ambición los llevó a incursionar en actividades de extracción, como la minería y la tala ilegal. La participación en estas actividades, además de fortalecer financieramente a los grupos criminales, ha generado un impacto ecológico, la reducción de la inversión local y una disminución en la retribución a las comunidades locales.

El estudio no considera la incursión de los grupos criminales en la economía formal, necesaria para lavar recursos y justificar el uso de los ingresos financieros procedentes de actividades ilegales. El costo de lavar dinero varía entre un 20% y un 40%, pudiendo alcanzar hasta un 70%.

Otro desafío para las organizaciones criminales es retornar el capital financiero generado en el extranjero a México, especialmente considerando que el mayor incremento de valor se produce precisamente en el extranjero. Para enfrentar este desafío, se utilizan diversas estrategias, como empresas fachada, sobrefacturación, adquisición de bienes raíces, criptomonedas, contrabando de efectivo, transferencias, casas de cambio y, recientemente, se ha alertado sobre el uso de remesas como una estrategia adicional.

Para ampliar su dominio territorial y poder, las organizaciones criminales han incursionado en el ámbito político, poniendo en riesgo la actividad democrática en muchas regiones del país, según denuncia la reciente investigación de Citibanamex: "Elecciones 2024: los riesgos de la violencia político-electoral".

Finalmente, el artículo de Science mencionado sugiere que la única manera de reducir la violencia en México es disminuyendo el tamaño de las organizaciones criminales. Esto se podría lograr mediante la recuperación de regiones, la reducción de la impunidad y la generación de oportunidades.


Las organizaciones criminales se posicionan como el quinto mayor empleador en México, contando con aproximadamente 175,000 empleados, sólo superadas por FEMSA, Walmart, Manpower y América Móvil. Este dato fue revelado en septiembre de 2023 por la revista Science en el artículo "Modelando el tamaño del crimen organizado para informar sobre la reducción de la violencia en México".

Desafortunadamente, la violencia generada es directamente proporcional al número de miembros activos en el crimen organizado. Esta situación se debe a la facilidad con la que las organizaciones criminales reclutan miembros, dada la falta de oportunidades para los jóvenes que ingresan al mercado laboral, las amplias regiones dominadas por estas organizaciones y el alto grado de impunidad. El estudio estima que las organizaciones criminales reclutan cerca de 20 mil nuevos miembros anualmente solo para reponer las bajas por actos violentos o encarcelamiento.

Las actividades ilícitas han evolucionado. Inicialmente, los grupos criminales se dedicaban exclusivamente al cultivo y transporte de estupefacientes para su exportación, un negocio que no tenía un alto impacto en el resto de las actividades socioeconómicas de las regiones. Posteriormente, las organizaciones observaron que eran dueñas de rutas y regiones, comenzando a diversificar sus actividades delictivas, incluyendo la venta local de drogas, secuestros, extorsiones y asaltos.

Con el tiempo, su ambición los llevó a incursionar en actividades de extracción, como la minería y la tala ilegal. La participación en estas actividades, además de fortalecer financieramente a los grupos criminales, ha generado un impacto ecológico, la reducción de la inversión local y una disminución en la retribución a las comunidades locales.

El estudio no considera la incursión de los grupos criminales en la economía formal, necesaria para lavar recursos y justificar el uso de los ingresos financieros procedentes de actividades ilegales. El costo de lavar dinero varía entre un 20% y un 40%, pudiendo alcanzar hasta un 70%.

Otro desafío para las organizaciones criminales es retornar el capital financiero generado en el extranjero a México, especialmente considerando que el mayor incremento de valor se produce precisamente en el extranjero. Para enfrentar este desafío, se utilizan diversas estrategias, como empresas fachada, sobrefacturación, adquisición de bienes raíces, criptomonedas, contrabando de efectivo, transferencias, casas de cambio y, recientemente, se ha alertado sobre el uso de remesas como una estrategia adicional.

Para ampliar su dominio territorial y poder, las organizaciones criminales han incursionado en el ámbito político, poniendo en riesgo la actividad democrática en muchas regiones del país, según denuncia la reciente investigación de Citibanamex: "Elecciones 2024: los riesgos de la violencia político-electoral".

Finalmente, el artículo de Science mencionado sugiere que la única manera de reducir la violencia en México es disminuyendo el tamaño de las organizaciones criminales. Esto se podría lograr mediante la recuperación de regiones, la reducción de la impunidad y la generación de oportunidades.