/ lunes 5 de febrero de 2024

Hacer más, con lo mismo

Yo creo que el estado debe de ser lo suficientemente grande para poder subsanar las carencias que existen en una sociedad. Aunque el fin último de deseo sea que el estado se meta lo mínimo posible en el mercado y en la vida de las personas, también es importante reconocer que mientras existan las desigualdades y la carencia de mínimos indispensables para vivir de las personas, entonces el estado debe ser amplio y fuerte para subsanar eso.

Este es un debate largo que genera mucha controversia entre las dos corrientes de pensamiento. Mientras la derecha piensa en la frase “tanto mercado como sea posible, tanto Estado como sea necesario”, los de la izquierda piensan lo contrario. Sin embargo, existe una enorme confusión entre reducir gobiernos en cuestión de tamaño, capacidad, efectividad y facultades.

Tristemente, en nuestro sistema político estamos acostumbrados a que los gobiernos amplíen constantemente el número de plazas para que entren más personas a trabajar. El pensamiento es que entre más personas se incorporen, más fuerza política se va a tener para poder ganar la siguiente elección. Esto ha generado gobiernos muy robustos en personal pero poco eficientes y que no crecen en acciones. Lo que se debería hacer es presionar para reducir el número de plazas o que se amplíen las capacidades. Decir lo primero va en contra de cualquier lógica de rentabilidad político-electoral, pero no es posible que en pleno siglo XXI donde la tecnología ha sido la protagonista de los grandes cambios estructurales y se ha aprovechado por las empresas para poder ser más eficientes, haciendo lo mismo con menos personal o haciendo más con el mismo personal; los gobiernos no hayan podido implementarla de forma correcta y consistente.

Yo creo que existen dos paradigmas que han impedido que las implementaciones tecnológicas se utilicen realmente para mejorar la eficiencia de los gobiernos. El primero es que entre más automatizado sea un proceso, menos espacio para la corrupción existe. Por lo tanto, si una persona corrupta está a cargo de un proceso el cual se puede automatizar, esa persona hará lo imposible para que no aplique ahi. El segundo paradigma es el miedo a tener que despedir personal y eso genere un problema político tanto al interior de los partidos, como una posible derrota electoral. Es en este punto donde quisiera sembrar la idea, de que se pueden ampliar las capacidades de los gobiernos abriendo nuevos servicios, empresas productivas o ampliando los servicios que se ofrecen actualmente. Hacer más con lo mismo. Esta barrera ideológica la tenemos que brincar si queremos hacer una ciudad más competitiva en un mundo de cambio constante. Por ejemplo, se puede pedir a la mayoría de las direcciones municipales una reducción del 5% de número de plazas, esto obligatoria a cada dependencia a ser más eficiente con los recursos que le quedan, y a esas personas se podrían reubicar en un nuevo servicio de pequeñas bibliotecas que se pongan en parques y estaciones de Bowi. Este es un ejemplo muy sencillo pero es el tipo de mentalidad que debemos impulsar en nuestros gobiernos. Hay decisiones complicadas que los gobernantes necesitan tomar sintiéndose respaldados por la sociedad. Ya que si no se sienten así, y al saber que la oposición podrá usar esa acción en su contra, mejor no se atreven. Eso ha estancado la evolución de nuestros gobiernos y por ende, nuestra competitividad como comunidad. Ampliar el Estado, no siempre es una mala idea.

Yo creo que el estado debe de ser lo suficientemente grande para poder subsanar las carencias que existen en una sociedad. Aunque el fin último de deseo sea que el estado se meta lo mínimo posible en el mercado y en la vida de las personas, también es importante reconocer que mientras existan las desigualdades y la carencia de mínimos indispensables para vivir de las personas, entonces el estado debe ser amplio y fuerte para subsanar eso.

Este es un debate largo que genera mucha controversia entre las dos corrientes de pensamiento. Mientras la derecha piensa en la frase “tanto mercado como sea posible, tanto Estado como sea necesario”, los de la izquierda piensan lo contrario. Sin embargo, existe una enorme confusión entre reducir gobiernos en cuestión de tamaño, capacidad, efectividad y facultades.

Tristemente, en nuestro sistema político estamos acostumbrados a que los gobiernos amplíen constantemente el número de plazas para que entren más personas a trabajar. El pensamiento es que entre más personas se incorporen, más fuerza política se va a tener para poder ganar la siguiente elección. Esto ha generado gobiernos muy robustos en personal pero poco eficientes y que no crecen en acciones. Lo que se debería hacer es presionar para reducir el número de plazas o que se amplíen las capacidades. Decir lo primero va en contra de cualquier lógica de rentabilidad político-electoral, pero no es posible que en pleno siglo XXI donde la tecnología ha sido la protagonista de los grandes cambios estructurales y se ha aprovechado por las empresas para poder ser más eficientes, haciendo lo mismo con menos personal o haciendo más con el mismo personal; los gobiernos no hayan podido implementarla de forma correcta y consistente.

Yo creo que existen dos paradigmas que han impedido que las implementaciones tecnológicas se utilicen realmente para mejorar la eficiencia de los gobiernos. El primero es que entre más automatizado sea un proceso, menos espacio para la corrupción existe. Por lo tanto, si una persona corrupta está a cargo de un proceso el cual se puede automatizar, esa persona hará lo imposible para que no aplique ahi. El segundo paradigma es el miedo a tener que despedir personal y eso genere un problema político tanto al interior de los partidos, como una posible derrota electoral. Es en este punto donde quisiera sembrar la idea, de que se pueden ampliar las capacidades de los gobiernos abriendo nuevos servicios, empresas productivas o ampliando los servicios que se ofrecen actualmente. Hacer más con lo mismo. Esta barrera ideológica la tenemos que brincar si queremos hacer una ciudad más competitiva en un mundo de cambio constante. Por ejemplo, se puede pedir a la mayoría de las direcciones municipales una reducción del 5% de número de plazas, esto obligatoria a cada dependencia a ser más eficiente con los recursos que le quedan, y a esas personas se podrían reubicar en un nuevo servicio de pequeñas bibliotecas que se pongan en parques y estaciones de Bowi. Este es un ejemplo muy sencillo pero es el tipo de mentalidad que debemos impulsar en nuestros gobiernos. Hay decisiones complicadas que los gobernantes necesitan tomar sintiéndose respaldados por la sociedad. Ya que si no se sienten así, y al saber que la oposición podrá usar esa acción en su contra, mejor no se atreven. Eso ha estancado la evolución de nuestros gobiernos y por ende, nuestra competitividad como comunidad. Ampliar el Estado, no siempre es una mala idea.