/ martes 16 de enero de 2024

Hacia una cultura de paz | Renuncias silenciosas en México 

Probablemente Japón sea uno de los países desarrollados más homogéneos que existan, en cuanto a raza y cultura se refiere. Cuando viví en ese país oriental, me sorprendió observar su estabilidad democrática y social, como nunca vi antes en otro país. Poseen un fuerte sentido de pertenencia, incluso de dependencia hacia su grupo específico ya sea familia, escuela o trabajo. En el entorno laboral, los empleados se sienten vigorosamente conectados con su equipo de trabajo y a través de él, con su empresa.

Tienden a permanecer en el mismo entorno laboral probablemente para toda su vida, por el profundo miedo al desapego; tampoco se mudan frecuentemente por lo mismo. Su sistema laboral refuerza esos sentimientos de pertenencia y dependencia, la cual es recompensada con “jugosos” préstamos para adquirir viviendas y otros beneficios. Por ser una sociedad uniforme, no se requiere la intervención de abogados en los conflictos “cotidianos”, porque entre ellos y ellas mismas, resuelven sus controversias y llegan a acuerdos satisfactorios.

En México actualmente se observa el fenómeno de abandono de trabajo de manera individual o colectiva. De acuerdo con el Termómetro Laboral de OCCMundial, principalmente es la insatisfacción laboral lo que orilla a las personas a este fenómeno, salarios bajos y ambientes tóxicos. La estadística es que este año, siete de cada diez personas cambiarán de empleo y a mi parecer, es lógico y esperable. Un trabajador o trabajadora se inunda de incertidumbre en su lugar laboral, porque no sabe si al día siguiente, por cualquier circunstancia, será despedida. Estas situaciones pueden incluso ser porque “no les cayó bien” a los demás.

Se le requiere a los empleados que trabajen horas extras, aunque no se les paguen y pareciera que la etimología de la palabra trabajo, que es “tripalum” (objeto destinado a la tortura) en la antigua roma, crea forma. Gobierno es uno de los peores empleadores. Los contratos son temporales de uno, tres y seis meses, dependiendo del caso. Al final de este periodo, no se sabe qué ocurrirá, instaurando el estrés y la subordinación esclavizante al patrón, para no perder el “beneficio” paupérrimo al que uno se acostumbró. Cargas de trabajo excesivas, “burn out”, presión y falsas promesas de oportunidades son otros factores también.

El individualismo predomina y la relación en grupo, se desvanece. En Japón, los logros de una persona no son considerados mérito personal, sino un resultado colectivo y me pregunto si en México alguna vez será genuinamente así. Pienso que la respuesta es: difícilmente. Cada cultura es distinta y replicarla en otro contexto específico es casi imposible, por las profundas diferencias que existen. AMLO por ejemplo mencionó que habría un sistema de salud como el de Dinamarca, pero es imposible, a menos de que “siembre” una cultura danesa y la riegue por décadas hasta tener una mezcla México-danesa. Podemos sin embargo a través de la apropiación cultural, adoptar tradiciones y prácticas de otros lugares para un uso benigno y mejorar.

La “gran renuncia” o “renuncia silenciosa” es la tendencia para este 2024. Las prioridades de los trabajadores han cambiado y le gente, prefiere ganar menos dinero a someterse a la tortura de alguien más. La rotación es una realidad y deben atender las empresas a este fenómeno para reducir sus riesgos, improductividad, costos y pérdida de competencia. Trabajar -en serio- en la cohesión del grupo, el sentido de identidad y pertenencia y en cumplir las promesas a los empleados, será clave para que ello suceda. Empresas y gobierno, pónganse las pilas.

Yanez_flor@hotmail.com

Probablemente Japón sea uno de los países desarrollados más homogéneos que existan, en cuanto a raza y cultura se refiere. Cuando viví en ese país oriental, me sorprendió observar su estabilidad democrática y social, como nunca vi antes en otro país. Poseen un fuerte sentido de pertenencia, incluso de dependencia hacia su grupo específico ya sea familia, escuela o trabajo. En el entorno laboral, los empleados se sienten vigorosamente conectados con su equipo de trabajo y a través de él, con su empresa.

Tienden a permanecer en el mismo entorno laboral probablemente para toda su vida, por el profundo miedo al desapego; tampoco se mudan frecuentemente por lo mismo. Su sistema laboral refuerza esos sentimientos de pertenencia y dependencia, la cual es recompensada con “jugosos” préstamos para adquirir viviendas y otros beneficios. Por ser una sociedad uniforme, no se requiere la intervención de abogados en los conflictos “cotidianos”, porque entre ellos y ellas mismas, resuelven sus controversias y llegan a acuerdos satisfactorios.

En México actualmente se observa el fenómeno de abandono de trabajo de manera individual o colectiva. De acuerdo con el Termómetro Laboral de OCCMundial, principalmente es la insatisfacción laboral lo que orilla a las personas a este fenómeno, salarios bajos y ambientes tóxicos. La estadística es que este año, siete de cada diez personas cambiarán de empleo y a mi parecer, es lógico y esperable. Un trabajador o trabajadora se inunda de incertidumbre en su lugar laboral, porque no sabe si al día siguiente, por cualquier circunstancia, será despedida. Estas situaciones pueden incluso ser porque “no les cayó bien” a los demás.

Se le requiere a los empleados que trabajen horas extras, aunque no se les paguen y pareciera que la etimología de la palabra trabajo, que es “tripalum” (objeto destinado a la tortura) en la antigua roma, crea forma. Gobierno es uno de los peores empleadores. Los contratos son temporales de uno, tres y seis meses, dependiendo del caso. Al final de este periodo, no se sabe qué ocurrirá, instaurando el estrés y la subordinación esclavizante al patrón, para no perder el “beneficio” paupérrimo al que uno se acostumbró. Cargas de trabajo excesivas, “burn out”, presión y falsas promesas de oportunidades son otros factores también.

El individualismo predomina y la relación en grupo, se desvanece. En Japón, los logros de una persona no son considerados mérito personal, sino un resultado colectivo y me pregunto si en México alguna vez será genuinamente así. Pienso que la respuesta es: difícilmente. Cada cultura es distinta y replicarla en otro contexto específico es casi imposible, por las profundas diferencias que existen. AMLO por ejemplo mencionó que habría un sistema de salud como el de Dinamarca, pero es imposible, a menos de que “siembre” una cultura danesa y la riegue por décadas hasta tener una mezcla México-danesa. Podemos sin embargo a través de la apropiación cultural, adoptar tradiciones y prácticas de otros lugares para un uso benigno y mejorar.

La “gran renuncia” o “renuncia silenciosa” es la tendencia para este 2024. Las prioridades de los trabajadores han cambiado y le gente, prefiere ganar menos dinero a someterse a la tortura de alguien más. La rotación es una realidad y deben atender las empresas a este fenómeno para reducir sus riesgos, improductividad, costos y pérdida de competencia. Trabajar -en serio- en la cohesión del grupo, el sentido de identidad y pertenencia y en cumplir las promesas a los empleados, será clave para que ello suceda. Empresas y gobierno, pónganse las pilas.

Yanez_flor@hotmail.com