/ jueves 14 de septiembre de 2017

La bomba silenciosa

El anuncio se hizo con días de antelación, se filtró a algunos medios de comunicación dando datos de lo que las fuentes señalaban iba a ser “una bomba y una noticia de carácter nacional”. El gobernador Javier Corral con la clásica foto del diablito de decenas de tomos y miles de hojas en la Procuraduría General de la República (PGR). ¿Y la bomba?

Lo que sucedió el martes de esta semana en la conferencia de prensa que ofreció el gobernador del estado en la Ciudad de México fue… nada básicamente. ¿Por qué?, porque lo único que hizo fue entregar a la Procuraduría General de la República (PGR) la solicitud de detención con fines de extradición del ex mandatario estatal. Lo cual es parte del proceso, dejando en la cancha de la PGR lo que siga, o lo que no siga.

¿Quería un tiro mediático? Lo fue a medias, con poco éxito, sin novedad o como dicen los periodistas: no hubo nota porque no dijo nada nuevo, porque lo único que hizo fue hacer su trabajo y eso no es un mérito ni merece notas de primera plana, porque como servidor público, eso se supone que debe hacer. Y más aún, al basar su campaña en la promesa de llevarlo él mismo ante la justicia, se esperaría más eficacia, no sólo llevar miles de hojas de un expediente que seguramente dormirá el sueño de los justos en las oficinas de la PGR.

¿El anuncio fue eficaz para terminar con la impunidad que mantiene al exgobernador Duarte fuera del alcance de la justicia? No, ni un ápice de eficacia. ¿Por qué?, porque hasta el gobernador Corral sabe que eso que hizo no sirve, no es la ruta para detenerlo. La ruta es mucha más sencilla y mucho más cercana, y hasta mucho menos costosa de lo que fue trasladar a buena parte del gabinete a la Ciudad de México a una conferencia de prensa.

La ruta está al alcance de la mano porque los operadores más cercanos a Duarte, los que le conocen todo, absolutamente todo, son testigos protegidos en el peor de los casos y en el mejor, como la nueva presidente del Congreso del Estado, quien estrecha la mano de quien se supone sería el verdugo del exmandatario: el actual mandatario.

Por qué ir él personalmente, con todo y gabinete, a hacer un show mediático. Qué ganó con eso. Quitarse de encima una tarea que le prometió a los chihuahuenses hacer: llevar a la cárcel a Duarte. Porque el camino que eligió es el menos eficaz, y lo sabe. Porque el camino que debe tomar es actuar y comprobar a través de los operadores los actos de corrupción, tarea que no ha querido hacer, ¿por qué?, porque desde hace un rato, pacta y negocia con ellos.

Por lo pronto, esperaremos ver cómo procede la PGR, qué tan útiles fueron las decenas de tomos y CD con información “valiosa”. Mientras, seguiremos esperando la acción del gobernador con aquellos operadores a los que hoy les da la mano y se toma la foto.

lilia.aguilargil.2015@gmail.com

El anuncio se hizo con días de antelación, se filtró a algunos medios de comunicación dando datos de lo que las fuentes señalaban iba a ser “una bomba y una noticia de carácter nacional”. El gobernador Javier Corral con la clásica foto del diablito de decenas de tomos y miles de hojas en la Procuraduría General de la República (PGR). ¿Y la bomba?

Lo que sucedió el martes de esta semana en la conferencia de prensa que ofreció el gobernador del estado en la Ciudad de México fue… nada básicamente. ¿Por qué?, porque lo único que hizo fue entregar a la Procuraduría General de la República (PGR) la solicitud de detención con fines de extradición del ex mandatario estatal. Lo cual es parte del proceso, dejando en la cancha de la PGR lo que siga, o lo que no siga.

¿Quería un tiro mediático? Lo fue a medias, con poco éxito, sin novedad o como dicen los periodistas: no hubo nota porque no dijo nada nuevo, porque lo único que hizo fue hacer su trabajo y eso no es un mérito ni merece notas de primera plana, porque como servidor público, eso se supone que debe hacer. Y más aún, al basar su campaña en la promesa de llevarlo él mismo ante la justicia, se esperaría más eficacia, no sólo llevar miles de hojas de un expediente que seguramente dormirá el sueño de los justos en las oficinas de la PGR.

¿El anuncio fue eficaz para terminar con la impunidad que mantiene al exgobernador Duarte fuera del alcance de la justicia? No, ni un ápice de eficacia. ¿Por qué?, porque hasta el gobernador Corral sabe que eso que hizo no sirve, no es la ruta para detenerlo. La ruta es mucha más sencilla y mucho más cercana, y hasta mucho menos costosa de lo que fue trasladar a buena parte del gabinete a la Ciudad de México a una conferencia de prensa.

La ruta está al alcance de la mano porque los operadores más cercanos a Duarte, los que le conocen todo, absolutamente todo, son testigos protegidos en el peor de los casos y en el mejor, como la nueva presidente del Congreso del Estado, quien estrecha la mano de quien se supone sería el verdugo del exmandatario: el actual mandatario.

Por qué ir él personalmente, con todo y gabinete, a hacer un show mediático. Qué ganó con eso. Quitarse de encima una tarea que le prometió a los chihuahuenses hacer: llevar a la cárcel a Duarte. Porque el camino que eligió es el menos eficaz, y lo sabe. Porque el camino que debe tomar es actuar y comprobar a través de los operadores los actos de corrupción, tarea que no ha querido hacer, ¿por qué?, porque desde hace un rato, pacta y negocia con ellos.

Por lo pronto, esperaremos ver cómo procede la PGR, qué tan útiles fueron las decenas de tomos y CD con información “valiosa”. Mientras, seguiremos esperando la acción del gobernador con aquellos operadores a los que hoy les da la mano y se toma la foto.

lilia.aguilargil.2015@gmail.com