/ jueves 5 de abril de 2018

La ética y Facebook

“Todos terminamos siendo vulnerables alguna vez, todos”

- Santiago Posteguillo -

Cuando llegaron las redes sociales a nuestra vida todo cambió; la lejanía física con familiares se acortó a través del ciberespacio, el intercambio de información con terceros se hizo más rápido, los foros de comunicación permitieron hacer más eficiente la resolución de problemas, la vanidad de algunas personas se dimensionó a gran escala dejando ver su preocupante complejo y de alguna manera todos los usuarios dejamos abierta la puerta a la vulnerabilidad y con ello a la desconfianza. Así es el mundo hoy en día.

En las elecciones de Estados Unidos de 2016 en donde, a través de un cuestionado sistema, el republicano Donald Trump salió victorioso sobre la demócrata Hilary Clinton para presidir al país, una empresa obtuvo información de millones de usuarios de la red social Facebook para enterarse sobre su vida con el fin de, a través de la creación de noticias falsas, posicionar su mente a favor de quien hoy ocupa la Casa Blanca, es decir, la estrategia fue positiva.

Pero, ¿cómo le hicieron? Todo fue a través de la fabricación de una “app” diseñada por un maestro de una prestigiada universidad, quien, a su vez, laboraba para esta empresa de análisis de datos (con objetivos fuera de toda ética); con esta aplicación las personas accedían a un cuestionario de personalidad a quienes se les decía que era con fines académicos además de que, para hacerlo atractivo, quien lo contestaba recibía un pago monetario. Una vez que aceptaban contestar el cuestionario, con ello le permitían al proveedor tener fácil acceso a su lista de amigos de Facebook (blancos perfectos para abundar de publicidad política a favor del Señor del Muro). Ya con esta información sobre la mesa la creación de algoritmos permitió identificar las preferencias electorales de todos, el resto es parte de la historia.

Hoy en día nada es gratis, nuestros gustos, nuestra ideología, nuestra información vale mucho; pero tiene que valer para nosotros mismos, no para terceros que buscan colocarnos en nuestras necesidades desde una caminadora portátil con cargo a tu tarjeta de crédito hasta un presidente de la república.

Dicen que esta empresa ya anda paseándose por México, hay que estar pendientes. No vaya siendo.

“Todos terminamos siendo vulnerables alguna vez, todos”

- Santiago Posteguillo -

Cuando llegaron las redes sociales a nuestra vida todo cambió; la lejanía física con familiares se acortó a través del ciberespacio, el intercambio de información con terceros se hizo más rápido, los foros de comunicación permitieron hacer más eficiente la resolución de problemas, la vanidad de algunas personas se dimensionó a gran escala dejando ver su preocupante complejo y de alguna manera todos los usuarios dejamos abierta la puerta a la vulnerabilidad y con ello a la desconfianza. Así es el mundo hoy en día.

En las elecciones de Estados Unidos de 2016 en donde, a través de un cuestionado sistema, el republicano Donald Trump salió victorioso sobre la demócrata Hilary Clinton para presidir al país, una empresa obtuvo información de millones de usuarios de la red social Facebook para enterarse sobre su vida con el fin de, a través de la creación de noticias falsas, posicionar su mente a favor de quien hoy ocupa la Casa Blanca, es decir, la estrategia fue positiva.

Pero, ¿cómo le hicieron? Todo fue a través de la fabricación de una “app” diseñada por un maestro de una prestigiada universidad, quien, a su vez, laboraba para esta empresa de análisis de datos (con objetivos fuera de toda ética); con esta aplicación las personas accedían a un cuestionario de personalidad a quienes se les decía que era con fines académicos además de que, para hacerlo atractivo, quien lo contestaba recibía un pago monetario. Una vez que aceptaban contestar el cuestionario, con ello le permitían al proveedor tener fácil acceso a su lista de amigos de Facebook (blancos perfectos para abundar de publicidad política a favor del Señor del Muro). Ya con esta información sobre la mesa la creación de algoritmos permitió identificar las preferencias electorales de todos, el resto es parte de la historia.

Hoy en día nada es gratis, nuestros gustos, nuestra ideología, nuestra información vale mucho; pero tiene que valer para nosotros mismos, no para terceros que buscan colocarnos en nuestras necesidades desde una caminadora portátil con cargo a tu tarjeta de crédito hasta un presidente de la república.

Dicen que esta empresa ya anda paseándose por México, hay que estar pendientes. No vaya siendo.