/ jueves 21 de marzo de 2024

La filosofía de la No-acción

Cuando se habla de profundidad y sentido de la existencia, con frecuencia se recurre al pensamiento oriental como referente al antiguo arte de conectar con la belleza de la vida. Pero vaya que puede ser complicado, en medio de un mundo constantemente en caos, estar todo el tiempo en “modo zen”.

Es cierto, los acontecimientos cotidianos nos confrontan con una realidad abrumadora y desafiante hasta cuando vamos en el tráfico intentando solo llegar a casa, luego de un rato de frenadas repentinas, evadir connatos de choque o casi nombrar a la santa madre de cualquier imprudente persona que osa atravesársenos.

Si, todo es más que estar siempre en paz y sin reaccionar al conflicto. No obstante, esto es justo de lo que se trata: experimentar los sucesos diarios sin apegarse a la tentación del drama o a la adrenalina de los problemas. El control y la reacción, también pueden ser adictivos.

La filosofía taoísta del Wu Wei se refiere a este tema. Significa “la no acción”, pero no en un sentido de pasividad o de conformismo, sino de soltar y de fluir ante cualquier situación, de forma natural y sin forzar nada. Ser flexible, estar en el presente y no luchar contra lo que no se puede cambiar, solo esperar y seguir adelante como “el agua del río que fluye”.

Y aquí viene el verdadero reto. Como no se trata de pasividad, pero si de estar en paz, no se trata de quedarse en la quietud, sino de seguir el movimiento natural de los acontecimientos, entonces es buscar el justo medio para lograr equilibrio.

Encontré sobre esto algo más occidental que resonó con mi intención de transmitir esta idea. Se le llama FOMO (Fear of missing out) que podría traducirse como: esa sensación de estarse perdiendo de algo “interesante”, así que ante esa intranquilidad, el intento de recuperar el control se vuelve inminente y perdemos de nuevo la conexión con la profundidad y el estar presente. Caemos continuamente en la urgencia de “hacer”, de controlar, de participar, aunque sea desde el teléfono celular.

Seguir el Wu Wei podría implicar también decir No a algunas cosas, situaciones, a personas, a los impulsos, a las reacciones. Se trata más bien de elegir lo que es verdaderamente importante; de lo que le agrega valor a nuestra vida, de explorar las posibilidades cuando las circunstancias son propicias y crear nuevas para sostener un flujo continuo.

La paciencia se considera también una virtud, de ese modo podemos comprender mejor la oportunidad correcta para actuar en el momento adecuado. “Esperar hasta que el barro se asiente”, afirma el Tao. Así que parar de vez en cuando es necesario. Aunque Ir hacia adentro puede ser un viaje aterrador, también podría significar un maravilloso descubrimiento personal en medio del caos.


Ya lo decía el propio Lao Tsé: “Si hay tormenta déjala rugir, si hay silencio, algo surgirá”.


Cuando se habla de profundidad y sentido de la existencia, con frecuencia se recurre al pensamiento oriental como referente al antiguo arte de conectar con la belleza de la vida. Pero vaya que puede ser complicado, en medio de un mundo constantemente en caos, estar todo el tiempo en “modo zen”.

Es cierto, los acontecimientos cotidianos nos confrontan con una realidad abrumadora y desafiante hasta cuando vamos en el tráfico intentando solo llegar a casa, luego de un rato de frenadas repentinas, evadir connatos de choque o casi nombrar a la santa madre de cualquier imprudente persona que osa atravesársenos.

Si, todo es más que estar siempre en paz y sin reaccionar al conflicto. No obstante, esto es justo de lo que se trata: experimentar los sucesos diarios sin apegarse a la tentación del drama o a la adrenalina de los problemas. El control y la reacción, también pueden ser adictivos.

La filosofía taoísta del Wu Wei se refiere a este tema. Significa “la no acción”, pero no en un sentido de pasividad o de conformismo, sino de soltar y de fluir ante cualquier situación, de forma natural y sin forzar nada. Ser flexible, estar en el presente y no luchar contra lo que no se puede cambiar, solo esperar y seguir adelante como “el agua del río que fluye”.

Y aquí viene el verdadero reto. Como no se trata de pasividad, pero si de estar en paz, no se trata de quedarse en la quietud, sino de seguir el movimiento natural de los acontecimientos, entonces es buscar el justo medio para lograr equilibrio.

Encontré sobre esto algo más occidental que resonó con mi intención de transmitir esta idea. Se le llama FOMO (Fear of missing out) que podría traducirse como: esa sensación de estarse perdiendo de algo “interesante”, así que ante esa intranquilidad, el intento de recuperar el control se vuelve inminente y perdemos de nuevo la conexión con la profundidad y el estar presente. Caemos continuamente en la urgencia de “hacer”, de controlar, de participar, aunque sea desde el teléfono celular.

Seguir el Wu Wei podría implicar también decir No a algunas cosas, situaciones, a personas, a los impulsos, a las reacciones. Se trata más bien de elegir lo que es verdaderamente importante; de lo que le agrega valor a nuestra vida, de explorar las posibilidades cuando las circunstancias son propicias y crear nuevas para sostener un flujo continuo.

La paciencia se considera también una virtud, de ese modo podemos comprender mejor la oportunidad correcta para actuar en el momento adecuado. “Esperar hasta que el barro se asiente”, afirma el Tao. Así que parar de vez en cuando es necesario. Aunque Ir hacia adentro puede ser un viaje aterrador, también podría significar un maravilloso descubrimiento personal en medio del caos.


Ya lo decía el propio Lao Tsé: “Si hay tormenta déjala rugir, si hay silencio, algo surgirá”.