/ sábado 3 de febrero de 2024

La filoxera y el amor verdadero

Una de las historias más interesantes sobre el vino es la que sucedió con la plaga de la filoxera, en 1900, en Europa. Resultó que casi todos los viñedos fueron atacados por un pulgón que se comió las raíces de las parras. Nadie supo de dónde salió, pero se multiplicaba sin control y acababa con los viñedos en menos de un año. Los pueblos, dedicados al vino, se volvieron fantasmas, hubo desgracias y pobreza, los gobiernos daban recompensas a quien descubriera cómo eliminarla. Un biólogo viajó a Estados Unidos, vio que la vid americana era inmune, y entendió que el pulgón se había trasladado cuando llevaron parras americanas a Europa. Luego propuso que se injertaran los viñedos con la parra americana.

El vino siempre viene con una historia, se comienza hablando de uvas y etiquetas y continua con los amores que pudieron ser y no fueron, ya con una copa se amplían los recuerdos, las intenciones y las perspectivas y le da a una por pensar en el amor verdadero. Pero, bueno, también le quería decir que la experiencia de probar un vino comienza con observar su color, percibir sus aromas y, finalmente, probarlo. Al paladearlo tenemos que coordinar las palabras con las papillas gustativas para poder decir: encuentro notas de frambuesas, de humedad, de hierro, de ciruelas cortadas a las cinco de la mañana.

Por eso le digo que toda copa de vino viene con una historia, a veces es la propia, esa en la que descubrimos que el amor verdadero no se busca, porque ya lo traemos dentro, depende de nosotros estimularlo y a veces obligarlo a salir, darlo y ser felices, practicando una y otra vez la virtud de la tolerancia y el perdón. Y si no puede perdonar tómese doble copa de vino o, ya de perdis, póngase hielo en el cerebro, pero sea feliz y no deje que la filoxera se coma sus raíces.

Búsqueme en Face como Vinícola Diez González y le platico más historias, todas de ese amor verdadero.

Una de las historias más interesantes sobre el vino es la que sucedió con la plaga de la filoxera, en 1900, en Europa. Resultó que casi todos los viñedos fueron atacados por un pulgón que se comió las raíces de las parras. Nadie supo de dónde salió, pero se multiplicaba sin control y acababa con los viñedos en menos de un año. Los pueblos, dedicados al vino, se volvieron fantasmas, hubo desgracias y pobreza, los gobiernos daban recompensas a quien descubriera cómo eliminarla. Un biólogo viajó a Estados Unidos, vio que la vid americana era inmune, y entendió que el pulgón se había trasladado cuando llevaron parras americanas a Europa. Luego propuso que se injertaran los viñedos con la parra americana.

El vino siempre viene con una historia, se comienza hablando de uvas y etiquetas y continua con los amores que pudieron ser y no fueron, ya con una copa se amplían los recuerdos, las intenciones y las perspectivas y le da a una por pensar en el amor verdadero. Pero, bueno, también le quería decir que la experiencia de probar un vino comienza con observar su color, percibir sus aromas y, finalmente, probarlo. Al paladearlo tenemos que coordinar las palabras con las papillas gustativas para poder decir: encuentro notas de frambuesas, de humedad, de hierro, de ciruelas cortadas a las cinco de la mañana.

Por eso le digo que toda copa de vino viene con una historia, a veces es la propia, esa en la que descubrimos que el amor verdadero no se busca, porque ya lo traemos dentro, depende de nosotros estimularlo y a veces obligarlo a salir, darlo y ser felices, practicando una y otra vez la virtud de la tolerancia y el perdón. Y si no puede perdonar tómese doble copa de vino o, ya de perdis, póngase hielo en el cerebro, pero sea feliz y no deje que la filoxera se coma sus raíces.

Búsqueme en Face como Vinícola Diez González y le platico más historias, todas de ese amor verdadero.