/ sábado 16 de marzo de 2024

La insoportable levedad del vino

El vino es un ser vivo en constante evolución, dentro de una barrica o en la botella están sucediendo procesos de maduración que darán aromas y sabores específicos que nos puede resultar en un vino muy complejo, fino, largo en el paladar.

Hay cuatro tipos de maduración en el vino, pueden ser Jóvenes, Crianza, Reserva o Gran Reserva. Se le llama Joven, cuando pasa del tanque a la botella, no conoce la barrica y es para consumirse en dos años o un poco más, sus aromas no están tan refinados y en boca puede faltarle terciopelo. Es como un joven impetuoso y arrebatado.

Se les llama Vinos de Crianza cuando los metemos a barrica 6 meses, luego le damos año y medio evolucionando en la botella. Los Crianza son mis preferidos porque no corren el riesgo de que los sabores y aromas de la barrica superen la esencia del vino.

Los Reserva son vinos refinados, metidos en barrica por un año, luego se embotellan y durarán 3 años más en botella para que acaben de evolucionar.

Finalmente están Los Gran Reserva, yo diría, de estos vinos, que son seleccionados desde el campo, desde que el racimo de la uva cuelga en la parra y se le nota que su intensidad servirá para hacer un Gran Reserva. Los Gran Reserva durarán 2 barricas y 3 en botella. Las personas también pudiéramos ser medidas con esa escala, tal vez yo sea Gran Reserva, digo, por mi edad.

Lo que a mí me gusta del vino es el ritual para degustarlo, un momento presente con la pareja, los amigos o la familia que no volverá a repetirse y que nos presenta a esas otras personas en una dimensión distinta, con su humanidad y vulnerabilidad expuesta a la segunda copa. A mí me sucedió que con un Peña de Bernal, confiada como soy, revelé algo muy personal y luego fui traicionada, bueno pero eso es el riesgo de las personas francas como su servidora. Defecto norteño, tal vez. Yo, como la ranita del meme, quisiera ser como esas personas que sienten una cosa y expresan otra, luego recuerdo los millones que le pagué al psicólogo para aprender a decir lo que siento, y se me pasa. La congruencia cuesta.

Pero le decía, en nuestro caso, que hacemos vino joven, le ponemos directo al tanque, en blocks de madera de roble francés, aproximadamente 6 meses, con eso logramos tersura y suavidad.

Mi recomendación: si quiere seguir vibrando alto nunca tome más de dos copas, finalmente tiene alcohol y el exceso suelta la mente, si le sucede no se preocupe se puede unir a mi club de traicionados por una copa de blanco de Peña de Bernal, bueno por dos, ¿o fue toda la botella?


El vino es un ser vivo en constante evolución, dentro de una barrica o en la botella están sucediendo procesos de maduración que darán aromas y sabores específicos que nos puede resultar en un vino muy complejo, fino, largo en el paladar.

Hay cuatro tipos de maduración en el vino, pueden ser Jóvenes, Crianza, Reserva o Gran Reserva. Se le llama Joven, cuando pasa del tanque a la botella, no conoce la barrica y es para consumirse en dos años o un poco más, sus aromas no están tan refinados y en boca puede faltarle terciopelo. Es como un joven impetuoso y arrebatado.

Se les llama Vinos de Crianza cuando los metemos a barrica 6 meses, luego le damos año y medio evolucionando en la botella. Los Crianza son mis preferidos porque no corren el riesgo de que los sabores y aromas de la barrica superen la esencia del vino.

Los Reserva son vinos refinados, metidos en barrica por un año, luego se embotellan y durarán 3 años más en botella para que acaben de evolucionar.

Finalmente están Los Gran Reserva, yo diría, de estos vinos, que son seleccionados desde el campo, desde que el racimo de la uva cuelga en la parra y se le nota que su intensidad servirá para hacer un Gran Reserva. Los Gran Reserva durarán 2 barricas y 3 en botella. Las personas también pudiéramos ser medidas con esa escala, tal vez yo sea Gran Reserva, digo, por mi edad.

Lo que a mí me gusta del vino es el ritual para degustarlo, un momento presente con la pareja, los amigos o la familia que no volverá a repetirse y que nos presenta a esas otras personas en una dimensión distinta, con su humanidad y vulnerabilidad expuesta a la segunda copa. A mí me sucedió que con un Peña de Bernal, confiada como soy, revelé algo muy personal y luego fui traicionada, bueno pero eso es el riesgo de las personas francas como su servidora. Defecto norteño, tal vez. Yo, como la ranita del meme, quisiera ser como esas personas que sienten una cosa y expresan otra, luego recuerdo los millones que le pagué al psicólogo para aprender a decir lo que siento, y se me pasa. La congruencia cuesta.

Pero le decía, en nuestro caso, que hacemos vino joven, le ponemos directo al tanque, en blocks de madera de roble francés, aproximadamente 6 meses, con eso logramos tersura y suavidad.

Mi recomendación: si quiere seguir vibrando alto nunca tome más de dos copas, finalmente tiene alcohol y el exceso suelta la mente, si le sucede no se preocupe se puede unir a mi club de traicionados por una copa de blanco de Peña de Bernal, bueno por dos, ¿o fue toda la botella?