/ viernes 3 de abril de 2020

La injusticia en el país


“Cuando la política empieza a manipular las leyes y aún la Constitución, estamos en problemas. La ley se convierte en un instrumento de la injusticia”.


La injusticia hace que el ciudadano pierda la conciencia entre lo que está bien y lo que está mal. Sin embargo, todos sabemos que ninguna sociedad puede subsistir a menos que las leyes sean respetadas. Hoy en día, en nuestro estado, también queda claro que los únicos en sufrir las consecuencias de sus actos son los delincuentes de bajos estratos sociales, o peor aún, personas sin delito que rápidamente los convierten en culpables. Cualquier otro, se sale con la suya, sin problemas, trátese desde narcotráfico hasta pasarse los altos en rojo.


Cuando la ley y la moralidad se contradicen, el ciudadano tiene la cruel alternativa entre perder su sentido moral o perderle respeto a la ley. Estos dos males tienen las mismas consecuencias y cada vez es más difícil escoger entre una y otra.


La naturaleza de la ley es mantener y alentar la justicia. Tan es así, que en la práctica los ciudadanos pensamos que son la misma cosa. Casi todos pensamos que si algo es legal también es algo “justo”. Hemos llegado a pensar que las cosas son justas solo por ser legales. Con frecuencia, el simple acto de inactividad o voltear la cara por parte de las autoridades, convierte un delito en algo “legal” de hecho, aunque a veces no de nombre. La verdad es que algo no se convierte en justo solo por ser ley. Sin embargo, aún en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, algunos opinan que la justicia debe tener prioridad sobre la ley.


Cuando la política empieza a manipular las leyes y aún la Constitución, estamos en problemas. La ley se convierte en un instrumento de la injusticia. Los reos recientemente liberados local y nacionalmente ¿han sido realmente inocentes y estuvieron años en reclusión injustamente?; ¿o quizá son realmente culpables y se aprovechó la ley para dejarlos en libertad cometiendo con esto una injusticia con la sociedad?


En el pasado, y sobre todo en la actualidad con un gobierno de 4a, parece ser que “la ley” ha puesto un sinnúmero de jueces, policías, diputados y senadores al servicio del mal; trata a la víctima cuando se defiende, como criminal. Todo mundo tiene su límite y las personas de bien ya están llegando a su límite.


El dinero fácil, la rapiña, se da en nuestro medio, bajo diversas formas; ya sea bajo la sábana del delito protegido por las autoridades que se hacen de la vista gorda, como socios, o apoyado directamente por las leyes. No podremos subsistir mucho tiempo más como sociedad ordenada si esto continúa así.


Tenemos pocas opciones para darle una solución adecuada y creíble a la sociedad y en nosotros está la decisión. Una de ellas es que los pocos sigan abusando de las mayorías, como se está dando. Otra es que todo mundo abuse de todo mundo, como se también se da en la actualidad. La última es que nadie abuse de nadie. ¿Por cuál nos decidimos?


“Cuando la política empieza a manipular las leyes y aún la Constitución, estamos en problemas. La ley se convierte en un instrumento de la injusticia”.


La injusticia hace que el ciudadano pierda la conciencia entre lo que está bien y lo que está mal. Sin embargo, todos sabemos que ninguna sociedad puede subsistir a menos que las leyes sean respetadas. Hoy en día, en nuestro estado, también queda claro que los únicos en sufrir las consecuencias de sus actos son los delincuentes de bajos estratos sociales, o peor aún, personas sin delito que rápidamente los convierten en culpables. Cualquier otro, se sale con la suya, sin problemas, trátese desde narcotráfico hasta pasarse los altos en rojo.


Cuando la ley y la moralidad se contradicen, el ciudadano tiene la cruel alternativa entre perder su sentido moral o perderle respeto a la ley. Estos dos males tienen las mismas consecuencias y cada vez es más difícil escoger entre una y otra.


La naturaleza de la ley es mantener y alentar la justicia. Tan es así, que en la práctica los ciudadanos pensamos que son la misma cosa. Casi todos pensamos que si algo es legal también es algo “justo”. Hemos llegado a pensar que las cosas son justas solo por ser legales. Con frecuencia, el simple acto de inactividad o voltear la cara por parte de las autoridades, convierte un delito en algo “legal” de hecho, aunque a veces no de nombre. La verdad es que algo no se convierte en justo solo por ser ley. Sin embargo, aún en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, algunos opinan que la justicia debe tener prioridad sobre la ley.


Cuando la política empieza a manipular las leyes y aún la Constitución, estamos en problemas. La ley se convierte en un instrumento de la injusticia. Los reos recientemente liberados local y nacionalmente ¿han sido realmente inocentes y estuvieron años en reclusión injustamente?; ¿o quizá son realmente culpables y se aprovechó la ley para dejarlos en libertad cometiendo con esto una injusticia con la sociedad?


En el pasado, y sobre todo en la actualidad con un gobierno de 4a, parece ser que “la ley” ha puesto un sinnúmero de jueces, policías, diputados y senadores al servicio del mal; trata a la víctima cuando se defiende, como criminal. Todo mundo tiene su límite y las personas de bien ya están llegando a su límite.


El dinero fácil, la rapiña, se da en nuestro medio, bajo diversas formas; ya sea bajo la sábana del delito protegido por las autoridades que se hacen de la vista gorda, como socios, o apoyado directamente por las leyes. No podremos subsistir mucho tiempo más como sociedad ordenada si esto continúa así.


Tenemos pocas opciones para darle una solución adecuada y creíble a la sociedad y en nosotros está la decisión. Una de ellas es que los pocos sigan abusando de las mayorías, como se está dando. Otra es que todo mundo abuse de todo mundo, como se también se da en la actualidad. La última es que nadie abuse de nadie. ¿Por cuál nos decidimos?